El Perú se comprometió a reducir en 30% sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta el año 2030 y fortalecer sus políticas de adaptación a los impactos del cambio climático, en sintonía con el Acuerdo de París, logrado en diciembre de 2015.
Según el documento sobre las
Contribuciones Nacionales frente al Cambio Climático, entregadas por Gobierno peruano a las Naciones Unidas en setiembre de 2015, este
compromiso surgió de una iniciativa en cuya formulación participaron los sectores público y privado relacionados a la industria, energía, bosques, agricultura, transporte y gestión de residuos, áreas sobre las cuales se realizarán acciones concretas en proyectos o actividades que se desarrollarán para cumplir la meta del Perú al 2030. Asimismo, es resultado de un intenso proceso participativo que incluyó un proceso de consulta pública con la ciudadanía.
La implementación del
compromiso asumido por el Perú frente al cambio climático y al
Acuerdo de París permitirá seguir impulsando la promoción, formulación e implementación de acciones complementarias y sinérgicas de mitigación y adaptación, tanto para cumplir con las responsabilidades éticas a nivel nacional e internacional, como para mantener una economía altamente competitiva acorde a las nuevas tendencias mundiales.
Del mismo modo, se buscará maximizar los beneficios sociales y ambientales derivados de sectores productivos eficientes e inclusivos, a través del uso sostenible de los recursos naturales.
El Perú registra bajas emisiones por persona y totales, con un porcentaje de participación de solo 0.3% sobre el total de emisiones mundiales, de las cuales aproximadamente la mitad se originan en el uso y cambio de uso del suelo y la silvicultura.
Sin embargo, es un país vulnerable a los impactos del cambio climático, lo que se evidencia en la ocurrencia de eventos naturales como El Niño Costero, cuyos estragos (lluvias intensas, huaicos, deslizamientos, desbordes e inundaciones) afectan a muchas regiones, así como las heladas en las zonas altoandinas y los friajes en la selva.
A ello se suma la acción del ser humano con actividades ilegales y nocivas para el medioambiente y los recursos naturales, como la deforestación ocasionada por la tala y la minería ilegal.
Crecimiento económico y cambio climático
El Perú ha vivido durante más de diez años un crecimiento económico que ha contribuido a reducir la pobreza, y ese crecimiento ha permitido importantes avances en la inclusión social, dotando de servicios básicos de salud, educación, infraestructura y otros. Ello se ha hecho en paralelo con en el cumplimiento de sus compromisos internacionales y de acciones internas frente al condicionamiento que impone el cambio climático.
De esta manera, se han venido ejecutando proyectos innovadores, recursos domésticos y con aportes de la cooperación internacional, en diversas regiones y sectores para probar y ampliar sistemas y estrategias para enfrentar el cambio climático incrementando la resiliencia social y física del territorio.
Paralelamente, se han impulsado iniciativas que han permitido la transformación de la matriz de consumo y generación energética nacional a través del cambio de combustible a gas natural, y el fomento paralelo de la incorporación de energías renovables, que ha logrado que actualmente ya operen centrales eólicas, solares y de biomasa conectadas al Sistema Eléctrico Interconectado Nacional, entre otros ejemplos.
Áreas naturales protegidas
El Perú cuenta con 84 de las 117 zonas de vida existentes en el mundo. Este factor puede determinar que, aún en el más moderado escenario de cambio climático, el crecimiento potencial del país se vea afectado negativamente, dado que varias actividades de gran potencial económico dependen de los recursos ecosistémicos que esta diversidad provee, como los sectores energético, agricultura, ganadería y turismo.
También estima que solo el 3% de la deforestación ocurrida en el período 2000-2013 se dio en Áreas Naturales Protegidas. Es decir, estas áreas permiten controlar y evitar el avance de la deforestación en la Amazonía, y reducir la emisión de carbono como resultado de actividades económicas alternativas y sostenibles.
Según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el 57.3% del territorio peruano es ocupado por bosques. Son 73.6 millones de hectáreas, de las cuales el 94% (69.3 millones de hectáreas) se encuentran en la selva.
Las regiones del Perú con mayor porcentaje de su territorio donde existen áreas naturales protegidas son Madre de Dios (45%), Tumbes (33%) y Pasco (27%). Las que tienen menor porcentaje son Apurímac y Ayacucho (0.2% cada una) y Moquegua (0.7%).
La mayor extensión de áreas naturales protegidas se encuentra en las regiones de Loreto (6.7 millones de hectáreas), Madre de Dios (3.8 millones de hectáreas) y Ucayali (2.2 millones de hectáreas). La menor extensión se ubica en Moquegua, Ayacucho y Apurímac.
(FIN) LZD/MAO