10:44 | Lima, feb. 15 (ANDINA).
En las afueras de Lima, a una hora, cruzando las milenarias ruinas de Pachacámac y el puente del río Lurín, se encuentra un paraíso que es celosamente protegido por los pobladores cercanos y cuyas maravillas se mantienen ocultas durante el verano, pero florecen con el frío del invierno: las Lomas de Lúcumo.
Este bello lugar muestra sus verdaderas riquezas entre agosto y noviembre, época en la que una densa neblina cubre la parte más alta de la zona, lo que genera gran dificultad para la visión. Sin embargo, esto no impide que moradores y turistas puedan admirar las exóticas plantas que crecen en esa temporada.
La representativa de la limeñidad, la flor de Amancaes; las begonias y las hojas de flor de trompeta –que aparecen durante el verano– son las principales atracciones en cuanto a flora. Sobre la fauna, los zorros, vizcachas y una gran variedad de aves (como los gavilanes y aguiluchos) dejan huellas en los visitantes.
Rastros
Durante el resto del año, el lugar se asemeja a un desierto de tierra y piedras; sin embargo, se pueden apreciar singulares rastros de vegetación que quedaron del invierno pasado.
Jacinto Mendoza, representante de turismo de Quebrada Verde (pueblo cercano que se encarga de conservar el lugar en óptimas condiciones), nos muestra estos atractivos.
Comenta que en 2003 se inauguró un circuito ecoturístico de las Lomas de Lúcumo y destacó que el primer año se recibió alrededor de mil 200 viajeros. Los visitantes no llegan solo durante el invierno, ya que por año se reciben a casi 200 escaladores de montaña durante el verano.
Las visitas no tienen fines turísticos exclusivamente, también son propicias para la realización de diversos estudios e investigaciones por parte de extranjeros y estudiantes de universidades o de escuelas.
“Los colegios pueden venir y realizar sus actividades ecológicas en estas lomas, al igual que las universidades. Todos los que estudian turismo llegan a hacer sus trabajos acá.”
“Además, el año pasado arribó una investigadora norteamericana y ahora tenemos dos voluntarios de Suiza que vienen porque les llama la atención la flor de Amancaes y la papaya silvestre, así como una planta para curar el sarpullido: el quebrollo santo”, comenta.
Muralla inconclusa
Hace poco, Mendoza y un grupo de pobladores se dieron con la sorpresa de que en la parte media de las lomas, a más de 250 metros sobre el nivel del mar, 40 obreros y una máquina Caterpillar cavaban una zanja que tenía una extensión de 300 metros. Esto causó un clima de zozobra entre los pobladores de Quebrada Verde, los cuales no habían sido avisados previamente de tales obras.
El mismo día, Mendoza se comunicó con el representante de la Asociación Atocongo –institución encargada de la parte social de Cementos Lima S.A.–, Armando Cassis, quien afirmó no tener conocimiento sobre tales trabajos. Por ende, las obras fueron paralizadas.
La Asociación Atocongo se encarga de que la relación entre los pobladores allegados a Lomas de Lúcumo y la empresa Cementos Lima sea armoniosa y estable. Por tal motivo, la empresa de cementos debe informar previamente a dicha asociación sobre cualquier trabajo que se piense realizar en la zona.
Al ser cuestionado sobre qué tipo de impacto tendría la culminación del muro, Mendoza indicó que este cortaría el circuito ecoturístico impidiendo el pase de turistas, y generaría una visión estética inapropiada.
“Al cortarse el circuito ecoturístico, también se estaría cortando la actividad económica principal de Quebrada Verde, que es el turismo. El poblado tiene planes para utilizar las ganancias obtenidas con el circuito en la mejora de los servicios sanitarios, educativos y otros que requiere el poblado”, manifestó.
Hitos y zanjas para un muro
El regidor de la municipalidad de Pachacámac, Alfredo López, informó que en 2005 Cementos Lima abrió una zanja de 400 metros de largo sin haber consultado antes a la comuna o a los pobladores de Quebrada Verde. Sin embargo, debido a los reclamos edilicios, la compañía tapó la zanja y solo quedaron algunos hitos de piedra como señalización.
El gerente general de la asociación Atocongo, Armando Casís, indicó que hubo inconvenientes en cuanto a las comunicaciones con la industria de cemento. Por ello, manifestó, la población no pudo ser informada antes del inicio de las obras.
Del mismo modo, el jefe de seguridad y planificación ambiental de Cementos Lima, Julio Roncal, dijo que el muro estaba siendo construido con la finalidad de proteger las Lomas de Lúcumo de posibles invasiones de terreno, ante un pedido de los moradores de Lúcumo (poblado vecino a Quebrada Verde).
Sin embargo, tras haberse realizado una reunión en conjunto entre los representantes de la municipalidad de Pachacámac, Quebrada Verde, Asociación Atocongo y Cementos Lima, se paralizaron temporalmente los trabajos.
En fecha próxima se volverán a reunir para plantear soluciones que protejan y mejoren el circuito ecoturístico, así como evitar invasiones.
Datos
Quebrada Verde cuenta con 500 pobladores, una escuela inicial y primaria, y una posta médica. El abasteci-miento de agua es limitado y solo alcanza para 250 personas.
Los moradores han evitado las invasiones que se han estado presentando desde hace muchos años, utilizando el apoyo legal y, en casos extremos, algunas medidas de fuerza.
El último intento de invasión se produjo hace menos de un mes, cuando 150 familias aprovecharon la ausencia policial y se establecieron en la parte baja de las lomas. Fueron retirados pacíficamente por los lugareños.
En 2002, un grupo de 300 personas provenientes de la comunidad de Yanavía invadió 12 hectáreas en la parte baja de las lomas. Ellos fueron retirados por los pobladores con el apoyo legal correspon-diente; sin embargo, no faltaron las medidas de fuerza debido a la fuerte oposición de los invasores.
(FIN) DOP
Publicado: 15/2/2009