El argentino Ricardo "el Tigre" Gareca ha pasado de ser el verdugo que privó a la selección de Perú de clasificar para el Mundial de México 1986 a ser el héroe que la llevó al de Rusia 2018, poniendo fin a un período, iniciado por él mismo, de 36 años sin presencia peruana en las copas del mundo.
Con el 2-0 sobre Nueva Zelanda conseguido este miércoles en la repesca intercontinental, Gareca ha entrado en el olimpo de la historia del fútbol peruano, donde hasta hace poco era recordado por ser el autor del gol que dejó a Perú sin jugar en México 1986 su
quinto mundial, mismo que disputará ahora en Rusia.
En 1985, ese tanto de Gareca hizo derramar lágrimas de impotencia entre los peruanos, al ser el autor del 2-2 entre Argentina y Perú, lo que dio a la Albiceleste la plaza para disputar la Copa del Mundo que acabaría levantando Diego Armando Maradona.
Hoy, 32 años más tarde, el Tigre ha hecho llorar de nuevo a los peruanos, pero esta vez de alegría, emoción y una euforia desbordantes en todo el país.
Entre uno y otro instante, el Tigre mantiene, a sus 59 años, casi la misma apariencia de su debut en 1978 con Boca Juniors, pues, conserva su característica e inconfundible melena rubia y su espigado porte de futbolista, por el que también le llaman el Flaco, cuya técnica saca a relucir en los entrenamientos.
Solo algunas arrugas más en su rostro hacen que habitualmente sea comparado en Perú con los cantantes estadounidenses Steven Tyler e Iggy Pop.
La compostura y serenidad son
otros rasgos esenciales en Gareca: ni una palabra más alta que la otra, siempre comedido en su discurso, amante del trabajo silencioso, sin dar lugar para el autobombo.
Quizás por eso apenas levantó ilusiones entre los peruanos cuando en marzo del 2015 asumió las riendas de la selección, cuyo banquillo había sido ofrecido antes a Marcelo Bielsa; pero el Tigre demostró que en solo tres meses era capaz de lograr resultados, al obtener el tercer puesto en la Copa América disputada en Chile.
El director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Juan Carlos Oblitas, lo escogió precisamente porque valoraba el gran rendimiento que le había sacado al Vélez Sársfield, con el que salió campeón de Argentina el 2013; además de ganar dos torneos Clausura el 2009 y 2011, y un torneo Inicial el 2012.
También se veía con buenos ojos que conociera el fútbol peruano tras su paso el 2008 por el club Universitario de Deportes, donde logró un torneo Apertura.
Sin embargo, las eliminatorias para el
Mundial de Rusia 2018 no comenzaron bien, con solo cuatro puntos en las primeras seis fechas, lo que fue pretexto para que recibiera las primeras críticas y su continuidad estuviera en entredicho; aunque pronto la federación ratificó su confianza en él.
Los ajustes
La Copa América Centenario sirvió para que efectuara profundos ajustes: prescindió de veteranos referentes como Claudio Pizarro y Juan Manuel Vargas, y conformó un equipo joven, basado en la ilusión y el compromiso por soñar a lo grande, sin recordar las aciagas tres décadas que llevaba Perú sin jugar un mundial.
Así inició una épica remontada en la que sacó 21 puntos en 11 partidos, con un equipo hecho a su imagen y semejanza, un bloque solidario, humilde, modesto, esforzado, comprometido y hambriento de triunfos, cuya histórica clasificación para la Copa del Mundo bien le vale al Tigre la redención por aquel gol.
La guinda del pastel la puso en la repesca, donde Perú derrotó por 2-0 a Nueva Zelanda en Lima, tras haber empatado sin goles en el partido de ida.
(FIN) EFE/RES
GRM
Publicado: 16/11/2017