Durante su niñez, Violeta Britney (ahora con 23 años) tuvo que dejar el colegio para hacerse cargo de su mamá, una mujer adulta a la que diagnosticaron esquizofrenia paranoide aguda, enfermedad mental que le impidió hacerse cargo de sus cuatro hijos.
Por ser la menor, Violeta se apegó más a su progenitora y salió a las calles de Santa Isabel, en el distrito de
Carabayllo, para vender dulces y caramelos y llevar el sustento económico al hogar. Sus hermanos mayores no lo hicieron, pero tampoco asumieron el cuidado emocional de la madre.
La buena labia de Violeta le permitió tener éxito en su informal negocio. “No me quedaba callada y tampoco ahora”, cuenta a la
Agencia Andina. Pero su precocidad le pasó la factura, pues en plena adolescencia presentó una crisis que la llevó al hospital. Al igual que su madre, le detectaron
esquizofrenia paranoide.
Hoy, junto a otras seis mujeres con el mismo problema de salud mental, Violeta habita el
Hogar Protegido de Carabayllo, un lugar para mujeres sin soporte familiar o abandonadas por sus seres queridos por sufrir esquizofrenia.
Allí, cada día que pasa recuperan su confianza y amor por la vida.
Este albergue abrió sus puertas el año 2015 y tiene una característica: brindar calor de un hogar a mujeres mayores de 18 años que padecen este mal, con un gran impacto social si no es atendido a tiempo.
Vanessa Herrera López, jefa del departamento de Atención integral de Desórdenes Mentales en la Comunidad del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado, que gestiona el hogar protegido, explicó más sobre esta enfermedad.
La persona experimenta mayores grados de discapacidad, rechazo de la familia que la estigmatiza por esa razón y la abandona después.
“A Violeta Britney pudimos aplicarle tratamiento oportuno y por eso no hubo deterioro de pensamientos y hoy está estable. Es emprendedora, proactiva, sale diariamente a vender sus chocotejas y estudia en un colegio de educación básica alternativa para terminar la secundaria que dejó por cuidar a su mamá”, comentó Herrera.
Las mujeres con este tipo de esquizofrenia son más vulnerables y muchas veces viven en la calle o nadie quiere hacerse cargo de ellas. Escuchan voces, tienen visiones, delirios de persecución, piensan que los demás quieren hacerle daño y no pueden dormir. "Eso les genera angustia”, precisó.
Herrera López indicó que estas personas necesitan un plan de tratamiento que debe cumplirse para siempre con el apoyo de la familia pues incluye fármacos, terapias individuales y grupales y talleres laborales para su reinserción social. Si se encuentran en abandono social, su deterioro es seguro, precisó.
Historia de fe
Nancy, de 64 años, es otra paciente del hogar protegido. Antes, estuvo internada por haber incendiado su casa. Tenía el diagnóstico de la enfermedad, pero dejó de medicarse a pesar de tener antecedentes familiares de bipolaridad, lo que le produjo una fuerte crisis.
Su madre y hermana no quisieron hacerse cargo de ella. Antes de ese episodio, esta profesora de francés fue hospitalizada pero la abandonaron dos años, tiempo en que la rehabilitación la ayudó y se normalizó.
Nancy Palle, coordinadora del Programa Hogar Protegido, cuenta que su tocaya es muy gentil, activa colaboradora en la casa, sobre todo en la cocina, se preocupa por los demás. Es consciente de su enfermedad y eso ha servido para que valore el tratamiento.
Nancy, la residente, comparte su historia, su afición por todo tipo de comida que lleve papa y su amor por Dios. Pero también habla de su paz y serenidad que antes no tenía. Con dulce voz confiesa que una de sus pasiones es llenar pupiletras, y lo hace siempre.
Hogar para todas
Nataly es la más joven de las siete mujeres que viven en el hogar, diseñado especialmente como si fuera un verdadero hogar para que reciban los cuidados de profesionales de salud.
La timidez y el silencio que la acompañaron cuando llegó le han dado paso a la ilusión y la alegría. Su historia familiar tiene capítulos tristes y en el hogar ha aprendido a vivir su presente con esperanza.
Quiere ser psicóloga o enfermera. Y lo logrará, dice. Gracias a este hogar que le dio estabilidad, Violeta Britney y Nancy, ya pueden hacer planes. En la vida familiar que comparten, cada una cumple su función y responsabilidades, de acuerdo a cómo se organizan.
Con la protección residencial, inician su proceso de reinserción socio comunitaria que logran con el apoyo de las instituciones públicas y privadas del distrito: institutos técnicos, iglesia, programas sociales, bolsas de trabajo, centros de salud. El tratamiento es de puertas abiertas para fortalecer su autonomía pero también para involucrar a la población.
El
Hogar Protegido de Carabayllo es el primero de Lima Metropolitana y es gestionado también por la municipalidad de Carabayllo. En Iquitos existen cuatro con la misma fórmula de alianza pública y privada. En el Perú, la esquizofrenia paranoide afecta al 1 por ciento de la población nacional, 80 % del cual no accede a tratamiento oportuno o no lo continúa.
(FIN) SMS/RRC
JRA
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Publicado: 7/9/2017