Una misión de especialistas de la Organización para la Conservación del Oso de Anteojos en el Perú coloca cámaras en Laquipampa (Incahuasi) y Cañaris, a fin de estudiar el hábitat del páramo y los bosques húmedos montanos donde también reside y se reproduce el oso de anteojos, especie en peligro de extinción.
Así lo informó el director del Museo Nacional Sicán de Ferreñafe, arqueólogo Carlos Elera, quien precisó que la misión de especialistas está liderada por la bióloga canadiense Robyn Appleton.
En diálogo con la Agencia Andina, Elera indicó que en Lambayeque se ha documentado la presencia del oso de anteojos en zonas que protege el Estado y también en otras que mantienen una conectividad, pero no están protegidas.
“Se trata de que esos espacios sean también protegidos por las comunidades, que deben estar capacitadas para que el tema de la conservación se transforme en una de las razones principales de sus objetivos en el área donde residen”, comentó.
Recordó que en el caso de Batán Grande se han documentado 70 ejemplares del oso de anteojos. “Batán Grande representa al bosque seco ecuatorial y los humedales del mismo que vienen a ser los jagüeyes”, acotó.
Elera agregó que en la parte media del valle de río La Leche se ha documentado una presencia notable de colonias de osos de anteojos. “A través de investigaciones científicas se tiene una idea clara del ciclo de reproducción, hábitos de vida, que se pueden ver en la página web de la SBC (Spectacled Bears Conservation Society) sobre los resultados de la investigación y los trabajos que se realizan con las comunidades rurales de Batán Grande como de la parte alta de Laquipampa, en el distrito de Incahuasi”, manifestó.
El especialista sostuvo que las colonias de osos de anteojos que viven en Batán Grande pueblan zonas que han sido declaradas también Patrimonio Cultural de la Nación, porque hay contextos arqueológicos.
“Es una doble misión proteger a esta especie en peligro de extinción y, por otro lado, salvaguardar un rico patrimonio cultural que se puede ver en las quebradas y cadena montañosa donde están los jagüeyes, y donde reside y se reproduce el oso de anteojos”, resaltó.
Tras confirmar la inexistencia de cazadores furtivos en el área, explicó que ello responde a que las comunidades rurales ya tienen conocimiento de la importancia del oso de anteojos y comunican inmediatamente cuando se intenta causar daño a esta especie o al patrimonio arqueológico.
El especialista destacó la importancia de que el Estado peruano haya publicado el documento de conservación de esta especie de úrsido, que será afinado con el tiempo; pero eso conlleva a que las comunidades cuiden a esta especie que, en un futuro, para ellas será importante porque se sabe en qué momento del año durante el ciclo de la reproducción consumen el zapote, especie botánica oriunda del ecosistema del bosque seco ecuatorial.
“La presencia del oso de anteojos se puede visualizar desde puntos estratégicos y eso va a implicar un turismo especializado, que va a conducir a que las comunidades rurales se beneficien con la conservación de esta especie”, concluyó.
(FIN) SDC/LZD
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