Por Harold Moreno LunaEngañar al cuerpo. Ese es el objetivo de las vacunas. Estas son, por lo general, versiones parciales, modificadas o parecidas de los agentes que causan enfermedades. En el Perú, científicos peruanos trabajan en una propuesta para enfrentar la pandemia del COVID-19.
Ante una vacuna, el cuerpo crea anticuerpos para enfrentar al elemento externo, pero no se enferma realmente. Luego, cuando la enfermedad real quiera atacar al cuerpo, una capacidad maravillosa —llamada memoria inmunológica— permite al organismo volver a crear estos anticuerpos. El sistema inmune, preparado, vence. Así es como las vacunas evitan la enfermedad.
Para crear una vacuna se debe conocer el agente que causa la enfermedad, cómo es físicamente y cómo ataca. En el caso del SARS-CoV-2, el
coronavirus que causa COVID-19, y sobre la base de las investigaciones realizadas hasta el momento, equipos de todo el mundo han comenzado a diseñar vacunas. Algunos, incluso, ya han iniciaddo las pruebas clínicas en personas.
Un equipo peruano hace lo propio. Biólogos de la Universidad Peruana Cayetano Hereda y de Farvet, una empresa que tiene experiencia en el desarrollo de vacunas y medicamentos veterinarios, han diseñado una vacuna para COVID-19 y, en algunas semanas, tendrán listo el primer lote para hacer las pruebas en animales.
Se trata de un trabajo que, de llevarse a cabo exitosamente, podría ayudar a prevenir la enfermedad y a reducir la dependencia de otros países cuando existan tratamientos o vacunas.
Una mano fantasma
El coronavirus SARS-CoV-2 es como una pelota cuya superficie tiene estructuras que sobresalen, formando su "corona". En su extremos, estas estructuras proteicas tienen una proteína externa conocida como S o Spike.
"Si quisiéramos verlo gráficamente, el virus tiene brazos. Este brazo tiene la proteína
Spike. Es como una manito del brazo. Y, esa mano, su forma y sus propiedades físico químicas tienen la propiedad de agarrarse fuertemente de ACE2, que es una proteína presente en las células humanas. Cuando la manito se agarra del receptor ACE2, la célula responde y se traga el virus. De esta manera el virus ingresa", explica a la
Agencia Andina Mirko Zimic, jefe del Laboratorio de Bioinformática de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
¿Se acuerdan de la serie Los locos Addams? En ella, una mano sin cuerpo, pero con vida propia, actúa como si fuera una persona más. La vacuna peruana funcionaría de forma similar. Se usarán las "manos" del virus como vacuna para buscar una respuesta inmune. Si es inmune a esta "mano", el cuerpo la neutralizará y así evitará que el virus ingrese a las células, y la enfermedad no se desarrollará.
Además de usar esta "mano" como vacuna, se hará otras pruebas similares. "También tenemos otra vacuna que es el brazo completo; otra, solo el antebrazo. Realmente, no vamos a probar una sola variante. Va a haber varios antígenos que se van a evaluar", dice Zimic.
Insectos al rescate
El principio es sencillo, pero el trabajo es más complejo. Las proteínas del virus no están solas, sino que están acompañadas de carbohidratos por un proceso conocido como glicosilación, que ocurre de manera natural cuando el virus infecta a la célula. La glicosilación es necesaria para que la proteína, al ser usada como vacuna, despierte una respuesta inmune deficiente.
Es ahí donde algunos insectos entran a escena. Los baculovirus son unos virus que afectan a insectos. El plan es infectar a insectos con baculovirus para generar la glicosilación. Luego, se eliminan las células de insecto y el baculovirus y quedan los carbohidratos necesarios para acompañar a la "mano".
La decisión de usar insectos se debe a que el patrón de glicosilación de células humanas y de insectos es muy parecido. Además, es una técnica que ya ha usado antes, y con éxito, la empresa Farvet.
Pruebas seguras en animales
El trabajo con insectos se está realizando de forma externa, y el doctor Zimic espera que los baculocitos lleguen a fin de mes. Luego, estima que les tomará dos semanas más tener listo el primer lote de la vacuna. "En ese momento estaríamos en la capacidad de probarlas en ratones y en monos".
Las pruebas buscan evaluar, fundamentalmente, dos aspectos: la seguridad (que la vacuna no haga daño) y la inmunogenicidad (que despierte la respuesta inmune deseada).
Para evaluar la seguridad de la vacuna se debe observar a los animales que la reciban. Para evaluar la respuesta inmune, y garantizar que esta mata al virus, se debe analizar la sangre de los sujetos de prueba.
"Eso último (los ensayos con el virus), no los podemos hacer en el país, no tenemos la seguridad para hacerlo. Pero hay instituciones extranjeras que ofrecen esto como un servicio. A los animales no vamos a infectarlos con el virus. Solamente vamos a inmunizarlos, ver que no se enfermen y que generan anticuerpos contra la vacuna", aclara Zimic.
Luego, el mismo proceso se realizaría con un grupo de voluntarios humanos: se probará la vacuna y se analizará su sangre para verificar que mata al virus.
Vacuna personalizada
Es parte de la naturaleza de los virus el mutar constantemente, ya que puede haber errores o cambios genéticos cada vez que se replica dentro de una persona. Aunque los cambios registrados del SARS-CoV no son muy grandes aún, ya existen por lo menos ocho clados o grupos génicos del virus.
Conocer
qué tipo o tipos de coronavirus tenemos en el Perú es fundamental para el diseño o adquisición de futuras medicinas y vacunas, ya que no todos los tratamientos podrían ser igual de eficaces en todos los tipos de SARS-CoV-2.
Es un aspecto importante que no ha sido dejado de lado por los biólogos de la UPCH y de Farvet. "La vacuna que estamos diseñando está personalizada para la genética del virus que está rondando en el Perú. Nosotros estamos además muy relacionados con las cepas que circulan en España", refiere Zimic.
Como ya informamos antes, recientemente un equipo del Instituto Nacional de Salud ha secuenciado el genoma del nuevo coronavirus en uno de los primeros pacientes peruanos, y ha identificado a qué clado genético pertenece. Además, ya se está comenzando a hacer lo mismo con muestras más recientes para identificar las cepas que hay en el país.
Más que una vacuna, independencia
Se desconoce qué pasará en el futuro. El virus puede mantenerse relativamente estable, o mutar al punto que, incluso teniendo una vacuna, sea necesario reformularla cada año para que siga funcionando.
"Como país, creo que tenemos el derecho de buscar lo mejor para nuestra sociedad. Tenemos (también) el interés de tener una planta de producción de vacunas local que, con apoyo del Estado, pueda abastecerse la necesidad de la toda la población peruana", añade.
Zimic ha sido reconocido antes por diseñar un algoritmo que permite detectar anemia en niños solo con un teléfono inteligente, y por liderar el proyecto de creación de un microscopio invertido a bajo costo para la detección de tuberculosis multidrogorresistente en lugares de bajos recursos.
Hoy, junto a colegas de la UPCH y Farvet, ha postulado al concurso Proyectos Especiales: Respuesta al COVID-19 del
Concytec para obtener más recursos para el proyecto.
"¿Por qué no pensar que Perú pueda producir sus propias vacunas? Se necesita ahí el esfuerzo y el compromiso del
Estado peruano para apoyar, pensar en el futuro", dice.
Published: 4/9/2020