Arqueólogos cusqueños iniciaron excavaciones en el parque arqueológico de Sacsayhuamán, para descubrir las chinkanas o túneles subterráneos Inca. La cuidadosa remoción es bajo un espacio pétreo considerado como un Templo a la Pachamama, madre tierra.
Después de 45 días y desplazamientos en cinco unidades de excavación, Jorge Calero Flores, Mildred Fernández Palomino y un equipo multidisciplinario del Proyecto Chinkana, se constituyeron a metros del sector “Suchuna” o rodadero, donde a menos de un metro bajo tierra y rocas estaría el ingreso a los enigmáticos pasajes.

“Estamos seguros del descubrimiento de la chinkana porque tenemos todas las evidencias históricas y científicas que lo van demostrar”, afirmó el arqueólogo Jorge Calero a la Agencia Andina, acompañado de su grupo y un georradar que ingresa y sale de una misteriosa caverna.
Según relata, el espacio es sagrado, existen rocas con escalones invertidos cuidadosamente labrados, sobre las cuales había la cabeza, probablemente de un reptil. El lugar fue dinamitado por una exautoridad política en el siglo XIX, con el fin de cubrir el acceso al subsuelo.
“En un documento del siglo XVI, Martín de Murúa (1590) indica en su libro ‘Historia General del Perú, Origen y Descendencia de los Incas’, que el Inca Huayna Qhapaq hizo por amor a su esposa un templo que tenía una forma diabólica, era la cabeza de una serpiente con la boca abierta”, explica y revela que los estallidos de explosivos provocaron la caída y daños la boca del pasaje subterráneo.

“La chinkana fue dinamitada en 1841 a 1842. George Squier (1877) en su libro ‘Un Viaje por Tierras Incaicas: Crónica de una expedición arqueológica 1863 – 1865’, relata que fue el general Miguel de San Román y Meza, subprefecto de Cusco, quien tapió la chinkana, y esta queda bajo un risco cerca al rodadero (suchuna). Estamos a menos de 30 metros del rodadero”, subraya Calero y revela que hubo intención de otros investigadores en hallar la entrada a los pasajes, pero no tuvieron la suficiente documentación.
Calero sostiene que el templo en “homenaje a la feminidad”, “templo H”, también fue un importante estelario, específico para los equinoccios y solsticios “las rocas escalonadas están alineadas al 21 de setiembre y al 21 de marzo, la parte de allá está alineada al 21 de junio, la parte de atrás, del pasaje, al 21 de diciembre”, asegura.
Refiere, también, que sobre una roca gigante los incas formaron una “V” para la astronomía “la ‘V’ sirve para para ver las estrellas en diferentes épocas del año. Se ven la corona boreal y constelación lira, que para nosotros es el Llamacancha y Orcochillay”, puntualiza.

Los arqueólogos confían que la investigación de décadas, y los permisos que obtuvieron, permitirán develar en un mes o un poco más, el acceso a la gran chinkana por Sacsayhuaman que conecta con el templo Inca del Qoricancha, en una distancia de 1,750 metros.
“Hay que aclarar que la entrada por el Qoricancha es una entrada conocida, un canal de televisión en 1985 entró y mostró; entonces ha habido una serie de investigaciones que se han realizado. Uniendo los dos puntos y leyendo los documentos históricos hemos podido marcar una ruta que ha sido confirmada con el georradar”.

El dispositivo muestra partes compactas y debajo están las cavidades de hasta dos metros de altura, y que no se trataría de un solo camino subterráneo, explica Mildred Fernández. Según el rastreo continuo, el pasaje subterráneo conectaba con los palacios Inca Kusikancha y Qoricancha.
Más túneles
“Hay hasta cuatro ramales, tres que pasan por la plaza de armas, y uno el arzobispado, las que en conjunto harían unos ocho kilómetros aproximadamente. Los documentos del siglo XVI y XVII indican que el inca salía de un lugar a otro, y que las chinkanas unían palacios y lugares sagrados. Las chinkanas no son rectas”, agregó Calero citando al Inca Garcilaso de la Vega, que advertía laberintos a los que era necesario acceder con cuerdas para no perderse.
Hallazgos accidentales
Los hallazgos de los túneles en la misma ciudad del Cusco, habrían ocurrido de forma accidental en diferentes épocas, según narró Calero, décadas atrás dos obreros cayeron al túnel durante la construcción de un colegio en el barrio de San Cristóbal (por donde surca el túnel), una piedra se rompió, y un ingeniero para evitar la intervención por entonces del Instituto Nacional de Cultura (INC), lo cubrió con una placa de cemento. Similar evidencia de un tramo del pasaje existe en el colegio de Señoritas Las Mercedes, próximo al Qoricancha y que fue evidenciada por las alumnas.

Los arqueólogos aseguran que hay varias entradas a los pasajes subterráneos, y ahora buscan mostrarlo de manera científica, técnica y con cuidado “adentro puede haber presencia de madera, tela que con el cambio de atmósfera pueden verse destruidos”, y que en el proceso preservan su salud ante emanación de gases tóxicos o presencia de hongos.
El túnel de los torreones
En la parte superior de los baluartes de Sacsayhuamán, de donde se aprecia la ciudad del Cusco en su plenitud, existen evidencias de las bases de torreones: Sayacmarca, Paucarmarca y Muyocmarca y bajo las mismas también hay pasajes y que están en proceso de ingresar.
“Garcilaso de La Vega hace referencia a estos tres torreones y también que se conectaba tanto por arriba como por debajo”, explica mientras su grupo realizan excavaciones en un espacio donde ya, en el 2002, el Ministerio de Cultura excavó y lo volvieron a cubrir “lo taparon, al parecer no tenían presupuesto y tampoco entendía de qué se trataba”, dijo.

Al momento se retiró tierra y llegó hasta unos dos metros y medio abajo, el espacio denota una gran grieta, que, de acuerdo a las investigaciones de la arqueóloga, conduce al túnel “hemos definido que efectivamente es una chinkana, es un túnel hecho por los Incas el cuál conecta el sector Sayacmarca con el Muyucmarca”, puntualiza.
Develar este espacio, aún con escombros, demandará un buen tiempo, a medida que acceden la tierra cede y lo hacen con sumo cuidado ante riesgos con el patrimonio e integridad física “Quizás sea un poco más profundo por la evidencia de tierra, nos falta excavar y determinar, quizá dentro de ello podría haber pasajes laterales, pero nos falta confirmar, estamos en pleno proceso”, finaliza.

Los trabajos en Sacsayhuamán, que atraen la curiosidad de los visitantes, se desarrollan con apoyo de las organizaciones Athanatos Foundation (EE.UU.), Ortoplas (España), Proceq, las asociaciones Asociación Punchao y Concejo de la Nación Inka, no obstante, la ciudadanía también puede apoyar y que la primera fundación, retribuirá aún más.