Andina

Conozca la belleza de Vinicunca, la montaña de siete colores de Cusco

Se ubica en la cordillera del Vilcanota, cerca del apu Ausangate

Cortesía: Peruska Chambi Echegaray

00:15 | Lima, nov. 17.

Por Peruska Chambi Echegaray

El cambio climático ha descubierto la belleza multicolor de estas montañas ubicadas en la cordillera del Vilcanota, en Cusco. Este año se lanzó una ruta turística que permitirá conocerlas y también disfrutar de su fauna.

La montaña Vinicunca se encuentra detrás del imponente nevado Ausangate, que forma parte de la cordillera de Vilcanota en el Cusco. Es un valle irrigado por el río Pitumarca que nace, precisamente, en la parte baja del Ausangate y que desemboca en el gran río Vilcanota.

El macizo pertenece a la comunidad campesina de Pampachiri, la cual colinda con los distritos de Pitumarca y Cusipata, en las provincias de Canchis y Quispicanchi.

Ruta de los qollas


Su nombre proviene de dos voces quechuas: “Wini”, por las piedras negras redondeadas y pesadas que abundan en la zona, a las que les llamaban “wini rumi” (piedra). La segunda es “Kunka” que significa cuello, porque la estrechez del cerro se asemeja a un cuello de paso. Inicialmente, los arrieros del altiplano y los pobladores lo conocían como “Qolla Ñan” o “camino de los Qollas”.

Partimos de la ciudad de Cusco y pasamos por las localidades de Andahuaylillas, Quiquijana y Checacupe. Este último pueblo conserva un puente inca muy interesante y en su iglesia se guardan cuadros de la escuela cusqueña, en especial de uno de sus máximos representantes: Diego Quispe Tito. Lamentablemente, el templo no siempre está abierto al público.

Ascenso a pie

Luego de tres horas en auto o bus de turismo llegamos a Pitumarca, lugar en el que se encuentra la comunidad de Qheshiuno, punto de inicio de la caminata.

El ascenso a pie dura una hora, aproximadamente, hasta llegar a una estación de caballos donde los arrieros siempre están dispuestos a ayudar con el ascenso. El precio por el servicio oscila entre los 70 y 90 soles por ida y vuelta o la mitad si desea solo un tramo.

Los caballos nos llevan hasta cierto punto en la subida. Luego tenemos que subir a pie hasta llegar a la cúspide, a 5,200 metros sobre el nivel del mar, donde se encuentra un mirador. Desde allí podemos observar en todo su esplendor las montañas en una vista en 360 grados. Son los dominios del gran Apu Ausangate.


Además de la montaña Ausangate, en este complejo paisajístico también podemos contemplar la montaña Vinicunca, Siete Colores, Cerro Colorado o Arco Iris, nombrada así por su semejanza con los colores del arco iris.

Composición singular

A pedido de la comunidad de Pitumarca, la oficina de Paisaje Cultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura Cusco, elaboró un estudio para obtener información técnica sobre esta montaña y ofrecerla a los turistas.

El informe reveló que los colores de la montaña se deben a la composición mineralógica que tiene: el color rosado es por la arcilla roja, fangolitas (fango) y arilitas (arena). El blanquecino, por la arenisca cuarzosa color blanco. Los pardos, marrones y morados, por limonitas y margas, ricos en carbonato de calcio.

El rojo por compuesto por las arcilitas (hierro) y arcillas pertenecientes al terciario superior. El verde se debe al compuesto de filitas y arcillas ricas en ferro magnesiano. El pardo terroso es producto del fanglomerado compuesto por roca con manganeso perteneciente a la era cuaternaria. Y el color amarillo mostaza por las areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados.



Todos estos colores son una maravilla de la naturaleza producto de formaciones geológicas. Al mismo tiempo es lugar mágico espiritual, seguramente admirado como lugar sagrado por pobladores de la zona.

Observamos que parte de la montaña Vinicunca tenía una línea de nieve encima. Los comuneros nos cuentan que estos grandes cerros fueron nevados en décadas pasadas. Ello explicaría por qué recién ahora se sabe de ellas. El calentamiento global las ha descubierto.

La ruta que recorrimos fue lanzada hace poco, en abril de este año, y la acogida del turista ha sido inmediata. Hoy es muy bien cotizada por las diversas agencias cusqueñas de turismo.

Todo el camino es muy interesante. Recorremos inmensos andenes preincas y durante el trayecto observamos manadas de alpacas, llamas y por las alturas a las vicuñas. De acuerdo al estudio elaborado por el antropólogo Rolly Gilmar Alcázar Holguín, en estos lugares también se puede encontrar zorros, zorrinos, huallatas, perdices, venados, vizcachas, cóndores y osqollos o gatos salvajes.

Las comunidades de Pitumarca y Pampachiri son las encargadas de velar por el cuidado de esta ruta. El municipio de Pitumarca cobra 10 soles para el ingreso por persona a las montañas. La suma les permite pagar el mantenimiento del lugar y de los silos. Ellos se han organizado para alquilar sus caballos a los turistas y brindar un servicio de guiado y acompañamiento para quien desee acampar.

Pese a que llegan alrededor de 600 turistas diariamente, no existe medidas de prevención y cuidado al visitante. Es fácil extraviarse ya que el camino aún no está señalizado, más aún en la noche.

Es imprescindible que la comunidad se organice mejor, implemente por ejemplo un registro de visitantes, y verificar si todos regresan del paseo. (Teodosio Huancachoque, alcalde de Pitumarca, está realizando el trámite para que el Cerro Colorado o Montaña Vinicunca sea declarada como “Reserva paisajística”).

La zona pese a la falta de condiciones, es ideal para pernoctar, porque toda la ruta está limpia. Pero si no se cuida y con el incremento de visitantes, el lugar corre peligro.

El Estado debería de estar presente y constantemente capacitar a los pobladores de la comunidad, no solo para el cuidado de las tierras sino también para evitar que vendan las mismas. Y sobre la minería, ya se ha manifestado la preocupación y el miedo que en algún momento se desarrolle, esperemos que las comunidades mantengan su deseo, de desarrollar el turismo en lugar de la minería.

Una de las milenarias tradiciones es realizar una ofrenda a la montaña. Nosotros llevamos unas hojas de coca y con fe y respeto, las entregamos al apu Ausangate. Una “coca-quinto” en agradecimiento por tan maravilloso paisaje y por permitirnos retornar sanos y salvos a Cusco. Allá dejamos nuestra ofrenda con la seguridad que muy pronto volveremos.

Sobre la montaña

La reserva paisajística tiene un área aproximada de 15,026 hectáreas. Su clima tiene una media de 13° grados celsius y baja a -5° grados en las noches.

Las agencias turísticas llevan desde el Cusco grupos que parten a las 03:00 horas y retornan a las 18:00 horas.

(FIN) DOP/MAO

Published: 11/17/2016