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¿Cuáles son los turrones con marca registrada, más antiguos del Perú?

El turrón más antiguo con marca vigente tiene más de 100 años en el mercado

El turrón es uno de los dulces más populares en el mes de octubre. Foto: ANDINA/Melina Mejía

El turrón es uno de los dulces más populares en el mes de octubre. Foto: ANDINA/Melina Mejía

14:46 | Lima, oct. 5.

Octubre, es el mes de la devoción al Señor de los Milagros, pero también de un tradicional dulce que no puede faltar en el hogar de los peruanos: el riquísimo turrón de Doña Pepa, cuyo origen se remonta a la época virreinal. En esta nota te contamos cuales son los turrones más antiguos del Perú con marca registrada.


De acuerdo con el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), los turrones más antiguos del Perú con marca registrada son:

1. Antigua Pastelería y Panadería Huérfanos (121 años). Sus turrones se preparan en una histórica panadería que funciona desde el año 1902 en el Centro de Lima.

2. San Martín (93 años). Turrones elaborados en la Pastelería San Martín, fundada en 1930 por Emilio Quintana Illescas. Está ubicada en la Plaza San Martín.

3. San José (59 años). Inició operaciones en el distrito del Rímac en 1964, a través de la empresa Industria Panificadora San José, fundada por los esposos Fernández-Necochea.

4. Belgravia (53 años). El turrón de la panadería Belgravia, ubicada en Lince y fundada en 1970, es uno de los más conocidos en Lima.

5. Turrones Doña Pepa de Jaramillo (50 años). Desde 1973, esta empresa produce el tradicional dulce de octubre.

6. Joel (31 años). Marca fundada en 1991 por el empresario Joel Calderón, se ha convertido en uno de los turrones con mayor demanda del mercado.



Orígenes del turrón de Doña Pepa


Cuenta la historia que en la época del Virreinato, Doña Josefa Marmanillo conocida como doña Pepa era una esclava afroperuana que vivía en el Valle de Cañete y que fue liberada por padecer de una rara enfermedad que paralizó sus brazos. 

Al verse casi imposibilitada de trabajar decidió acudir a la procesión del Señor de los Milagros para implorarle al Cristo de Pachacamilla por su sanación. Según la tradición, Dios escucho sus súplicas y la curó de su mal. 

En agradecimiento al Cristo Moreno, ella regresó al año siguiente y le ofreció su popular turrón. Esta costumbre se repetía todos los años, hasta que el postre cautivó a todos los devotos que acudían a la procesión. 

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(FIN) NDP/ICI
JRA


Published: 10/5/2024