En medio del confinamiento y la incertidumbre por la pandemia del coronavirus, es importante admitir que se tiene miedo, opina la psicóloga Carmen Masías, directora del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro). “Pero entendamos que tener miedo no es lo mismo que caer en el pánico o la angustia”.
Las razones de ese miedo pueden relacionarse, por ejemplo, con la posibilidad real de que muera un pariente cercano, con el riesgo de perder el empleo y los medios de vida, o con no saber cómo será el mundo en ese futuro inmediato que, definitivamente, se presentará distinto al que conocíamos antes del covid-19, explica Masías.
Desde la experiencia de Cedro, una organización que trabaja por más de 30 años con niños, niñas y adolescentes en el Perú, la psicóloga considera que el diálogo es una manera de aprovechar positivamente el aislamiento obligatorio de estas semanas: “Creo que es muy importante admitir que se tiene miedo y conversar sobre el tema con los hijos”.
Adversidad y resiliencia
A los padres yo les diría, primero, que escuchen a los hijos, que aprovechen el diálogo, “ya sea que vivan entre cuatro paredes o en una casa de 15 habitaciones”, añade, sin desconocer los matices de una cuarentena en función del nivel de ingresos de cada familia.
Precisamente por eso –enfatiza–, este es el momento idóneo para preparar de manera positiva a los niños y adolescentes para la adversidad.
“Vemos que muchos chicos, especialmente de las clases media y alta, no están preparados para la adversidad: tienen todo lo que necesitan –y qué bueno–, pero sucede algún cambio en sus vidas –como esta pandemia– y, entonces, hacen crisis, se estresan, porque no están acostumbrados a manejar con cierta resiliencia los avatares de una familia”.
“Eso no ocurre con el chico o la chica que ayuda a su madre a cargar agua en un pueblo joven, o con el que sale al campo a las 4:00 de la mañana y, después de trabajar en la chacra, tiene que caminar hasta el colegio”, acota Masías, para remarcar el contraste.
“Entonces, la preparación de un adolescente para enfrentar adversidades es muy importante y tiene que ver con desarrollar la solidaridad, con mirar a los otros y dejar de pensar solo en lo que ocurre en la casa. Hay que preocuparnos también por lo que pasa en el barrio, más allá, en el Perú entero; ponernos en el lugar de la gente que no tiene agua ni desagüe”.
“Superaremos esto, sí, pero tendremos que salir fortalecidos, con una mentalidad distinta”, proyecta la psicóloga, antes de recordar que la neurociencia ha demostrado que el ser humano posee un gen especial: el de la cooperación. “Hemos sobrevivido miles de años gracias a ese gen; si no, no estaríamos acá”.
Masías retorna a las condiciones del aislamiento domiciliario y la inamovilidad obligatoria, una situación inédita para el mundo que ha supuesto, en muchos casos, tensiones en el espacio del hogar. “Hay que empezar a romper los estereotipos de jerarquía en la familia sin que los padres dejen de tener las riendas”, aconseja.
Las prioridades
La agenda política aparece también en el análisis de la directora Cedro. Y en vista de que el teletrabajo y la educación virtual se presentan ya como una necesidad impostergable en el nuevo escenario de distanciamiento social por temor al contagio del coronavirus, “el Estado debe acelerar los procesos para llevar la banda ancha a todo el país”.
“No tengo los números exactos, pero hay un déficit significativo de conectividad”, asegura Masías, cuya organización trabaja desde hace varios años un modelo de ‘telecentros’ con apoyo de Usaid, con el fin de impulsar conexión y capacitación digital para el desarrollo, con apoyo de los municipios, en comunidades rurales de Ucayali, Huánuco y San Martín.
De acuerdo con información del Ministerio de Transportes y Comunicaciones actualizada al 2019, el 70 % de la población tiene alguna forma de acceso a Internet. Y en los centros poblados rurales, solo 3.5 % posee Internet fijo.
“Sin duda, me atrevo a decir que la banda ancha y la conectividad tendrán que ser líneas de trabajo prioritarias para el gobierno”, opina.
Uno de los planes de Cedro, a través de la alianza Crece, es precisamente apoyar al Estado en extender la conectividad en las zonas rurales. “El Estado, por bien que lo haga, no podrá avanzar solo –dice Masías–, tendrá que establecer muchas más alianzas, con el sector privado, las ONG y las empresas”.
La otra prioridad será el fortalecimiento de la salud pública. “Con un sistema de salud precario, el país está haciendo esfuerzos mayúsculos para traer equipos y respiradores y por dotar de mejores condiciones a un personal médico que hace una labor heroica frente a la pandemia, pero esto necesitará una reforma sustancial, con mucho mayor presupuesto”.
Consejería virtual
“Durante la cuarentena, Cedro no ha suspendido su servicio de consejería. Y, por ejemplo, los chicos que han estado en uso o consumo de alcohol o marihuana –uso problemático, no eventual–, están teniendo muchos problemas con el aislamiento”, explica la psicóloga. “Obviamente, se produce el síndrome de abstinencia”.
A ellos, Cedro los apoya de manera virtual con un equipo de psicólogos y psiquiatras.
“Pero estamos viendo también casos de padres o madres que no son un buen modelo para sus hijos. Porque si yo le exijo a un muchacho que cumpla con el aislamiento, pero yo bebo alcohol o uso alguna droga, estoy dando un mensaje totalmente contradictorio”, observa la directora.
Entonces, hay allí una consejería que va no solo a los adolescentes, sino también a los padres.
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(FIN) CCH
Published: 4/17/2020