Por Karina Garay RojasLa cuarentena para evitar la propagación del coronavirus ha impactado de diversas maneras en los adolescentes, quienes se han mostrado con frecuencia más desafiantes o esquivos con sus padres, generando no poca preocupación y hasta enojo en el hogar. Pero ¿qué razones motivan estas conductas y cómo responder en esos casos? Los expertos lo explican a continuación.
Para Patricia Espinoza, psicóloga de Innpares, es importante entender primero que la adolescencia es un etapa de muchos cambios, con una población que va más o menos entre los 10 y 19 años, es decir desde el final de la niñez hasta el inicio de la juventud.
“La
pandemia ha hecho que los adolescentes reaccionen de manera distinta por muchos factores o particularidades, que van desde su idiosincrasia, las vivencias que han tenido, hasta el lugar donde viven, porque ha sido muy distinto para quienes radican en la costa, que aquellos que están en la sierra o la selva”, comentó en entrevista con el programa
Saludable Mente de Andina Canal On Line.
Sin embargo, añadió, todos han tenido un común denominador: la incertidumbre, el no saber qué va a pasar o venir después y también una sensación de invulnerabilidad, pensar que la pandemia no los va a afectar, una característica muy propia de la adolescencia.
Justamente esta sensación les hace creer que pueden manejar sus vidas y destinos de cualquier manera, llevándolos a realizar actos sin medir las consecuencias, incluso dentro de su propia casa.
“A muchos la pandemia les ha generado mucha sensación de angustia, porque la mayoría de hogares no cuenta con espacio y la sensación de hacinamiento es mayor. No hay forma de sentirnos solos con nosotros mismos y eso produce
ansiedad, rencor, fastidio. No olvidemos que es una etapa en la que nos sentimos incomprendidos, que los padres no nos entienden, donde el nivel de comunicación con los padres no es el ideal”, señaló la experta.
¿Mala conducta?
Los padres que han solicitado apoyo psicológico durante la pandemia han reportado mayores casos de indisciplina y mala conducta de sus hijos, así como no querer acatar las normas de la casa.
“Como la adolescencia es una etapa de rebeldía, les ha costado asumir la imposición de esas reglas de cuidado, solidaridad y protección. Muchos han sentido que los están castigando y que se les impide relacionarse con sus amigos que son más cercanos en esta etapa de sus vidas; que se sienten extraños dentro de su propia casa”.
Entre las muestras de esa mala conducta, los padres mencionaron la de no querer comer, negarse a salir de la habitación, no seguir las clases que se dan por televisión o de manera virtual, tener más problemas con los hermanos o contestarles de mala manera.
Para la especialista este conjunto de hechos informa, primero, que el adolescente no se está sintiendo bien, está
ansioso, pero no solo por la pandemia. En la mayoría de casos esto es producto de una mala relación y comunicación dentro de la familia, que no empezó ahora.
“Estos chicos sienten que el hogar no los protege, no los cobija o cuida, más bien se sienten prisioneros de él. Lo que está ocurriendo es la visibilización de lo que venía pasando desde hace mucho en esa casa”, comentó.
Faltas de respeto, pero mutuas
Espinoza indicó que es frecuente que los padres y madres se quejen de continuas faltas de respeto de parte de sus hijos, sin embargo, muchos de ellos no saben su verdadero significado.
“Exigen respeto hacia ellos, pero confunden disciplina, con castigo, obligación y opresión generando situaciones donde los adolescentes quieran salir, fugarse o de lo contrario ensimismarse con ayuda de sus audífonos, para alejarse de la familia y de todos”, explicó.
Les recordó a los padres que los hijos no les pertenecen aunque los hayan traído al mundo, los mantengan en casa, les den techo y comida. Por esa misma razón nunca les deben sacar en cara todo lo recibido para hacerles sentir en deuda permanente, porque ellos podrían responder o pensar “yo no te pedí venir al mundo”.
“Frases como ‘agradece que tienes techo’, ‘que tienes un plato de comida’ agreden, lastiman al adolescente. Ese es un problema muy grave que se presenta con mucha frecuencia en los hogares. Donde el
padre grita y quiere imponerse sobre el hijo con el único razonamiento de yo soy el padre o la madre y por lo tanto tengo el poder”.
La experta reflexionó sobre cómo se puede trabajar la autoestima, el empoderamiento en los adolescentes cuando se les humilla, se le hace notar que su opinión no importa. Esa situación empuja a muchos a buscar salir de casa a toda costa, ya sea trabajando o incluso delinquiendo.
¿Qué hacer?
Para comenzar, dijo, los padres deben permitir que los hijos desarrollen sus propias ideas, que muchas veces no serán similares a las de sus padres, pero que eso no debe interpretarse como una falta de respeto.
“Hay que dejar que los hijos se desarrollen en su real naturaleza, aceptando sus características propias. Los hijos no serán como yo quiero. Si desde que eran pequeños me he ido vinculando sanamente con ellos, tomando en cuenta sus opiniones y decisiones, cuando llegue la adolescencia no habrá mayores problemas”, comentó.
Lo que pasa en la mayoría de casos es que los menores, por largo tiempo, han sido sometidos, oprimidos dentro de casa y están cansados de vivir de esa manera, razón que los lleva a rebelarse en la adolescencia.
“Si hay
algo positivo de esta convivencia obligada es que ha demostrado cómo son los tuyos. A las personas se les conoce de verdad en situaciones de alto estrés: si son capaces de salir adelante, si se derrumban. Esta situación nos ha permitido observar en su real dimensión a nuestras parejas y a nuestros hijos”, anotó.
Es así como algunos chicos que creían que su casa no era lugar para compartir se dieron cuenta que su madre sí está dispuesta a oírlos, que hay apertura; que su padre puede jugar play station con ellos, que no son desacreditados, que por el contrario son respetados, escuchados, situaciones que sin duda van a enriquecer la
relación emocional dentro de la familia.
La psicóloga pidió a los padres estar muy atentos para darse cuenta si están repitiendo los mismos esquemas de censura y represión que posiblemente ellos recibieron cuando eran adolescentes, así como la falta de comprensión y escucha.
“Es importante recordar que los hijos no son lo que yo no llegué a realizar, que no han llegado al mundo para ser lo que los padres mandan, quieren o creen que es lo correcto. Llegaron para ser queridos, amados, escuchados, respetados por como son, por como piensan. Si se tiene presente eso, las relaciones siempre podrán mejorar dentro de casa”, manifestó.
Más en Andina:
(FIN) KGR/LIT
Published: 7/14/2020