Por Gabriel Valdivia VélezLa proclamación de la independencia del Perú representa uno de los hechos más importantes en la historia de América del Sur, cuya consecución empieza a gestarse de manera decisiva el 15 de julio, cuando se suscribe el Acta de la Declaración de la Independencia del Perú.
Este acontecimiento surge cuando el Cabildo de Lima da respuesta al oficio del general José de San Martín en el que pedía que Lima manifestara si estaba a favor de la independencia. El 15 de julio, apremiados por lo que acontecía en la ciudad, se convocó a un cabildo abierto en el que no solo participó el cuerpo de regidores y alcaldes, sino también más de 300 vecinos, tras lo cual se redactó el documento de 13 líneas.
“La redacción de este documento estuvo a cargo del jurista ariqueño Manuel Pérez de Tudela y fue refrendada inicialmente por 339 vecinos ilustres de la ciudad, entre ellos el alcalde Isidro Cortázar y Abarca, que fue el que convocó al cabildo abierto, cumpliendo un pedido del general San Martín”, recuerda el jefe de Bibliotecas y Archivo Histórico de la Municipalidad Metropolitana de Lima e historiador, Sandro Covarrubias.
Señala que otras personalidades destacadas de la ciudad, como Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, José de la Riva-Agüero y Javier de Luna Pizarro, respaldaron con su firma este deseo de independencia del yugo español.
“San Martín quería conocer qué pensaban los notables de Lima acerca de la independencia, por lo que el alcalde convocó a la ciudadanía para preguntar si consideraban pertinente que el Ejército Libertador ingresara en Lima, pues el virrey La Serna había abandonado la ciudad, que se encontraba desprotegida y había el temor de que las montoneras indígenas la ocuparan”.
El cabildo abierto era una reunión extraordinaria que se hacía para definir temas cruciales. El 15 de julio de 1821 se inició la sesión en el cabildo de Lima, y luego de varios discursos, se presentó el acta de Independencia, firmada por los integrantes del cabildo, el alcalde, dos regidores y dos procuradores, además del arzobispo de Lima, el conde de la Vega del Ren, José de la Riva-Agüero, entre otros vecinos notables.
El ayuntamiento de aquella época decretó que la Secretaría se mantenga abierta para que todos los interesados en sumarse a esta declaratoria pudieran estampar su rúbrica.
Covarrubias describe que posteriormente la suscribieron otros habitantes de la ciudad, hasta recolectar un poco más de 3,500 firmas, las cuales se pudieron reunir después de siete días, en un proceso que estuvo alentado, en muchos casos, por el temor al ejército patriota”.
“Fue un proceso complejo; los firmantes tuvieron distintas motivaciones para hacerlo. Algunos lo hicieron por temor y otros en espera de alguna recompensa, pero, sin duda, la elección resultaba trascendental, pues en juego estaban sus bienes, sus vidas, sus familias y el futuro de la nación”.
Documentos históricos describen que el escenario en esos momentos era el de una gran incertidumbre. Ya el virrey José de la Serna había dejado la ciudad y debido a que el puerto del Callao había sido bloqueado por la escuadra libertadora que venía de Chile, empezaron a escasear los alimentos, razón por la cual muchos se animaron también a suscribir el acta, ya que eso traería estabilidad entre la población, que apenas bordeaba las 60,000 personas.
No obstante, Covarrubias destaca que, en general, hubo una actitud favorable hacia la independencia por parte de los vecinos. “El pueblo esperaba con ansias la proclamación y esto se evidenció el 28 de julio de 1821, como bien lo resaltan mayormente los relatos de viajeros, que dan cuenta de las celebraciones que ocurrieron el 28 y el 29 de julio de 1821”.
Proclamación de la Independencia por el general Don José de San Martín.
Resalta que durante el proceso independentista que se inició mucho antes, el apoyo que provino de las localidades del norte fue trascendental: el 27 de diciembre de 1820, Lambayeque se proclamaba libre del yugo español y el 29 de diciembre, apenas dos días después, Trujillo se pronunciaba en el mismo sentido. Luego vendrían Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Jaén, Maynas. La historia consigna claramente que Lima fue el último bastión de las huestes realistas, antes de ser proclamada la independencia del Perú.
Cuando el general José de San Martín tuvo la confirmación de que el sentimiento independentista había calado entre la población de Lima, que el acta de respaldo estaba lista, coordinó con el conde de San Isidro para que se elaborara el estandarte, la escarapela que identificara a los patriotas y el tabladillo desde el cual proclamó, el 28 de julio de 1821, la independencia del Perú, acto que presidió desde la Plaza de Armas, pero que en simultáneo se realizó también en la plazuela de las Mercedes, la plazuela de Santa Ana y la plazuela de la Inquisición.
Conservación y exhibición pública del acta
“El acta está inserta en el libro 45 del cabildo, que son los libros de actas de sesiones del concejo, lo que quiere decir que está dentro de los libros que la municipalidad conserva en su totalidad, desde el libro 1 que comienza con la fundación de la Ciudad de Lima y el último de la etapa virreinal, que contiene el acta de la independencia”, precisa el historiador.
Esta acta se exhibió durante mucho tiempo de manera libre, lo que generó su deterioro, razón por la cual en 1980 fue llevada al Vaticano para su restauración en un proceso que tardó más de un año. “Actualmente es parte del archivo histórico de la Municipalidad de Lima y se conserva en una bóveda de seguridad con un microclima especial que evita su deterioro”.
Su exhibición –refiere Covarrubias– se realiza solamente una vez al año, por estas fechas, para que la población y los turistas que llegan al Perú puedan ver este documento que forma parte de un acontecimiento histórico como fue la declaración de la independencia del Perú y específicamente del documento que posibilitó su proclamación.
“El acta está hecha de papel de algodón, de fibra de algodón y la tinta utilizada es tinta metálica, por el clima de Lima que es muy húmedo, pero con estas medidas de seguridad aseguramos su conservación”.
El funcionario de la comuna metropolitana destaca la importancia de mostrar este documento a los ciudadanos. “Los hechos históricos tienen que darse a conocer a la población para que esta pueda fortalecer su identidad con los valores iniciales, de los primeros vecinos que estuvieron a favor de la independencia, de la construcción de un nuevo Estado, de una nueva nación. Son símbolos que trabajan para uso de nuestra memoria y para fortalecer la identidad del vecino y, en general, de todos los peruanos".
La Biblioteca de la Municipalidad de Lima también conserva y exhibe de modo permanente otros objetos relacionados con este acontecimiento, como es el tintero utilizado para firmar el acta y también el facsímil y la copia de esta acta, entre otros objetos de la época.
“Del mobiliario, lamentablemente no se conserva nada porque el palacio municipal sufrió un incendio en 1923 y el actual fue inaugurado recién en 1944. “Como local de la época ya no existe, hoy es un local de estilo neocolonial que es una joya arquitectónica que también merece ser visitada”.
Don José de San Martín.
Los primeros años de la independencia
Sobre los primeros años de la independencia, Covarrubias señala que fueron tiempos difíciles. “La Municipalidad de Lima fue la única institución que había quedado en funcionamiento en la capital y jugó un papel crucial en el proceso”, explica.
“Después del 28 de julio se inicia la reorganización del Estado, el protectorado del general San Martín determina la creación de ministerios y la municipalidad pasa a cumplir su función de gobierno local. “La importancia institucional de la Municipalidad en este proceso histórico es incuestionable”, afirma.
El protectorado de San Martín
San Martín inició un protectorado que se instaló el 3 de agosto de 1821 y se mantuvo hasta el 20 de setiembre de 1822. Durante esta etapa dispuso las bases para la formación del Estado peruano creando ministerios, los símbolos patrios y la Biblioteca Nacional. Además designó a un secretario de Guerra y Marina, uno de Relaciones Exteriores y otro de Hacienda.
Entre las obras importantes que hizo figura la creación de la Orden El Sol del Perú para distinguir a los guerreros libertadores, ciudadanos virtuosos y hombres beneméritos.
Antes de dejar el Perú, San Martín dejó instalado en 1822 el primer Congreso Constituyente, el cual había sido convocado el 27 de diciembre de 1821 con el propósito de establecer la forma definitiva de gobierno y que se elabore el primer texto constitucional, y este finalmente fue promulgado por el presidente José Bernardo de Tagle el 12 de noviembre de 1823.
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Publicado: 22/7/2024