“Lo creíamos invencible. Sin embargo, en nuestras conversaciones él me decía ‘cuando ya no esté’… nunca creímos que se iba a ir. Había tenido 3 o 4 caídas fuertes y seguía. Después que murió preguntaba a mis familiares si ellos sabían que iba a morir y me decían que sí; en el fondo quizá también yo lo sabía, pero no quería creerlo”, nos revela.
Temple y firmeza
“Cuando fallece vine al Perú a explicarles a los proveedores lo que había pasado. Recuerdo que me temblaban las piernas antes de entrar a las reuniones. Pero cuando lo hice no era yo, parecía que hablaba él. Ya estaba listo”, confiesa sin olvidar que su padre siempre decía que algún día su hijo trabajaría con él.

Hoy ha quintuplicado la facturación de la empresa y este año aguardan alcanzar una proyección de 11 millones de euros en el mercado. “Me gustaría que mi papá viera todo esto. Él tuvo muchos momentos complicados y fue en su última apuesta, al irse a vivir a Europa, también para estar más cerca de mí que es cuando logró ser financieramente estable”.
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["De estudiar en un colegio sin electricidad a recibir una condecoración del Rey de España"]“Nunca pensé en estar donde estoy ahora. Cuando papá se va entiendes muchas cosas y por qué las hacía. Ojalá estuviese aquí para que lo viviera. Las empresas que le cerraron las puertas ahora me las abren a mí”, expresa.

Aunque pasó su niñez en Peruggia, Vincenzo tiene una gran ligazón con el Perú. Su madre religiosamente lo enviaba a Lima a pasar las vacaciones escolares en casa de su abuela paterna, donde no solo se reencontraba con su progenitor, sino también con sus tíos y primos.
“De hecho estuve hace poco en casa de mi abuela y sentí la presencia de mi padre. Cuando llegó a Lima lo primero es ir a verlo al cementerio”, confiesa Vincenzo, quien también tuvo un prometedor futuro deportivo en el fútbol. Así fue convocado para la selección sub 21, sin embargo, lo ganó el mundo corporativo.
Uno donde busca conectar la cultura gastronómica peruana con el mundo y así lo demuestra el más grande almacén de productos con sede en Barcelona que posee, desde donde se atienden a los restaurantes, hoteles, supermercados, retails; entre otros, en 27 países alrededor del mundo.
Hablo todos los días con mi papá y le pido consejo y me contesta. Me hallo en él en las negociaciones cara a cara y en la manera de afrontar la vida. Como todo hombre cometió errores, pero al final le empezó a irle bien. Creo que la enfermedad le tiró en la cara que era mortal”.
Ahora si pudiera escucharlo su padre solo le diría “que no se preocupe” con mirada adulta reflexiona sobre lo que de niño o adolescente pudo reprocharle a su papá “al final vi a otro hombre. Perfecto, gran marido, gran padre y una gran persona… y cuando lo eres siempre vienen cosas buenas en la vida”.
Apuesta de país
Con Promperu, Vincenzo analiza la manera de fomentar los insumos conocidos como super food, entre los que destaca la cocona, un exótico fruto de la selva. “Es complicado porque todo proyecto de ingreso requiere su inversión. Sin embargo, no bajo la guardia en lo que considero es el proyecto principal: lograr que los restaurantes españoles tengan todos ceviche en su carta y pisco sour en la barra. Ese es mi reto. Y nuestro trabajo es que los chefs, que son los rock stars de la cocina. Hacer que tengan todos los insumos y que inspiren a través de sus platillos a probar nuestra gastronomía”.
“Todo lo obtenido lo reinvierto en el Perú. Así tenemos también una planta en Ate donde le damos trabajo y soy quien se encarga de negociar con los productores”, sostiene.

Aliados estratégicos
Titan Aliment mantiene una relación comercial con Arca Continental en Perú por más de dos décadas, ocho años con Santiago Queirolo “y con una planta en Lima desde el 2012 con 40 personas trabajando. En España somos 32 personas.”. Además, trabajan cómo no con el Grupo Acurio para atender sus necesidades en Emiratos Árabes Unidos, Grecia y en Europa; solo por mencionar algunos países.
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(FIN) CFS/CFS