Andenes de Cuyocuyo, la primera Zona de Agrobiodiversidad de Perú, ha sido galardonada con el Premio Ecuatorial 2025 que otorga el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a soluciones basadas en la naturaleza para la mitigación y la adaptación al cambio climático, al tiempo que promueve el desarrollo verde inclusivo y fortalece la resiliencia de las comunidades.
Bajo el lema “La naturaleza para la acción climática”, el Premio Ecuatorial 2025 honra a diez pueblos indígenas y comunidades locales procedentes de Argentina, Brasil, Ecuador, India, Indonesia, Kenia, Papúa Nueva Guinea, Perú y Tanzania, en su décimo sexta edición.
Estas iniciativas fueron seleccionadas entre más de 700 candidaturas de 103 países. Su labor demuestra el poder de las soluciones basadas en la naturaleza para la mitigación y la adaptación al cambio climático, al tiempo que promueve el desarrollo verde inclusivo y fortalece la resiliencia de las comunidades.
“Este premio es un reconocimiento a la lucha de nuestras comunidades por preservar nuestra agrobiodiversidad y nuestro territorio. Nos enorgullece saber que nuestro trabajo servirá de inspiración para otras comunidades en el Perú y el mundo”, afirmó Sabino Ccori Torres, coordinador del Comité de Gestión de la Zona de Agrobiodiversidad Andenes de Cuyocuyo.
Andenes de Cuyocuyo
Las comunidades de Puna Ayllu, Ura Ayllu, Cojene Rotojoni, Puna Laqueque, Huancasayani Cumani y Ñacoreque, han marcado un hito en la conservación de la biodiversidad agrícola con la creación de la primera Zona de Agrobiodiversidad (ZABD) Andenes de Cuyocuyo.
Este reconocimiento, que fue otorgado por el gobierno peruano en 2019, abarca un territorio de 6,555 hectáreas y protege un invaluable patrimonio genético de 1,281 variedades agrícolas nativas.
Asimismo, contiene una andenería ancestral usada aún por las comunidades campesinas quechuas que cultivan una gran diversidad de tubérculos andinos, 7 de las 8 especies de papa domesticada del mundo se cultivan aquí, aportando a la seguridad alimentaria en la zona.
También ha sido clave en la mitigación del cambio climático, al contribuir a la conservación de ecosistemas altoandinos que almacenan grandes cantidades de carbono, y en la protección de especies emblemáticas como el oso de anteojos, la taruca y el cóndor andino.
Su reconocimiento ha generado oportunidades económicas, fortaleciendo el autoempleo y revalorizando los cultivos tradicionales, y ha servido como modelo para la creación de otras nueve zonas de agrobiodiversidad en el Perú, que en conjunto suman más de 221,977 hectáreas de territorios conservados.
El comité de gestión de la ZABD Andenes de Cuyocuyo ha trabajado de la mano con diversas instituciones, como el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), el Gobierno Regional de Puno y gobiernos locales, así como aliados técnicos como Wildlife Conservation Society (WCS) y el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF en Perú, liderado por el Ministerio del Ambiente, con el apoyo técnico del PNUD, a fin de implementar estrategias de conservación que incluyen parcelas comunales de conservación, bancos de semillas y ferias de intercambio de semillas. Estas acciones han permitido fortalecer la seguridad alimentaria de la población y mejorar los medios de vida de más de 3,000 personas.
La historia de los Andenes de Cuyocuyo demuestra que la gestión sostenible del territorio es clave para garantizar la resiliencia de las comunidades campesinas frente a los desafíos ambientales globales.
Con este reconocimiento, se abre el camino para replicar este modelo en otras regiones y consolidar el papel de la agrobiodiversidad en la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible del país.
(FIN) NDP/LZD