El 13 de julio de 1985 la música se convirtió en un acto de esperanza global. Desde Londres hasta Filadelfia, las voces más emblemáticas del pop y el rock se unieron en un evento sin precedentes: el Live Aid, un megaconcierto simultáneo en dos continentes que buscaba combatir la hambruna en Etiopía. Cuatro décadas después, su impacto aún resuena en la memoria colectiva.
Organizado por el cantante irlandés Bob Geldof y el músico Midge Ure, el evento reunió a estrellas como Freddie Mercury, David Bowie, Madonna, Elton John y Mick Jagger, en una jornada que fue vista por un estimado 40 % de la población mundial. Su transmisión global y su capacidad de movilización marcaron un antes y un después en la relación entre arte, solidaridad y política.
Todo comenzó con una canción
La chispa se encendió meses antes, cuando Geldof vio un crudo reportaje de la BBC sobre la crisis alimentaria en Etiopía. Conmovido, compuso junto a Ure el villancico Do They Know It’s Christmas?, interpretado por una constelación de artistas bajo el nombre Band Aid. El tema se convirtió en un éxito instantáneo en las navidades de 1984, alcanzando el número uno en ventas y recaudando más de un millón de libras en su primera semana.
Ese primer esfuerzo impulsó al músico estadounidense Harry Belafonte a lanzar USA for Africa, con el icónico tema We Are the World, compuesto por Lionel Richie y Michael Jackson, e interpretado por más de 45 artistas. El fenómeno transatlántico ya estaba en marcha.
Un maratón musical para la historia
El 13 de julio de 1985, Live Aid arrancó al mediodía en Londres y simultáneamente a las 7 a. m. en Filadelfia. El estadio de Wembley acogió a los entonces príncipes Carlos y Diana para dar inicio a 16 horas de música en vivo, con artistas como U2, The Who, Elton John y una actuación memorable de Queen, que muchos consideran la mejor de la historia del rock en directo.
Mientras tanto, en el estadio John F. Kennedy de Filadelfia, brillaron Madonna, Bob Dylan, Tina Turner y Led Zeppelin. Phil Collins logró algo impensado: tocó en ambos continentes el mismo día, viajando en un Concorde tras su presentación en Londres para continuar en EE. UU.
El evento recaudó alrededor de 150 millones de libras esterlinas (más de 170 millones de euros actuales), destinados a programas humanitarios.
Un legado que perdura
Veinte años después, en 2005, Geldof impulsó Live 8, otra serie de conciertos globales para presionar a los líderes del G8 a aumentar la ayuda internacional hacia África. Aunque los escenarios cambiaron, la esencia seguía intacta: usar el poder de la música como herramienta de transformación social.
En 2024, la producción Just For One Day llegó al West End de Londres como homenaje al concierto original, reafirmando el legado artístico y cultural del Live Aid. Pero también recordando que, aunque el espectáculo fue inolvidable, las necesidades humanitarias en Etiopía persisten.
Esta semana, la ONG Mary’s Meals estrenó un documental narrado por el propio Geldof, que retrata la situación actual en el país africano, aún marcado por el hambre y la sequía. La lucha continúa, pero el Live Aid demostró que la música puede hacer historia.
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