Un niño que no crece al ritmo esperado, que parece demasiado tranquilo o que baja de peso sin explicación podría estar enfrentando un trastorno de la tiroides. El Ministerio de Salud (Minsa) alerta a los padres de familia sobre la importancia de reconocer a tiempo estas señales para evitar consecuencias irreversibles en la salud y el desarrollo de los menores.
En el caso del congénito, el tamizaje neonatal es fundamental para detectarlo, ya que si no se trata a tiempo puede dejar secuelas mentales de por vida.
Cuando el trastorno se presenta durante el crecimiento de los niños, los signos pueden manifestarse en un crecimiento fisico muy lento, dificultades para aprender, desarrollo motor retrasado y un comportamiento excesivamente pasivo. También, pueden observarse cambios físicos como voz ronca, cara hinchada, cabello seco y abdomen prominente.
El médico Lu de Lama resaltó la importancia de acudir a los controles de crecimiento y desarrollo (CRED) entre los 2 y 4 años de edad cada tres meses para detectar algún tipo de anomalía. En contraste, el hipertiroidismo infantil suele presentarse con una energía desbordante que puede parecer normal para algunos padres, pero que esconde riesgos importantes.
Los niños con este diagnóstico suelen tener hiperactividad intensa, sensación constante de calor, sudoración excesiva, insomnio y una pérdida de peso llamativa. En ciertos casos, el cuello se agranda debido a la inflamación de la glándula tiroides y los ojos sobresalen.
El especialista detalla que el hipotiroidismo requiere la administración diaria y de por vida de un medicamento para suplir la función hormonal, mientras que el hipertiroidismo se controla con pastillas que reducen la producción hormonal excesiva.
El Minsa exhorta a las familias a no subestimar los cambios en el crecimiento, el comportamiento o la apariencia de sus hijos. Un diagnóstico temprano y un tratamiento continuo, bajo supervisión médica, son clave para que los niños con trastornos tiroideos crezcan sanos y desarrollen todas sus capacidades.