Rompen estereotipos y desafían prejuicios en la Línea 1 del Metro. Durante el día, conducen con responsabilidad los trenes de este servicio; por la noche, se convierten en estudiantes universitarias que buscan abrirse paso en sus carreras profesionales. Cinco jóvenes que demuestran que no hay límites para el talento y la vocación. Conoce sus historias a propósito del
Para muchas de estas estudiantes, la jornada comienza antes del amanecer. A las cuatro de la mañana ya están en pie, preparándose para llegar entre las seis y las siete a la estación de Villa El Salvador, donde inician su labor diaria transportando a miles de pasajeros en la Línea 1 del Metro. Otras trabajan en el turno de la tarde, lo que les permite dedicar las mañanas a sus estudios.
Uno de estas mujeres ejemplo de superación es Saraí Hilario Pantaleón, de 22 años, estudiante del noveno ciclo de la carrera de Negocios Internacionales, quien debe maniobrar sus horarios de estudios con el trabajo en la Línea 1, a fin de cumplir ambas actividades con responsabilidad.
Saraí es una de las 74 conductoras de la Línea 1 del Metro de Lima. Cuenta que uno de sus grandes sueños fue conducir este tipo de transporte, pues salía de lo convencional. Por ello, sin pensarlo dos veces, se animó a postular al programa La Vía a Tus Metas. Tras un proceso de selección exigente, ingresó a trabajar como conductora desde hace dos años.
A través de su labor, ella pretende romper esquemas demostrando que las mujeres pueden ejecutar las mismas actividades laborales que los hombres, y a la vez, inspirar a otras mujeres que dudan sobre cómo alcanzar sus metas.
“Siempre he admirado a las pocas mujeres que se atreven a hacer algo distinto y realmente yo quería formar parte de ese grupo. Por eso, cuando vi que Línea 1 lanzó la convocatoria para ser conductora de tren, me animé, postulé y, gracias a Dios, me quedé”, comenta a la agencia Andina.
Sus principales fuentes de inspiración son su padre y su tía, quienes siempre la motivaron a cumplir sus metas sin importar el género. “Mi padre no logró alcanzar sus sueños profesionales, pero me animó a que logre los míos. Mi tía es ingeniería civil y ella ingresó muy temprano a un campo laboral que antes se creía era solo para hombres”.
Cuando comenzó a conducir trenes, Saraí escuchaba con frecuencia comentarios como: “Ay, no, es mujer; mejor no subo a ese tren” o “¿Qué tal manejará?”. Lejos de desanimarla, estos prejuicios la impulsaron a reafirmar su compromiso con la profesión que eligió.
Orgullosa de su labor, relata que su jornada comienza a las dos de la tarde y se extiende hasta las once de la noche, lo que le permite compatibilizar el trabajo con sus estudios matutinos. Comenta que su esfuerzo va más allá del ámbito personal: siente que está marcando un hito en su familia y en la sociedad al demostrar que las mujeres pueden desempeñar cualquier oficio en igualdad de condiciones.
“Aquellas mujeres que tienen un sueño y creen que los estereotipos les impiden alcanzarlo, yo las animo a que lo intenten. Al hacerlo, no solo estarán dejando huella, sino que también inspirarán a otras mujeres”, subraya.
"Los niños me miran sorprendidos"
Yamira Ariana Merino Contreras, estudiante del quinto ciclo de Contabilidad, es otra de las conductoras de los trenes de la Línea 1 que vio en el programa La Vía a tus Metas la posibilidad de desarrollarse profesionalmente y demostrarle a sus amigos que una mujer puede asumir diversos retos en la vida.
Confiesa que una de sus mayores satisfacciones ocurre cuando los niños la saludan con admiración. Considera que se convierte en un referente para estos pequeños que la ven continuamente al mando del tren.
“Los niños y niñas me saludan y me miran con admiración, y la verdad, eso me llena de felicidad porque demuestro que no solo los hombres pueden conducir este tipo de transporte sino también las mujeres”.
Yamira reconoce que para conducir el tren seis horas diarias es importante descansar bien, estar en óptimo estado de salud y, de presentar algún problema que dificulte su labor, es necesario comunicar oportunamente a la jefatura.
Por otro lado, afirma que esta experiencia en la Línea 1 del Metro le ha permitido interactuar con los miles de usuarios que utilizan este medio de transporte a diario.
Mujer valiente
“Me considero una mujer valiente por realizar este trabajo; nos atrevemos a romper barreras o estereotipos de la sociedad. Aún nos faltan muchas cosas por lograr”, señala por su parte Abigail Guillen Torres, de 24 años, estudiante de la carrera de Ingeniería Industrial y conductora de trenes de la Línea 1 del Metro de Lima desde hace 2 años.
Subraya que durante el tiempo que viene trabajando en este servicio nunca ha percibido preferencias por ser mujer o varón y que siempre ha existido una buena camaradería entre sus compañeros.
“Línea 1 es una gran familia. Desde que he entrado a trabajar aquí no he visto distinción por ser mujer o varón. Entre todos nos apoyamos y en lo único que se fijan es en la capacidad que tú tienes”, añadió.
La experiencia laboral en la Línea 1 del Metro le ha servido para entrenarse en el trabajo en equipo, en la organización, cualidades que también le ayudan para desenvolverse mejor en el ámbito académico.
Técnicas del material rodante
Actualmente, las mujeres ocupan el 40 % del personal operativo en la Línea 1 del Metro de Lima, lo cual incluye a conductoras de trenes, personal técnico, agentes de estación y supervisoras.
Dentro de este grupo encontramos a Michelle Esteban Rojas, de 22 años, técnica de material rodante quien se encarga del área preventiva y de mantenimiento de los 44 trenes operativos, cada uno con 6 coches y con una capacidad de transportar a 1,200 pasajeros.
Al concluir la carrera de Mecatrónica Industrial, Michelle se presentó a varios trabajos, pero en ninguno fue aceptada. Tiempo después se dio la oportunidad de postular a la Línea 1 del Metro, donde fue admitida.
Su trabajo diario consiste en revisar la parte eléctrica, electrónica, mecánica y neumática del tren, lo cual, subraya, hace con total dedicación porque sabe que en sus manos se encuentra la seguridad de los usuarios.
Michelle no tiene ningún problema en engrasarse las manos o tirarse al piso para reparar alguna falla mecánica del tren. Su vocación nació de la mano de su padre: de niña, iba detrás de él llevándole las herramientas que necesitaba para reparar algún artefacto.
“De pequeña, siempre acompañaba a mi papa cuando había que arreglar algo en casa. Yo iba detrás de él con las herramientas y me decía: “haz esto, haz lo otro”. Eso me motivo a convertirme en técnica en mecatrónica industrial. Él nunca me limitó, más bien me impulso a seguir avanzando”, recuerda con los ojos brillantes y la voz entrecortada.
Trabajar en el mantenimiento de los trenes de la Línea 1 del Metro la ha impulsado a seguir perfeccionándose en el rubro ferroviario y por eso ahora está estudiando Ingeniería Industrial.
“Somos mujeres fuertes, resilientes y capaces de superar cualquier reto que se nos cruce. Confiemos en nuestro potencial porque podemos hacer cosas innovadoras. Nada nos limita para poder lograrlo”, asegura.
Colombiana empoderada
Ana Lucia Zuñiga Velasquez es una colombiana de 29 años, técnica en refrigeración. Llegó de visita al Perú hace un par de años y terminó quedándose en nuestro país. Al observar los avances en el transporte en Lima, pensó que algún día le gustaría trabajar en esta empresa y lo logró.
Hoy, junto con sus compañeras se encargan de que el tren se encuentre en óptimas condiciones, revisando detalladamente cada engranaje, tuberías, frenos, mantenimiento de puertas, etc., a fin de detectar alguna falla que necesite corregirse.
A pesar de encontrarse lejos de su familia, se siente muy agradecida de trabajar en esta empresa porque le está permitiendo crecer profesional y personalmente.
Por ello, Ana Lucía hizo un llamado a todas las mujeres a empoderarse, romper barreras y demostrar su capacidad para transformar. Les recordó que ningún sueño es inalcanzable y que, pese a los prejuicios machistas, deben seguir adelante con determinación y valentía.