13:53 | Leópolis, ene. 1.
Miles de ucranianos acudieron este miércoles a las tumbas de sus seres queridos muertos como consecuencia de la invasión rusa mientras los ataques rusos seguían sembrando la muerte el primer día de 2025.
Cientos de pequeños árboles de Navidad decoran las tumbas en un cementerio militar que crece rápidamente en el centro de Leópolis. Clementinas, dulces, juguetes y platos con "kutia" -unas gachas tradicionales que se cocinan durante el periodo navideño en Ucrania- reposan sobre las tumbas en señal de que los aquí enterrados siguen formando parte de la vida de sus familias.
"No puedo aceptar que Orest se haya ido. De ninguna manera. Todavía me parece que está en alguna parte, en Zhitomir, donde murió de un ataque al corazón", dijo Hanna Yamros a EFE mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Esta persona mayor, de unos 70 años, acaba de sustituir las viejas velas por otras nuevas en la tumba de su hijo, soldado del ejército ucraniano, cuyo corazón dejó de latir hace exactamente un año.
Un día amargo
Hanna no puede visitar a menudo el cementerio debido a su salud. Sin embargo, no pudo quedarse en casa en el primer aniversario de la muerte de Orest y vino junto con sus vecinos, cuyo hijo también está enterrado aquí.
La mujer dice que no sintió nada en Nochevieja, abrumada por el dolor por Orest mientras su segundo hijo, Igor, lucha en el ejército y el resto de la familia está dispersa por Ucrania y el extranjero.
Orest sólo llevaba dos meses en el ejército después de haber sido reclutado, y la guerra lo mató incluso antes de ver al enemigo, mientras recibía instrucción, explicó.
Era director de un equipo de construcción en su vida civil, un hombre tranquilo y muy querido, y no intentó eludir el servicio militar una vez que le entregaron el aviso.
"Estaba dispuesto a servir desde que su hermano menor, Igor, se alistó voluntario en el ejército nada más comenzar la invasión, tras regresar de Holanda, donde vivía", cuenta Hanna.
Esperando la paz
Ahora está muy preocupada por Igor, el único hijo que le queda. Tras la muerte de su hermano, Igor se trasladó del mando de su unidad a una unidad de drones kamikaze para vengar la muerte de su hermano, explica.
"Le ruego que me llame tres veces al día para que sepa que está vivo. Lo hace siempre que puede, pero se queja en broma de que incluso ante su oficial superior tiene que presentarse sólo una vez al día, y no tres veces, como le pido que haga yo", comparte.
Mientras habla, decenas de hombres sonrientes miran desde las fotos colocadas en las cruces de cada tumba -como es costumbre en Ucrania-, mientras decenas de sus familiares se afanan en limiparlas o están sumidos en sus pensamientos.
"Han muerto tantos chicos jóvenes y guapos. Se me parte el corazón", dice Hanna. Lo que más desea es que la guerra termine pronto, que "todos los niños que siguen vivos" vuelvan a casa. Sigue de cerca las noticias y espera que Donald Trump pueda hacer algo para poner fin a la guerra.
"Es difícil llegar a un entendimiento con los rusos. Mienten todo el tiempo. Dicen una cosa y piensan otra", advierte no obstante.
Sin tregua
Mientras la desconsolada madre se marcha, empieza a sonar música en las entradas del cementerio, donde una pequeña multitud se ha reunido para el entierro de otro soldado, Serguí Melnik, de 27 años.
Los ataques rusos continuaron, en la línea del frente y contra ciudades ucranianas durante el primer día del año, lo que significa que pronto aparecerán más tumbas en los cementerios de todo el país.
Al menos dos personas murieron en el ataque con drones contra Kiev, mientras que a los habitantes de Jersón tampoco les fue concedida una tregua de los constantes ataques con drones y artillería, con un hombre de 23 años muerto el miércoles por la mañana.
"Incluso en Año Nuevo, Rusia sólo estuvo preocupada por cómo hacer daño a Ucrania", subrayó el presidente, Volodímir Zelenski.
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(FIN) EFE/CFS
Publicado: 1/1/2025