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Mario Vargas Llosa: conoce la historia de la primera crónica que publicó en Piura

Se publicó en 1952 en Piura

Conoce la historia de la primera crónica periodística de Mario Vargas publicada. El artículo de nuestro Nobel de Literatura 2010 se publicó en 1952 en un desaparecido periódico de Piura. Foto: cortesía Gerardo Cabrera

Conoce la historia de la primera crónica periodística de Mario Vargas publicada. El artículo de nuestro Nobel de Literatura 2010 se publicó en 1952 en un desaparecido periódico de Piura. Foto: cortesía Gerardo Cabrera

17:30 | Lima, mar. 29.

Mario Vargas Llosa celebró el 28 de marzo sus 89 años de edad. Una fecha especial para el Perú en reconocimiento al Nobel de Literatura 2010. En este artículo destacamos la primera crónica periodística de nuestro laureado publicada en Piura en un desaparecido diario local.

No lo podía creer. Tenía frente a mí, así como ahora ustedes, y después de meses de búsqueda, la primera crónica periodística que Mario Vargas Llosa publicó en Piura un jueves 10 de abril de 1952 en el extinto diario La Industria. Aprovecho esta fecha, 28 de marzo en que el Nobel peruano cumple 89 años, para contar esta historia.


Hallé esta crónica gracias a los archivos de la Biblioteca Nacional del Perú, dentro de un conjunto de periódicos ceñidos bajo una descolorida cartulina: “La Industria. 1952. ENE. – JUN. (Piura)”. Era mitad de diciembre de 2024, y ya llevaba casi un año investigando la vida de Vargas Llosa en esta región del norte peruano, sobre todo aquel 1952, cuando fue un intrépido e incipiente periodista por las calurosas calles piuranas en medio del gran arenal.

La alegría era indescriptible. La relevancia de esta historia radica, por ejemplo, en un detalle: el jovencísimo Vargas Llosa, recién llegado de Lima y con toda la efervescencia de su pasión literaria y periodística, firmó con su nombre el artículo de seis párrafos en la parte superior de la página 3 de ese diario del 10 de abril de 1952. No como Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, su nombre real, sino como simplemente lo conocerán para siempre: Mario Vargas Llosa.

Vargas Llosa era un recién llegado a la ciudad de Piura, donde ya había vivido entre 1946 y 1947. Dos semanas antes, el 28 de marzo de 1952, celebró su cumpleaños 16 en Lima, junto a sus entonces colegas del diario La Crónica (a la sazón, su primera y seria experiencia periodística), entre cervezas, dentro de un chifa de la calle Capón. No obstante, debía estar Piura, porque las clases de quinto de secundaria ya iniciarían en el San Miguel, su nuevo colegio, que quedaba frente a la casa de sus tíos, cruzando la actual plazuela Ignacio Merino.


Así que viajó durante unas veinte horas en un bus de la empresa Cruz del Chalpón y fue allí, al divisar Piura en medio del arenal y junto al río, empezó a actualizar sus recuerdos y a esbozar imágenes que pocos días después escribiría en la redacción de La Industria, ubicado en la calle Lima, cerca de la casa de los tíos de Mario. Este diario era, en ese entones, de cuatro páginas con fotografías e ilustraciones, publicidad, avisos, noticias nacionales e internacionales, crónicas, reportajes y ciertos espacios para la literatura.

“Un discurso prometedor”


El texto de Vargas Llosa en la edición del 10 de abril de 1952 no se había publicado ni siquiera en las antologías de sus escritos en prensa. Carlos Arrizabalaga, lingüista de la Universidad de Piura (UDEP), dice que este es un hallazgo donde ya “muestra un enorme interés por analizar el espacio, rasgo que le va a caracterizar en toda su obra, para la que se documenta cuidadosamente en busca de tener siempre un aire de realidad en la ficción”.

“Apareció la ciudad alegre, joven, con su gente sencilla y sus calles estrechas y sus grandes casonas”, describe el futuro novelista a la ciudad de Piura, asemejando la actividad de su “Plaza Principal -ventilada por arboles enormes- a la reinante en las calles más céntricas de la capital”.

Arrizabalaga examina ese “anhelo por hallar la palabra precisa y por construir el texto hacia un final redondo; los excesos y repeticiones propias de la juventud de un adolescente -que se alucina experto- no quita méritos a un discurso prometedor, que en La Industria destacaron con justa razón, seguramente sorprendidos de que este muchacho escribiera de forma tan elaborada sobre la ciudad”.


Camino a la casa de sus tíos en la calle Tacna de Piura, tras salir de la estación del bus que llegaba de Lima, Vargas Llosa se asombró por las construcciones de algunos edificios, los lujosos automóviles, las anchas y nuevas avenidas, y varios balcones virreinales. Esto mismo describió en su crónica de 1952. De ese modo, el mozalbete escribidor irá ganándose la confianza de sus colegas y jefes directos hasta encargarse de dos columnas en las semanas siguientes: “Buenos días” y “Campanario”.

En Lima, 73 años después


- La semana pasada lo vi, creo.

Cogiendo una manguera para regar el pasto de un parque en Barranco, Lima, al atardecer, Mario Ramírez Alhuay se emociona cuando habla sobre su tocayo y quiere leer un libro de él: el Nobel Mario Vargas Llosa, quien está en algún espacio de su casa, apenas a unos cincuenta metros. Es octubre de 2024.

La casa de Mario, el escribidor, que se ubica en un edificio cercano al malecón Paul Harris, tiene una vista privilegiada: el océano Pacífico en todo su esplendor, los frondosos parques Húsares de Junín y Mariposas, inmensas palmeras de copas verdes e innumerables runners, vecinos y turistas que pasan por allí sin saber que desde arriba los puede ver, tras los ventanales y mientras lee o piensa, uno de los escritores más importantes de la historia del Perú, de Latinoamérica y del mundo.

Un hombre retirado de la literatura y que no pasa de moda, y que de cuando en vez sale, acompañado por su hijo Álvaro, por las calles de Lima, recordando o tratando de recordar. Un hombre que hace 73 años escribió su primera visión sobre Piura. Quizás se acuerde de su crónica al leer esta crónica. O quizás no.

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(FIN) GCC/MAO

Publicado: 29/3/2025