Continúa, en la zona conocida como Chupacigarro, ubicada en las inmediaciones del Sitio Arqueológico de Caral, la exploración de más vestigios arquitectónicos de la que es considerada la primera civilización del continente americano; hallazgo sobre el que se ha podido profundizar tras el desalojo de plantaciones indebidamente ubicadas en el lugar.
Uno de los descubrimientos más señeros es un edificio de carácter monumental con forma piramidal que, según detalló a la Agencia Andina, Alan Ríos, arqueólogo jefe de campo de Caral, estuvo cubierto por un bosque de guarango.
Varios metros más allá, otros vestigios, de características más lineales, se encontraban cubiertos por plantaciones de palta, también recientemente erradicadas, tras el desalojo de quienes utilizaban parte de este lugar histórico para tareas agrícolas.
Chupacigarro pasó a ser considerado Patrimonio Cultural de la Nación en agosto del año 2002, en virtud a su importancia histórica, puesta en relieve por el trabajo de la arqueóloga Ruth Shady, quien actualmente dirige la zona arqueológica de Caral.
En marzo del 2011, mediante resolución viceministerial, se le dio la condición de Zona Arqueológica Monumental, y se le incluyó oficialmente dentro de Caral.
En el ínterin –el 30 de junio de 2009- la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió al sitio arqueológico de Caral en su integridad dentro de la lista de lugares considerados Patrimonio Cultural Mundial de la Humanidad.
Recuperación patrimonial
De un total aproximado de 20 hectáreas, se han recuperado seis hasta hace poco ocupadas por agricultores. “Cuando quisimos hacer la primera recuperación, hubo una muy fuerte residencia”, refiere el arqueólogo Ríos, quien relata que entonces se bloquearon caminos y se quiso impedir el ingreso de los agentes policiales.
En el segundo intento de recuperación, se iniciaron las acciones sumamente temprano y se talaron los primeros árboles. “También que fue necesario el apoyo de la Policía y de la Procuraduría del Ministerio de Cultura”, indica.
En cuanto al edificio piramidal que ha empezado a vislumbrarse en Chupacigarro, Ríos estimó que la excavación arqueológica que viene revelando sus detalles, se encuentra en un 5%. “Por lo menos hay unos 40 o 50 árboles que tienen que ser cortados”, informa el arqueólogo.
“Aún está pendiente retirar vegetación; todo está lleno de esos árboles tan grandes”, señaló respecto al guarango, que tiene la peculiaridad de contar con espinas cuyo gran tamaño y fuerte rigidez las hace peligrosas.
No es el único problema que enfrenta el equipo que labora en Caral, puesto que los paltos que se encontraban en las inmediaciones de Chupacigarro solo han sido cortados desde la base de su tronco, ya que las raíces de ese tipo de cultivo son grandes y se encuentran a considerable profundidad, quedando pendiente retirarlas.
Sitio albergaría más edificios piramidales
Tapia considera que pueden haber más de estas edificaciones piramidales en la zona. Por el momento se observa el muro de una de ellos junto a monolitos o huancas de tamaño notorio, colocados a cierta distancia, lo que daría cuenta de estructuras que en su momento –se estima que datarían de 1800 años antes de Cristo- tuvieron determinada funcionalidad.
Materiales y características
Las piedras que conforman el muro son de dos tipos, de acuerdo al tamaño que presentan, y su colocación responde a las características de los edificios que distinguieron a la civilización de Caral.
En la edificación recientemente encontrada se conjugan los ya mencionados monolitos con piedras de mediana envergadura; un estilo que se condice con el de las construcciones más antiguas existentes en Caral.
El arqueólogo Luis Miranda, que labora en el centro urbano Pueblo Nuevo de este sitio arqueológico, señala que los litos eran traídos desde canteras ubicadas a diez kilómetros de distancia de Chupacigarro, con el fin de dar estabilidad a la construcción. Dicho estilo de construir caracteriza a la etapa más antigua de esta civilización, según explica.
“Hacia el periodo de 2000 a.C. a 1800 a.C., la técnica constructiva cambia” señala el arqueólogo, quien anota que el estilo de la época más tardía de Caral puede apreciarse en los hallazgos más recientes, pese al deterioro causado por las plantaciones ya retiradas.
Así –destaca- los muros que pueden verse allí han sido elaborados con cantos rodados y piedras pequeñas, dispuestas de forma horizontal para facilitar una más efectiva labor de tarrajeo.
Alta civilización
En la misma zona de Chupacigarro (una de las tantas que conforman el sitio arqueológico de Caral) se encuentra también un edificio con plaza circular que podría haber sido construido y usado con fines ceremoniales. Este data de tres mil años antes de Cristo, indicó Tapia.
En este lugar aparecen elementos coincidentes con otras edificaciones de Caral, también construidas sobre superficies elevadas. El arqueólogo de la zona, Cristián Vizconde, destaca que estas edificaciones no se hayan construido sobre las áreas fértiles de la zona, ubicadas en las partes bajas, en donde se producían cultivos para la alimentación.
“Se ubicaron en las partes un poco más altas, sobre terrazas, y en ese proceso de ocupación de territorio empezaron a hacer estructuras con materiales como quincha y pequeños edificios, para luego ir hacia una arquitectura mucho más compleja”, añade.
A su juicio, los recientes hallazgos confirman que Chupacigarro fue una zona “densamente poblada” con áreas residenciales. “La densidad arquitectónica es mucho mayor que la que se creía anteriormente”, lo cual permite hablar de la existencia en este lugar de “una ciudad; una urbe”.
(FIN) FGM/MAO
JRA
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