En lo profundo de la Amazonía peruana, donde la tierra huele a bosque húmedo y las costumbres se mantienen firmes como los árboles centenarios, se preserva una de las tradiciones gastronómicas más auténticas del país: el juane, el plato emblemático de los pueblos de la Amazonía peruana.
Sin embargo, detrás de este famoso platillo típico que se degusta especialmente durante las celebraciones de San Juan y San Pedro, existe un ingrediente poco conocido por los visitantes, pero esencial para comprender su verdadero sabor: el misto, también llamado mishquina.
Este aderezo ancestral, de tonos verde-amarillentos, representa más que un simple complemento culinario: es una mezcla de historia, identidad y herencia cultural que ha pasado de generación en generación, y que hoy sigue viva gracias al esfuerzo de comunidades, instituciones educativas y guardianes del saber tradicional.
La naturaleza, sabia y pródiga, entregó a los pueblos amazónicos un extenso catálogo de hierbas y plantas aromáticas, que fueron sabiamente utilizadas por nuestros ancestros para realzar sus alimentos. Así nació el misto: una mezcla que incluye ajo, comino, pimienta, hojas de sacha culantro, orégano doble, guisador y otras hierbas locales, cuidadosamente molidas en piedra hasta formar una pasta intensa y fragante.
Este aderezo es el alma del juane. No solo le proporciona ese característico sabor profundo y envolvente, sino también ese color y textura únicos que lo diferencian de cualquier otro plato peruano. Su elaboración requiere tiempo, paciencia y conocimiento, y representa un acto casi ceremonial que conecta a las nuevas generaciones con sus raíces amazónicas.
El Festival del Juane Mirandino: juventud y tradición
Recientemente, la institución educativa con Áreas Técnicas “Jesús Alberto Miranda Calle”, ubicada en Moyobamba, fue escenario del Festival del Juane Mirandino, una actividad que no solo buscó revalorar la gastronomía local, sino también fortalecer la identidad cultural entre sus estudiantes.
Con el acompañamiento de sus docentes, las y los estudiantes no solo prepararon el tradicional juane, sino que mostraron al público el proceso detallado de elaboración del misto, desde la selección de las hojas aromáticas hasta su molienda en batán. La actividad fue, además, una oportunidad para que los jóvenes reflexionen sobre el valor de los saberes heredados y su importancia en la cultura regional.
“El misto no es solo un aderezo, es historia, es tradición. Hacerlo me conecta con lo que mis abuelos hacían”, expresó una de las alumnas participantes, mientras removía con esmero la mezcla que más tarde daría vida al arroz, las presas de gallina o chancho, los huevos cocidos y las hojas de bijao que envuelven esta delicia regional.
Turismo, tradición y gastronomía en una experiencia sensorial
Moyobamba, conocida como la Ciudad de las Orquídeas y capital de la región San Martín, es mucho más que su belleza natural. Es un destino ideal para quienes buscan vivir experiencias auténticas. Durante las festividades de San Juan (24 de junio) y San Pedro (29 de junio), las calles se llenan de música, danza, aromas inconfundibles y un ambiente festivo que cautiva a todo visitante.
Además del tradicional juane, los turistas pueden participar en recorridos gastronómicos, ferias artesanales, baños en aguas termales, visitas a jardines botánicos, y caminatas por senderos que cruzan bosques de neblina y cafetales. La gastronomía se convierte así en una puerta de entrada al alma amazónica, y el misto es su llave principal.
Visitar Moyobamba en estas fechas es sumergirse en una experiencia multisensorial, donde los sabores cuentan historias, las costumbres siguen vivas y cada ingrediente tiene un significado. Aquí, cada plato es un homenaje a la tierra, al conocimiento ancestral y al espíritu comunitario que define a la Amazonía.
La esencia viva de la selva
Mientras en otros lugares del país la modernidad ha desdibujado ciertas costumbres, en Moyobamba el misto sigue preparándose como antes. En hogares, mercados y escuelas, este aderezo continúa siendo un símbolo de identidad. Y en cada juane servido, se honra a los abuelos que enseñaron a moler en piedra, a combinar hierbas, a cocinar con respeto y paciencia.
Por eso, en esta tierra cálida y acogedora, todo comienza con el aroma. El misto, con su olor penetrante y sabor inconfundible, es mucho más que un ingrediente: es la esencia de una cultura viva, que resiste al olvido y se abre al mundo con orgullo.