Hoy se cumplen 30 años de la declaración de las Líneas y geoglifos de Nasca y Palpa como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. Visitadas por viajeros y científicos de todo el mundo, este formidable patrimonio cultural y turístico de Perú no deja de sorprender por sus notables y singulares características que llevan a formular muchas interrogantes.
Declaradas e inscritas, el 17 de diciembre de 1994, como
Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad en la 18° Sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, las Líneas de Nasca constituyen uno de los mayores enigmas de la arqueología peruana y global por su significado, dimensiones, variedad, número y existencia de más de 2,000 años.
En efecto, al ser reconocidas como patrimonio mundial, el comité de la Unesco remarcó en uno de sus criterios que “las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa forman un logro artístico único y magnífico de la cultura andina que no tiene rival en su extensión, dimensiones, diversidad y larga existencia en cualquier parte del mundo prehistórico”.
En otro fundamento afirma que “Las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, a través de la forma única del uso de la tierra, son testimonio excepcional de la cultura, la tradición mágico-religiosa y las creencias de las sociedades que se desarrollaron en América del Sur precolombina entre los siglos VIII a.C. y VIII d.C.”.
Sostiene, asimismo, que “El sistema de líneas y geoglifos, que ha sobrevivido intacto durante más de dos milenios, evidencia una forma inusual de utilizar la tierra y el entorno natural que representa un paisaje cultural de alta expresión simbólica, utilizando una tecnología de elaboración que les permitió diseñar figuras a gran escala con una sobresaliente precisión geométrica”.
En la 40° sesión del
Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, realizada en 2016 en Estambul, Turquía, se aprobó el cambio de nombre de Líneas de Nasca por
Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, uno de los
13 sitios del Perú inscritos hasta ahora en la
Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Patrimonio de la Nación
Las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa fueron declaradas
monumento nacional por la Ley 6634 de junio de 1929. En la actualidad se encuentra protegido por la Constitución Política del Perú (artículo 21°) y por la Ley N° 28296,
Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, promulgada en julio de 2004.
Ubicación
Estos espléndidos pictogramas de animales, plantas y figuras geométricas de complejo significado se ubican a 450 kilómetros al sur de la ciudad de Lima y se extienden sobre las pampas de Nasca, Jumaná, Ingenio, Palpa y Socos, en una superficie de 75,358 hectáreas, entre las provincias iqueñas de Nasca y Palpa.
Estas pampas se caracterizan por la tonalidad de su suelo, principalmente negruzco y pardo, pero también con partes rojizas que se tornan violáceas al ponerse el sol.
Al encontrarse en una de las zonas más secas del planeta, a una altura de 330 metros sobre el nivel del mar y a una temperatura media anual de 25 grados Celsius, se generan condiciones naturales óptimas que ayudan a conservar los dibujos. El aire caliente actúa como un "colchón" que impide que las líneas se borren porque obliga al viento a cambiar su dirección.
Origen
La elaboración de estos geoglifos en esta parte del desierto iqueño se atribuye principalmente a la civilización Nasca, que floreció en el antiguo Perú entre los siglos I y VII después de Cristo. Esta cultura preincaica destacó por sus conocimientos avanzados de ingeniería hidráulica, lo que le permitió desarrollar una agricultura próspera en pleno desierto gracias a sus acueductos y canales subterráneos. Además, registró un desarrollo notable en cerámica lo que se evidencia en miles de vasijas y objetos con diseños con imágenes realistas.
Descubrimiento y estudios
Las primeras referencias escritas sobre las
Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa se remontan a escritos del cronista español Pedro Cieza de León, en 1547. En tanto, los primeros hallazgos e investigaciones arqueológicas se datan a partir de 1932 y estuvieron a cargo de
Julio C. Tello, considerado el “padre de la Arqueología peruana”, y de su discípulo
Toribio Mejía Xesspe, destacado arqueólogo peruano.
Otros estudiosos de los geoglifos fueron el historiador estadounidense John Rowe, el arqueólogo alemán Max Uhle y tras ellos el antropólogo estadounidense Paul Kosok, quien determinó su antigüedad en 550 años d. C. mediante la técnica del Carbono 14.
María Reiche
Los importantes avances en la investigación sobre las enigmáticas Líneas de Nasca y Palpa fueron profundizados notablemente a partir de 1946 por la matemática y arqueóloga alemana
María Reiche, quien dedicó el resto de su vida al estudio y conservación de los geoglifos.
Gracias a las extraordinarias investigaciones, esfuerzos y gestiones de María Reiche, la Unesco otorgó a las líneas de Nasca la categoría de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.
En 1992, el gobierno peruano le concedió el título de ciudadana honoraria de Perú, y al año siguiente oficializó su nacionalización. Reiche recibió también las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, la Orden El Sol del Perú en el grado de Gran Cruz y la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en el grado de Gran Cruz.
Otros investigadores
Las Líneas y geoglifos de Nasca y Palpa han sido estudiadas también por Henri Stierlin, los arqueólogos Markus Reindel y Johny Isla Cuadrado integrantes de la Fundación Suiza Liechtenstein para las Investigaciones Arqueológicas en el Exterior, quienes han brindado aportes al conocimiento que ayude a revelar el enigma de los misteriosos dibujos en el desierto.
Asimismo, vienen siendo estudiadas por científicos de la Universidad de Yamagata, de Japón, quienes han descubierto más de 300 nuevas figuras con ayuda de la inteligencia artificial.
Características y tipos de geoglifos
Se han contabilizado hasta ahora alrededor de 800 figuras cuyo tamaño supera los 200 metros de largo y cuyas líneas tienen cada una un ancho que varía entre los 40 y 210 centímetros.
Según los estudios arqueológicos realizados principalmente por María Reiche, existen dos categorías de glifos: el primer grupo representa en forma esquemática una variedad de formas naturales que incluyen animales, pájaros, insectos, flores, plantas y árboles, así como objetos de la vida cotidiana.
Entre las figuras más emblemáticas destacan animales como el colibrí, el mono, el ave fragata, la grulla, el pelícano, la ballena, la araña, el cóndor, el alcatraz, el árbol, el lagarto, el caracol, el perro, el
felino, el loro, entre otros.
Entre las plantas resaltan el cactus, la espiral y la flor. Asimismo, hay pictogramas que aluden a personas como el llamado hombre búho o astronauta y las manos. A estas figuras se suman otras de corte geométrico cuyo significado tiene diversas interpretaciones.
El segundo grupo comprende líneas generalmente rectas que cruzan la pampa en todas las direcciones. Algunas tienen varios kilómetros de longitud y forman diseños de figuras geométricas: triángulos, espirales, líneas onduladas. Otro grupo son las llamadas ‘pistas’, al parecer diseñadas para acomodar a un gran número de personas.
Significado
Según María Reiche, la mayor estudiosa de las Líneas de Nasca y Palpa, estos enormes geoglifos que sobreviven al tiempo fueron usados al parecer por los antiguos peruanos de la civilización Nasca como un gigantesco calendario solar y lunar.
Otros estudiosos han expuesto hipótesis sobre la naturaleza ritual y el carácter protector de las imágenes, y una reciente investigación publicada en el Journal of Tourism and Heritage Research afirma que se tratan de un complejo sistema de gestión de agua, recurso vital muy escaso en la zona incluso en la actualidad.
Protección y conservación
La gestión y protección actual del sitio está cargo del Ministerio de Cultura, que ha aprobado el Plan de Gestión: Sistema de Gestión para el Patrimonio Cultural y Natural del Territorio de Nasca y Palpa, mediante Resolución Ministerial N° 019-2015- MC, de enero de 2015.
Este documento, que es fundamental en la protección de las líneas y geoglifos, establece los principios, estrategias, líneas de acción y una zonificación del territorio para ser gestionado mediante programas y proyectos de investigación, documentación, conservación y promoción de este importante patrimonio cultural. Desde el 2015 se ha instalado una oficina de coordinación de la Dirección Desconcentrada Cultura de Ica en Nasca para la implementación del sistema de gestión.
En vista del alto interés que concitan las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa en el medio científico internacional, los proyectos de investigación y conservación nacionales y extranjeros continúan, esta vez auspiciados por universidades de Japón y Europa y el Fondo del Embajador de la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en el Perú.