En plena pandemia convirtió el Hospital General de Jaén en el principal referente de atención covid-19 de Cajamarca y gracias a su persistencia y capacidad de trabajo colectivo, hoy es el establecimiento más demandado por la población nororiental del país. Su convicción de estar al servicio de la ciudadanía fue su motor.
Si algo caracteriza a Diana Bolívar Joo es la paciencia y la persistencia para conseguir lo que se propone. La tolerancia y la observación le vienen de su abuelo hongkonés, por línea materna, y la capacidad de trabajo y la alegría son herencia de su lado paterno. Atributos que hacen de ella una persona decidida.
Tal vez por eso, cuando la contrataron para poner operativas las nuevas instalaciones del Hospital General de Jaén, sabía a lo que se enfrentaría, porque el encargo que recibió en diciembre del 2019 fue sacar adelante ese establecimiento de salud que tenía muchos problemas.
Ella traía consigo la experiencia de haberlo hecho en el Hospital Regional de Ica, años antes, en una gestión apoyada por el entonces gobernador de esa región, Fernando Cillóniz, quien se propuso que el nosocomio beneficie a la población. Gracias a esa experiencia, aprendió a enfrentar las resistencias de un personal de salud que se opuso al cambio.
Diana llegó a Cajamarca porque el gobernador Mesía Guevara solicitó a la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir) un gerente público para que “resucitara” el Hospital General de Jaén que, a pesar de contar con una moderna infraestructura, no ofrecía ningún servicio. Las anteriores autoridades no le habían puesto empeño para ponerlo en marcha.
“Encontré un hospital que solo tenía una fachada linda y que estaba mal construido. El antiguo local, ubicado a su lado, apenas andaba al 30% de su capacidad. Ni siquiera aparecía en los informes del Ministerio de Salud porque no reportaba estadísticas. Había corrupción allí y las familias de Jaén estaban abandonadas”, declara.
Oportunidad de cambio
Asumió la dirección ejecutiva y por cumplir su misión se enfrentó a falsas acusaciones y hasta amenazas de muerte. Pero la vida le tenía otra partida. Se anunció la emergencia sanitaria en marzo del 2020 en el país por la presencia del coronavirus, y tuvo la visión de convertir ese local desolado en un hospital covid-19. Y lo consiguió. En plena pandemia movilizó recursos económicos y personal convencido como ella en servir a la ciudadanía. Sobre la marcha habilitaron consultorios externos, UCI y todo lo necesario para combatir la enfermedad letal.
“Nos convertimos en hospital de referencia en todo Cajamarca y de la zona nororiental del país. Llegaban de Piura, Chiclayo, Bagua, Chachapoyas, inclusive de Lima. Nos hicimos conocidos por el Minsa y la Contraloría. Empezamos a recibir presupuesto. De las 19,000 consultas externas que se hacían por año, el 2021 cerramos con 114,000 atenciones. Es solo un ejemplo”, cuenta orgullosa.
Felizmente, los malos momentos ya pasaron. Inclusive el más triste de su vida. Cuando el 19 de mayo del 2020, hace dos años, falleció su padre, y ese mismo día le sacaron una denuncia pública, llamándola incompetente y foránea. Ese día recordó una frase de él: Si tienes claro lo que quieres hacer, no puedes ceder.
Su meta este año es implementar un servicio de hemodiálisis porque los casos de insuficiencia renal están aumentando, y también de quimioterapia, porque el cáncer afecta a más personas en Jaén. Ella se siente satisfecha, es consciente del impacto que tiene en la población una gestión eficiente y transparente.
“Decidí ser gerente público porque quiero que las cosas cambien; logramos estos resultados en poco tiempo gracias al compromiso de un equipo de profesionales seleccionado por sus méritos, conocimientos y experiencia. La meritocracia ayuda a cumplir objetivos”, finaliza.
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(FIN) DOP/ SMS
JRA
Publicado: 30/5/2022