Carlos Padilla Rojas reportó el primer genoma del Sars-Cov2 en el país, después de que integrantes de su equipo confirmaran la presencia del primer caso de covid-19. Con la investigación, el INS mostró al mundo las características del virus que llegó al Perú. Hoy, lidera el grupo dedicado exclusivamente a la vigilancia y la detección de variantes.
Para la salud humana, que era el campo que había elegido este biólogo formado en la
Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), este invento sería útil para el ejercicio de su profesión, porque gracias a él, conocería cómo influyen los genes en la salud de una persona. Esta técnica, revolucionaria para el mundo científico, no la habría conocido si Diosito no ponía en su camino a quien sería su mentora: la doctora Isabel Montoya.
Ella fue la asesora de su tesis sobre Leishmaniosis, enfermedad conocida como uta en el Perú, y visionaria sobre el impacto que tendría en el Instituto Nacional de Salud (
INS), donde trabajaba, el uso de la PCR.
Biólogo Molecular, Carlos Padilla Rojas en el laboratorio del INS, en pleno trabajo.
Seguramente notó en el alumno Padilla cualidades de investigador, capacidad de análisis e interés de estar al tanto de las novedades del mundo científico, porque lo invitó a desarrollar sus prácticas en la institución.
Vigilante paciente
Carlos Padilla Rojas creció como profesional en esta entidad pública, que hoy cumple un papel importantísimo en la vigilancia del Sars-Cov2. Gracias a que ha acumulado una experiencia de más de 20 años, pues empezó como procesador de muestras, analizador de genomas de virus respiratorios, “conozco todo el proceso”, cuenta.
No es fácil imaginar cómo este hombre pausado, que habla sin aspavientos, curioso y paciente, como todo biólogo, para captar “el detalle de una muestra” que podría cambiar la historia de la salud pública, pudo tolerar en el 2020 trabajar bajo presión, igual que todos sus compañeros. Desde enero de este año, es jefe de uno de los grupos de diagnóstico del virus del covid-19.
El especialista trabaja en el Laboratorio de Referencia Nacional de Virus Respiratorios del INS.
“Este trabajo es voluntario, lo hacemos aparte del que cumplimos en la institución que ha creído conveniente centralizar sus recursos humanos para efectuar diagnóstico molecular las 24 horas. Soy jefe de uno de los grupos integrado por esforzados jóvenes que realizan el trabajo de hormiga y están comprometidos a contribuir al control de la pandemia”.
El especialista formado en la UPCH, gracias a una beca que conservó con mucho esfuerzo, confiesa que hasta el momento lo han sorprendido la capacidad de mutar que tiene el virus; la aparición no prevista de la variante lambda, la local, dominante frente a las otras, y que retrasó el protagonismo de la delta; y la facilidad que tiene para ingresar a la célula humana por sus espículas.
Con el equipo encargado de vigilar al Sars-Cov2 y sus variantes en el Perú.
“Vamos a vigilar al Sars-Cov2 hasta que desaparezca. Sin los biólogos del INS no se hubiera respondido de forma adecuada a la pandemia. A los biólogos nos apasiona saber qué resultado obtendremos al analizar una muestra, y con ello descubrir algo nuevo de la naturaleza de la vida. Mi sueño es que nuestra institución sea poderosa en la región. Estamos encaminados, a pesar de las dificultades”. La misión técnica y científica que tiene el INS, aún es incomprendida.
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