Ante la delicada salud del papa Francisco, el Arzobispado de Lima ha pedido a la feligresía unirse en oración el domingo 23 de febrero, durante todas las misas que se celebren ese día en las diferentes iglesias y parroquias de su jurisdicción, con el fin de pedir por su pronta recuperación.
A través de un comunicado, la Arquidiócesis de Lima lanzó un llamado a todos los párrocos, superiores mayores, rectores de iglesias, religiosos, miembros de institutos de vida consagrada, hermandades, movimientos eclesiales, directores de colegios y fieles de la capital para realizar una jornada de oración por la salud del vicario de Cristo.
"En todas las eucaristías diarias encomendemos vivamente la salud del papa Francisco. En tanto, el domingo 23 de febrero, reunidos con el pueblo de Dios, ofrezcamos nuestras intenciones en las misas dominicales", señala la misiva.
La convocatoria también incluye las horas santas celebradas por las parroquias y comunidades religiosas, particularmente el jueves eucarístico, que es un momento clave de oración y reflexión.
Por su parte, el arzobispo de Lima, cardenal Carlos Castillo, recordó la petición constante del papa Francisco de rezar por él. Exhortó a los movimientos laicales, hermandades, cofradías, comisiones pastorales, catequistas y jóvenes a participar activamente en esta cadena de oración, con iniciativas como el rezo del Santo Rosario, para acompañar al papa en su recuperación.
La arquidiócesis destacó la unidad de la Iglesia Universal en este momento de dificultad para el sumo pontífice, pidiendo la intercesión del Señor de los Milagros y de los santos peruanos, como expresión de solidaridad espiritual y fe.
En la nota también se resalta la importancia de la oración en tiempos de adversidad, y cómo la Iglesia de Lima se mantiene unida para apoyar al representante de Cristo en este momento crítico de su salud.
Delicado estado de salud
Según informaciones de la Santa Sede, el papa Francisco lleva seis días internado en el hospital Gemelli, de Roma, tras agravarse su salud debido a una neumonía bilateral y una infección polimicrobiana, lo que le obligó a ser ingresado el pasado viernes.
El pontífice, de 88 años, no recibe visitas, ya que requiere de descanso absoluto. Hasta el momento, su estado de salud es delicado, por lo que se encuentra bajo monitoreo continuo las 24 horas, con el fin de evaluar su respuesta al tratamiento farmacológico al que está sometido.