Por: César ChamanDespués de todo, lo que cuenta en el teatro no es lo que dicen los personajes –afirma el actor Augusto Mazzarelli–, sino lo que el público se lleva en la cabeza cuando termina la función, las preguntas que genera la historia que acaban de ver.
“De eso se trata”, comenta el actor uruguayo al final de ‘Los perros’, todavía sobre el escenario, mientras el elenco formado también por Carolina Cano, Grapa Paola y Diego Lombardi responde preguntas de un grupo de estudiantes de artes escénicas en el Auditorio Británico en Miraflores.
Con el personaje de Emilio, a fuerza de recuerdos y referencias al pasado familiar, Mazzarelli sostiene la trama en la primera parte de ‘Los perros’, una obra del argentino Nelson Valente que se promociona como ‘comedia ácida’ aunque se digiere lentamente como un drama de desencanto.
Padres en edad madura, Emilio y Alicia llegan invitados a la casa de su hijo Rodrigo para una cena por los 40 años de su nuera, Laura. Pero allí, lo que comienza como una inocente celebración de cumpleaños se convierte con los minutos en una acalorada discusión de todos contra todos.
El detonante es la profunda insatisfacción de Laura con la vida que lleva: en el trabajo, en el matrimonio, consigo misma. La mujer entra en crisis después de que un extraño –esa misma mañana– le susurrara al oído, en el transporte público, una frase desestabilizadora: “Tu vida es una m…”.
Dirigida por Sergio Paris, la obra puede leerse también como una metáfora que se “autocumple”. Lo que le ocurre a Laura en escena es lo mismo que le va a suceder al espectador que se sienta a mirar ‘Los perros’: la monotonía de una vida estructurada en función de rutinas se ve sacudida de pronto por un ‘otro’ desconocido.
El desafío de estar presente
“Lo más difícil de esta obra es mantenerse presente a lo largo de toda la función”, explica Carolina Cano. Laura, su personaje, es casi un extra en los minutos iniciales de ‘Los perros’, aunque esa lejanía silenciosa es indispensable para construir la tensión que la enfrentará con Rodrigo.
Sobre el escenario, “el actor siempre está haciendo (la historia) y no solo cuando habla”, añade la actriz. “Una vez que estamos en el teatro ya somos personajes y no debemos refugiarnos en la palabra”, acota, en el diálogo con alumnos de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (Ensad).
En el proceso del montaje de ‘Los perros’, el desafío para el elenco tuvo mucho que ver con lograr eso que en el teatro de improvisación se llama “estar presente para que esto suceda”, comenta el director. “Porque esta es una obra donde si el texto se actúa, no sirve”.
Además, en un auditorio con butacas en dos frentes, otra necesidad del montaje es no dar la espalda a nadie a lo largo de la obra.
El equipo de producción convirtió esa dificultad en una ventaja: la ubicación del escenario respecto de la doble platea aporta cierta sensación de transparencia a la sala-comedor de esta conflictuada familia de clase media.
“Queremos que el espectador se sienta un voyeur, que esté en el centro de una discusión familiar (sin ser visto) y se empape de la incomodidad que agobia a los personajes”, agrega Paris.
Una obra para vivirse
En el papel de un esposo que tampoco tiene la vida soñada, Diego Lombardi concuerda con el director de la obra: ‘Los perros’ no debe actuarse, sino vivirse. “El reto es ser siempre verdaderos y, de hecho, eso tiene que ver con escucharnos” atentamente entre los personajes.
“Si no nos escuchamos y comenzamos a actuar ‘en automático’, la obra no funciona. La historia está en tus compañeros, no en otro sitio. No está en tu cabeza –como texto–, sino en escuchar lo que ellos están diciendo en la función de esta noche, de la forma como lo están diciendo ahora”.
El texto de Valente, la dirección de Paris y la actuación de un elenco muy compenetrado, desembarcan naturalmente en un espectáculo que cumple su cometido: involucrar al público en una historia que atrapa y dispara esas preguntas incómodas e inevitables. ¿Es esta realmente la vida que quiero?
La segunda temporada de ‘Los perros’ llega a su fin con cuatro últimas funciones:
viernes 10, sábado 11, domingo 12 y lunes 13 de mayo en el auditorio del Británico Cultural (Bellavista 531, Miraflores). Domingos: 8:00 p.m. / V-S-L: 8:30 p.m. Entradas disponibles en
Joinnus.
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(FIN) CCH
Publicado: 10/5/2024