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Padre Marco Antonio: “Nuestra labor es ir al encuentro del dolor y el hambre” [video]

Proyecta crear un albergue en donde los niños encuentren un hogar y una familia

El padre Marco Antonio Toscano es capellán del Hospital San Bartolomé y presidente de la Asociación corazones y manos y solidarias San Francisco, a través de la cual más de 10,000 familias de las comunidades alejas del Perú ya recibieron soporte espiritual y material. ANDINA/Cortesía

El padre Marco Antonio Toscano es capellán del Hospital San Bartolomé y presidente de la Asociación corazones y manos y solidarias San Francisco, a través de la cual más de 10,000 familias de las comunidades alejas del Perú ya recibieron soporte espiritual y material. ANDINA/Cortesía

09:26 | Lima, nov. 16.

Sus primeros siete años de vida los vivió en Tinyahuarco, Cerro de Pasco, pueblo cercano a un centro minero que su familia dejó para echar raíces en la capital. Marco Antonio Toscano Trinidad encontró su vocación en Lima: ser sacerdote. En plena pandemia dejó el encierro para apoyar a madres de familia de las ollas comunes y llevar la Navidad a los niños olvidados.

Cuando llega al lugar más alejado del país llevando víveres a las ollas comunes, maderas a fin de levantar una casa o consuelo para quienes tienen resquebrajada su salud, aparecen desde lo más tierno de su memoria, los días en los que llevaba el almuerzo de su padre envuelto en una manta amarrada a su espaldita. Marco Antonio era apenas un niño cuando recorría largos trechos de caminos hasta encontrar a su progenitor y evitar que le falte alimento, allí donde trabajara en Cerro de Pasco.

Su diligencia temprana la dispuso para ayudar a su familia, humilde y “chambera”, así como para apoyar a sus amigos de la escuela pública en la que estudió el tiempo que vivió en la ciudad más alta del mundo. Esta manera de ser no cambió en Lima cuando se instalaron en los Barrios Altos, donde vivieron. No es de extrañar que en su adolescencia sintiera que ser profesor o policía fueran sus mejores opciones de continuar por esa senda.

Nuevo camino


Pero el camino que debía andar sería otro. Una tarde, lo invitaron a participar en una experiencia vocacional religiosa durante 20 días. No hubo vuelta atrás, sintió que su misión era ser sacerdote y eligió la congregación Religiosos Camilos, para enrumbarse hacia el cuidado de la salud de los más desposeídos teniendo como mejor medicina la palabra de Dios.

El otro año cumple bodas de plata, y si no fuera porque es capellán del hospital San Bartolomé desde el 2005 –una labor que le permitió conocer de manera directa el dolor de una madre ante la amenaza de perder a su recién nacido o su sentimiento de culpa por haberlo traído al mundo con una discapacidad– su corazón no habría estado dispuesto a enfrentar la pandemia de forma radical.

Ya había hecho antes algo parecido, cuando en el 2007 expandió su trabajo del hospital hacia otros linderos y convocó a un grupo de personas para que se sumaran a la tarea de llevar la Navidad a niños y niñas damnificados por el terremoto de Pisco. Esa actividad la desarrolla en pueblos y distritos alejados del país desde entonces.

Pero esta vez el padre Marco Antonio dejó el encierro obligado de la cuarentena. No sé si ustedes –le dijo a su equipo de trabajo– pero no me quedo encerrado porque hay demasiado sufrimiento afuera y tenemos que responder. Decidieron estar al lado de las madres de familia organizadas en ollas comunes, a quienes la pandemia había dado la mayor estocada. Gracias a su empeño, en el 2020 realizaron 24 campañas en las que entregaron como capital semilla una importante remesa de víveres para que pudieran autogestionarse.

Corazón solidario


Ese niño que jugaba creando muñecos de nieve en su tierra natal y cazaba truchas para llevar alimento a su casa, se convirtió en un sacerdote tenaz. Por eso, además de su trabajo como capellán, es presidente de la Asociación corazones y manos y solidarias San Francisco, a través de la cual más de 10,000 familias de las comunidades alejas del Perú ya recibieron soporte espiritual y material.

“Nuestra labor es ir al encuentro del dolor y el hambre para dar una respuesta real y tangible; ser sostén de niños y familias vulnerables. La realidad está muy dura y los niños necesitan más tiempo y afecto. Quiero crear un albergue con visión de hogar y llegar a las cinco regiones que nos faltan”.

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(FIN) DOP/ SMS





Publicado: 16/11/2021