Las compañías detrás de los videojuegos suelen estar en la carrera contra los productores tanto de cracks como de cheats. Por ejemplo, en enero de 2023, Activision ganó una demanda contra EngineOwning, un conocido proveedor de cheats para juegos como Call of Duty. El tribunal ordenó a EngineOwning pagar una compensación millonaria por daños, sentando un precedente. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, analiza algunos casos en los que se distribuían códigos maliciosos y el riesgo que representan.
. Estos archivos suelen ser ejecutables (.exe en Windows) o librerías dinámicas (.dll en Windows, .so en Linux). Son las piezas del software que contienen las instrucciones que el sistema operativo ejecuta para hacer funcionar el juego.
Un crack podría modificar el archivo ejecutable principal del juego y eliminar la verificación de la licencia al modificar secciones del código que comprueban si se ingresa una clave válida o si el juego se ejecuta en un entorno de prueba. El crack reescribe estas secciones del código para que siempre devuelvan un resultado positivo, incluso si no se ha comprado el juego o no se ha ingresado la clave correcta.
pueden modificar archivos de configuración que contienen datos del juego (como tablas de estadísticas), o incluso introducir nuevos archivos en el sistema del juego. Un cheat podría modificar un archivo que controla las estadísticas de los personajes para
.
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Otra técnica, es la
inyección de código en la memoria. Cuando un juego se está ejecutando, partes del código del juego y los datos relacionados (como la posición del jugador, la salud, etc.) residen en la memoria. Los cheats que inyectan código en la memoria modifican estos datos en tiempo real. Por ejemplo, puede buscar en la memoria del juego el valor que representa la cantidad de munición que tiene el jugador y, una vez localizado, sobrescribe este valor con un número mayor, dándole al jugador munición infinita.
Cuando un crack o un cheat modifica archivos ejecutables o librerías dinámicas, está alterando directamente el código que el software original usa para funcionar. Este comportamiento es muy similar a una técnica maliciosa, en donde ciertos tipos de
malware modifican archivos ejecutables benignos para insertar su propio código. Cada vez que el archivo se ejecuta, acciones maliciosas lo hacen con este. Además, los
cracks y cheats suelen necesitar modificar verificaciones de seguridad puestas por el mismo juego para evitar alteraciones. Ya sea una firma digital o una protección de licencia, un software de protección podría interpretar ese “envenenamiento” como producto de una acción maliciosa.
“Entendiendo el funcionamiento de este tipo de archivos, un software de protección los detectaría como códigos maliciosos sin importar si realiza o no acciones dañinas. Tanto la modificación de archivos críticos como la inyección de código en la memoria son técnicas que pueden ser utilizadas tanto por software legítimo como por malware. Sin embargo, debido a su potencial para causar daño, estas técnicas suelen ser tratadas con sospecha por los programas antimalware”, comenta Martina López, Investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
En cuanto a la inyección de código en memoria, existen varios focos que alarman a un software de seguridad:
- Amenazas como
los troyanos y rootkits a menudo inyectan su propio código en la memoria de otros procesos para ocultarse y tomar control del sistema. Esto les permite operar en segundo plano sin ser detectados. Dado que los cheats y algunos cracks también inyectan código en la memoria para modificar el comportamiento del juego, los antimalware pueden detectar este comportamiento como indicativo de una amenaza.
- La técnica de “hooking” es común en exploits y malware avanzado que intentan interceptar y manipular datos sensibles. Por lo tanto, cualquier intento de inyección de código que altere el flujo de ejecución es visto con sospecha.
- Muchos programas antimalware incluyen técnicas de protección contra exploits, que están diseñadas para prevenir la inyección de código en la memoria. Si un cheat intenta inyectar código y activar comportamientos que estos mecanismos están diseñados para prevenir, el antimalware lo detectará y bloqueará, identificándolo como una amenaza potencial.
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Malware escondido
Existen campañas maliciosas en las que un desarrollador puede ocultar malware dentro de un crack o cheat de manera astuta, aprovechando la confianza del usuario en la funcionalidad aparente del software. Aunque cumpla con su objetivo principal, como desbloquear características de un juego o proporcionar ventajas ilegales, puede llevar consigo un código oculto diseñado para causar daño.
Además, los desarrolladores maliciosos pueden emplear
técnicas avanzadas de evasión, ocultando el malware en capas de cifrado que se descifran únicamente en la memoria durante la ejecución del crack. También es posible que el
malware modifique archivos críticos del sistema o del juego, estableciendo su persistencia incluso si el juego es desinstalado.
Esta combinación de técnicas hace que el malware incrustado en un crack o cheat sea especialmente peligroso, ya que el usuario puede estar disfrutando de las ventajas que el software proporciona, mientras en segundo plano su sistema es comprometido de maneras que pueden tener consecuencias graves y duraderas.
“Más allá de violar las políticas de uso de los videojuegos, los cracks y cheats también representan un grave riesgo de seguridad para los usuarios, por las funciones que realizan. Detrás de la promesa de desbloquear contenido o ventajas,
podrían ocultarse programas maliciosos diseñados para comprometer el sistema, robar datos sensibles o instalar más software dañino. La sofisticación de estas amenazas, junto con su capacidad para evadir detección, subraya la importancia de evitar el uso de software no autorizado y confiar únicamente en fuentes legítimas y seguras.”, concluye Lopez de ESET Latinoamérica.
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(FIN) NDP/ MFR