Por años los puneños bailan y rinden culto a la Virgen de la Candelaria, que comprende dos momentos: la religiosidad y la fastuosidad, este último tiene que ver con la pomposidad de la fiesta, los danzantes lucen coloridos atuendos y máscaras hechas por artesanos que trabajan casi todo el año.
Javier Quisbert Vila (50), es el artesano más antiguo de Puno, pertenece a la tercera generación de la Casa Luminar, que fue promovido por su abuelo, luego por su padre Néstor Quispe Rivera, quien fuera el primer ángel de la
diablada puneña.
En su taller, ubicado en la avenida El Ejército de la ciudad Puno, se exhibe una variedad de trajes de achachis, diablos y chinas, con vistosos diseños y colores radiantes que expresan la simbología andina durante la festividad de la
Virgen de la Candelaria.
“Me quedé huérfano a los 7 años, y a los 17 me hice cargo de la Casa Luminar Internacional, aposté por presentar trajes en estreno, con diseños propios que representan a la
vivencia andina”, manifestó Javier, mientras su mano coge los hilos dorados y de plata para el bordado del vestuario del moreno.
A lo largo de sus existencias ha confeccionado infinidad de trajes, según el gusto y la preferencia de sus clientes. Por ejemplo, un traje de achachi puede pesar entre 30 a 50 kilos, uno liviano de 10 a 15 kilos.
Los costos de los trajes oscilan entre 700 a 800 soles y, los económicos bordean entre 150 a 250 soles, “Esto es solo el costo de confección, nosotros no consideramos el alquiler, de eso se encargan presidentes de los conjuntos”, aclaró.
Así como él (Javier), en toda la región Puno, existen unos 500 artesanos dedicados a la confección del vestuario para los danzantes de la fiesta de la Candelaria, son las manos que dan vida y colorido a la fiesta religiosa más importante del Perú.
Las máscaras
Otro elemento simbólico de la festividad de la
Candelaria son las máscaras hechas de material latón, sintético y yeso, que han sido utilizadas desde la antigüedad como complemento ceremonial de las fiestas religiosas en el Altiplano, las que representan al mal y al bien.
Oscar Bueno, artesano y docente de artes plásticas de la Universidad Nacional del Altiplano, junto con sus alumnos confeccionan máscaras para el danzante de la fiesta de Candelaria, en las que predominan los colores y formas de la simbología andina.
“Las máscaras han evolucionado de diferentes elementos recreados, desde la colonia hasta la actualidad. Los artesanos ponemos nuestro conocimiento y creatividad para que el bailarín pueda lucir su gracia”, refiere Oscar Bueno.
Considera, que la característica de la máscara puneña, es el elemento simbólico de la naturaleza, representado por el cóndor, los osos, el murciélago, la serpiente andina y el caporal, además del dragón como el elemento extraño.
Las manos de los artesanos puneños, es vital en la preparación del vestuario del danzante de la festividad de la Virgen de la Candelaria, ellos transmiten su conocimiento basado en el pensamiento andino, el cual se expresa en las formas y colores, que en el pasado fueron las formas de comunicación, en lugar del alfabeto.
(FIN) JCB/MAO
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Publicado: 2/2/2018