Andina

Pensión 65: conoce a Matilde y Juan, apurimeños sabios en preparar chicha de maíz blanco

Usuarios de programa social del Midis se conocieron en un tranquilo centro poblado del distrito de Curahuasi

10:00 | Lima, ene. 25.

Para Matilde Mateo Hurtado, de 66 años, y Juan Francisco Pataca Quispe, de 72 años, la vida es igual a cabalgar un caballo. “Porque nunca se sabe cuándo vamos a caer y si ocurre algún accidente, solo queda levantarse y seguir. Al inicio da cierto miedo, pero llega un momento en que conoces el amor y tu viaje tiene un nuevo propósito”, reflexiona el septuagenario.

Bajo ese pensamiento, la pareja recuerda cómo se conoció, de qué forma su pasión los llevó a estar juntos, y lo importante que es mantener el respeto y cariño mutuo. Ambos son usuarios del programa Pensión 65 y se conocieron hace más de cuatro décadas en el centro poblado de Antilla, distrito de Curahuasi, en el departamento de Apurímac, una localidad donde reina la armonía, bajo un cielo celeste y una hermosa vista hacia las montañas, además de estar muy cerca al imponente Cañón del Apurímac, uno de los puntos más sagrados de la época incaica.


Ella venía de Grau, buscaba un nuevo comienzo junto a sus hijitos. Yo crecí en Antilla y me dedicaba al campo, a la cosecha de habas, papa, y en especial maíz blanco. Fue así que un día nos cruzamos en la pequeña placita, cuando estaba vendiendo mis productos. Matilde se me acercó a comprar y quedé deslumbrado por su belleza”, relata Juan Francisco, lleno de entusiasmo y cariño.


Después, él me buscó”, agrega Matilde, evidenciando una tímida sonrisa en su rostro. Efectivamente, Juan Francisco logró ubicarla y le llevó un ramo de flores de distintos colores. Conversaron por horas sobre lo que hacían, lo que más les gustaba y las complicaciones que tuvieron en la vida.

Valores en la vida


Mis padres me enseñaron a trabajar, a no rendirme y tomar aliento para continuar. Mientras mi padre, Gabino Mateo, traía sacos de maíz blanco, mi madre, Gerarda Hurtado, preparaba chicha blanca. Ellos ya se conocían y trabajaban juntos, como un equipo. Y justo es lo que se me vino a la cabeza cuando conocí a Juan Francisco, que podíamos salir adelante si estamos unidos”, cuenta Matilde.


Por su parte, el septuagenario comparte la gran lección que le dejó su progenitora, Luisa Quispe: “Mientras montamos al caballo de la vida, encontraremos el amor que hará más sencillo y hermoso nuestro viaje, por eso hay que cuidarlo y preservarlo”. "Mi mamá sabía cabalgar y por eso me dejó esa herencia, además de sus bonitos consejos”, añade.


Con esos valores y lecciones, construyeron un hogar en el bello centro poblado de Antilla, convirtiéndose en los eternos enamorados de la localidad, por el respeto y afecto que se tienen, sobre todo, por la dedicación que han demostrado al cuidar su amor.

Tradición en una bebida


Juan y Matilde, como usuarios de Pensión 65, participan de los encuentros de saberes productivos que se organiza junto a la municipalidad para revalorar los conocimientos de los adultos mayores. Ellos son expertos en la cosecha de maíz blanco y en la preparación de chicha blanca, lo que les ha permitido continuar con el legado de sus padres y enseñárselos a sus hijos, además de los niños y jóvenes que los buscan para probar este tradicional refresco de Apurímac.


(FIN) NDP/LZD


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Publicado: 25/1/2025