Por César ChamanLa ministra de Cultura, Patricia Balbuena aseveró que el Perú es un país que ha superado sus crisis y demuestra que día a día, los peruanos se levantan y avanzan, "y eso solo es posible en un país democrático".
En entrevista al Diario Oficial El Peruano, afirmó que uno de los compromisos del Gobierno del presidente Martín Vizcarra hacia el Bicentenario es entregar los grandes proyectos emblemáticos.
Entre ellos, afirmó, se encuentran, la Línea 2 del Metro, la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, tener un 90% del país conectado por vía terrestre. Y en proyectos netamente culturales, tenemos como gran obra el Museo de la Nación, el Muna.
¿Qué significa para usted la elección del Ministerio de Cultura para liderar la organización de las celebraciones del Bicentenario?
–En primer lugar, un encargo como este, para articular, coordinar y acompañar a todas las entidades del Gobierno nacional, las regiones y los municipios –y también a los organismos privados– en la preparación de la celebración de nuestros 200 años como República, da cuenta del nivel de relevancia que tiene hoy el Ministerio de Cultura. En segundo lugar, esta articulación requiere de una visión de los valores de la celebración, es decir, claridad respecto a lo que estamos celebrando. Acá, en el Ministerio de Cultura, tenemos equipos técnicos que trabajan desde el mundo de las artes, la historia, el patrimonio inmaterial, el cine, la música, la arqueología, la sociología, la antropología y la arquitectura; trabajamos desde la visión estética, pero una estética que tiene memoria y reflexión crítica. Y todo eso nos hace un ministerio con capacidad para liderar este proceso de celebraciones.
En línea con lo que usted plantea, ¿qué estamos celebrando, ministra Balbuena?
–En determinado momento de la historia, se produjo en el Perú una gran discusión y hubo que tomar partido: seguir con el modelo de monarquía o apostar por una república, sin saber exactamente qué cosa era. La república nos garantizaba el camino de la libertad y la institucionalidad y, en ese recorrido, hemos ido ganando derechos. Es verdad que también tuvimos traspiés, etapas de crisis y pareciera que, incluso, retrocedimos con los regímenes militares. Pero también creo que ahora estamos en un contexto de celebraciones donde nadie se siente excluido por sus opiniones. A pesar de que hemos pasado por aguas movidas y turbulentas, llegamos a la conclusión de que seguir el camino de la libertad, con todos los riesgos que ello implicaba, fue mejor que vivir sometidos a otro tipo de estructuras. En 200 años, hemos logrado sentirnos un país libre donde la gente puede elegir un proyecto de vida. Somos un país que ha superado sus crisis y que demuestra, todos los días, que hay miles de personas que se levantan y avanzan. Y eso solo es posible en un país democrático. Eso es lo que celebramos.
En 1921, para el Centenario, se propuso el relato del “hombre nuevo”; y en el Sesquicentenario, 1971, el del “poder popular”. ¿Qué relato estamos construyendo para el Bicentenario?
–Estamos tratando de mirarnos como un país integrado, un país que no obstante sus problemas, se construye sobre la fragmentación y la separación y se hace cargo de su diversidad. El lema de la República era “Firme y feliz por la unión”, pero tanto en el Centenario como en el Sesquicentenario, un actor ajeno fueron las regiones y la voz y el protagonismo de la gente, de los peruanos y peruanas que venían de las profundidades del país. Necesitamos reconocer que, más allá del proceso de mestizaje, existe todavía una gran diversidad que está excluida de las decisiones importantes sobre el Perú, poblaciones de afroperuanos e indígenas en que están alojadas las mayores brechas de pobreza y desigualdad.
Entonces, llegamos al Bicentenario como un país que busca la integración interna, superar sus fragmentaciones y constituirse en una nación unida. El gran ideal del nacimiento de la república fue la unión, pero diferentes factores impidieron pegar esas piezas que habían sido dañadas por las estructuras coloniales…
Y esta es la oportunidad de unirlas…
–Sí, esta es la oportunidad. Frente a problemas como el racismo y la discriminación, cada vez encuentras más gente que dice “¡Oye, esto no es posible!”, “¡Esto no lo podemos permitir!”. Lo mismo en el tema de género: no podemos permitir que más mujeres mueran. Entonces, somos un país que está llegando a mirarse a sí mismo y a reconocer que ha sufrido demasiados cortes en su interior y que necesita –respetando las diferencias– que todos nos sintamos parte de una misma nación. Creo que la gran narración de este Bicentenario es la integración: unirnos y dejar de lado la fragmentación y las escisiones que nos han causado tanto dolor.
Ejes emblemáticos
¿Cuáles son los componentes principales de la Agenda Bicentenario?
–La agenda conmemorativa fue propuesta al Consejo de Ministros y ha sido aprobada con ejes emblemáticos como el de los grandes proyectos que el gobierno del presidente Martín Vizcarra entregará al Perú en el 2021. Allí están, por ejemplo, la Línea 2 del Metro, la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, estamos avanzando para tener un 90% del país conectado por vía terrestre. Y en proyectos netamente culturales, tenemos como gran obra el Museo de la Nación, el Muna.
Por otro lado, tenemos también las grandes exposiciones de cultura peruana que llevaremos al mundo; vamos a invertir para poner en valor 56 museos. Tenemos el proyecto de una gran cinemateca en el Cusco, un centro de visitantes en esa misma ciudad y el Gran Parque Bicentenario. Necesitamos recuperar espacios públicos no solo en Lima, sino también en todas las regiones, a donde las personas puedan tener una buena biblioteca, un teatro, una sala para música sinfónica, un cine. Estamos diseñando el modelo del Gran Parque Bicentenario; lo vamos a ejecutar, en principio, en Lima y luego lo llevaremos a las regiones.
Con esa mirada de integración, ¿cuál es el mensaje de la elección de Ayacucho para el lanzamiento de la Agenda Bicentenario?
–Huamanga es una ciudad simbólica; en Ayacucho se desarrolla la batalla que sella la independencia de América Latina y es un punto relevante en la historia global. Primero, entonces, la elección de Huamanga es un reconocimiento a la memoria de lo que significaron Ayacucho y Quinua. Sin embargo, es también regresar simbólicamente para decir, desde allá, que nosotros como república no podemos dejar olvidadas a las poblaciones rezagadas. Dejamos a Huamanga olvidada por mucho tiempo y por eso nos pasó lo de la violencia terrorista. Esta elección es volver para decirle al Perú: “Esto no volverá a pasar”.
La conmemoración del Bicentenario se ha organizado en tres momentos: imaginar, hacer y celebrar. ¿Cómo los define?
–Entendemos que el Bicentenario no es un gran festival, sino un proceso en el cual debemos pensar e imaginar qué país queremos dejar a las siguientes generaciones. Para el 2021, la intención es fijar la idea del país que queremos para los cien años siguientes. Y eso es parte del reto: imaginar. Pero, obviamente el imaginar no implica quedarse en la ficción, sino avanzar hacia el hacer, recuperar las voces y los rostros de miles de peruanos y peruanas que hacen todos los días ese país que imaginan para sus hijos y para ellos mismos. Por ejemplo, en los procesos de migración del campo a la ciudad, detrás de cada familia hay un proyecto de vida y superación para la nueva generación. Por eso hay millones de hombres y mujeres que están trabajando y hacen que el país no se caiga: ellos lo sostienen. Y eso es lo que queremos celebrar: el esfuerzo de miles de peruanos y peruanas que, durante estos 200 años de república, han imaginado siempre un país mejor y que todos los días hacen algo más para lograrlo.
¿Cuál es el papel de la cultura en la construcción de este nuevo país?
–Un tema que marca la diferencia entre desarrollo y subdesarrollo tiene que ver con lo que hace notar el nobel de Economía Amartya Sen: la capacidad de tener opciones, la oportunidad de que la gente sienta que tiene un proyecto de vida propio. Y eso implica no solo que tengas cubiertas las necesidades básicas y no pases hambre, sino también acceder a la posibilidad de construirte una visión propia de un mundo diferente. Y eso se logra con la cultura: cuando lees un libro que te lleva imaginar que hay otras historias que se parecen a la tuya; cuando vas a ver una obra de teatro y sientes que algo se ha movido en tu corazón; cuando al escuchar un instrumento musical notas que algo en tu sangre hace ruido; cuando vas a un museo y te sientes orgulloso de tu pasado y asombrado por lo que hicieron los antiguos peruanos; cuando miras un paisaje de tu país y ves a nuestra gente cantando, bailando y llorando. Eso es cultura y cultura es lo que nos hace humanos. Con la cultura dejamos de ser organismos biológicos para pasar a ser seres pensantes y sensibles. Y cuando una persona piensa y siente, ya mira al otro, al país, al barrio, a la familia de otra manera; cultura es lo que genera los vínculos más íntimos entre la gente. Todo eso es lo que también celebramos en el Bicentenario.
(FIN) DOP
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Publicado: 10/11/2018