Desde hace 43 años, Carmen Pereyra, ha sido testigo de complejas situaciones en los pasillos de la Emergencia del Hospital Edgardo Rebagliati de Jesús María. Con claridad recuerda que estuvo de guardia el 5 de junio de 1992, cuando ocurrió el atentado con coche bomba a Frecuencia Latina Canal 2. Ese día recibió a varios heridos producto del cobarde ataque del grupo terrorista Sendero Luminoso.
En el concierto de los cantantes venezolanos Servando y Florentino realizado en la Feria del Hogar el 5 de agosto de 1997, cinco adolescentes murieron por asfixia y varias resultaron heridas. Esa noche la Lic. Carmen estuvo de turno, tal como ocurrió cuando se desató el terremoto del 2007, que afectó a Pisco y Chincha, dejando el lamentable saldo de más de 500 muertos y cientos de heridos, los de mayor gravedad fueron trasladados a hospitales de Lima. En el Rebagliati integró el personal que los recibió.
Sus hijos de 41, 30 y 28 años y sus 2 nietos, la miran con orgullo y comprenden que no tenerla a su lado en fechas especiales como Navidad no significa desapego de su parte, sino un profundo amor hacia quienes sufren alguna dolencia y necesitan de sus conocimientos para recuperarse. “Al Covid-19, lo venceremos. De esta también salimos. Siempre he dicho que serviré a la vida hasta mi último minuto”, finaliza, la jefa de enfermeras del Servicio de Emergencia del Hospital Rebagliati.
Cuando a Katherine Zúñiga (32), mamá primeriza de un varoncito de solo 5 meses le preguntan què la motivo a trabajar en una zona de alto riesgo del Hospital Rebagliati de EsSalud, medita por breves segundos y luego expresa con firmeza que, “valiente es aquel que se sobrepone al temor”, y que este gran desafío en su carrera profesional será inspiración para su hijo cuando tenga uso de razón.
Al hablar de sus pacientes críticos por Covid-19, le aflige pensar que quizá sea la última persona que vean antes de morir, pero la llena de optimismo cuando mira cómo muchos superan el cuadro grave de la enfermedad, son extubados y empiezan a respirar por sus propios medios.
Sus cualidades la describen como mujer con una gran resistencia física y emocional en momentos de tensión. Así lo demuestra cuando monitorea las funciones respiratorias, cardíacas, neurológicas, control de la temperatura y presión arterial de los pacientes internados en el área UCI- Covid-19.
Coincidentemente este domingo Día de la Madre, ha sido programada para hacer guardia. Sin embargo, toma la oportunidad como un reto y tiene la plena convicción de que un día el corazón de su hijo será albergado por sentimientos de satisfacción y orgullo, al saber el esfuerzo y dedicación que su mamá le pone al trabajo para contribuir a la sanación de personas enfermas.
En el Día de la Madre, la presidenta Ejecutiva de EsSalud, Fiorella Molinelli, felicitó al personal médico y asistencial que trabaja en los hospitales del Seguro Social de Salud, por el importante rol que cumplen en la sociedad, siendo madres y a la vez profesionales, que con su actuar guían y motivan a que sus hijos alcancen sus metas.
“En este día especial les digo, muchas gracias por su dedicación en esta emergencia sanitaria, son ejemplo para sus familias y para la nación. Continúen recorriendo con sus hijos cada trayecto hacia el éxito y superación. Feliz día de la madre”, afirmó la titular de EsSalud.
Sabogal en su corazón
Quien tampoco conoce el cansancio es Yolanda Chambi, se levanta a las cinco de la mañana para alistarse y llegar puntualmente a las 6:00 a.m. al Puente Nuevo, desde donde una movilidad de la institución la traslada al hospital Alberto Sabogal de EsSalud. Ha tenido muchas oportunidades para renunciar y empezar a trabajar en un hospital más cercano a su domicilio en San Juan de Lurigancho, pero una mística especial del hospital la tiene cautivada desde el año 2000 que ingresó a laborar.
A la fecha, integra 4 grupos de WhatsApp. Uno con su esposo e hijos, otro con sus padres y hermanos, el tercero con los profesores y madres del colegio de sus hijos, y finalmente con las enfermeras de UCI Sabogal. La Lic. Yolanda, comenta que solo es cuestión de saber organizarse para no descuidar a sus hijos en edad escolar, buscar espacios para comunicarse con sus padres y hermanos que viven en su natal Arequipa, y a la vez estar al pendiente de la evolución de los pacientes con Covid-19.
“Me gusta ejercer docencia con las enfermeras jovencitas que se vienen sumando a esta gran familia del hospital Sabogal. A mi no me habían considerando para el área UCI Covid-19, yo misma busqué estar aquí, les recordé a mis superiores que soy una de las más antiguas, que he sido docente universitaria en varias casas de estudios y por lo tanto tengo amplia experiencia para afrontar crisis sanitarias”, refiere.
La Lic. Chambi, sostiene que cuando regresa a casa, sus hijos corren, pero no hacia ella para recibirla con un abrazo, sino hacia sus habitaciones porque saben que antes de saludarla con el codito, mamá debe desinfectarse, bañarse y cambiarse de ropa. En el trabajo y el hogar se cumplen estrictas medidas de Bioseguridad para mantenerse sanos.
“Sabogal ya está en mi corazón, no puedo irme, mi compromiso es con mi familia y mis pacientes”, sostiene. Paradójicamente entre sus pacientes está su cuñado de 40 años, desde hace 1 semana lucha por su vida a causa del coronavirus que afecta a varias naciones del mundo.
El Día de la Madre se quedará con sus pacientes
Lo que se hereda no se hurta reza el dicho. El gran referente de Aurea Valdivia, para decidir ser enfermera fue su madre, hoy tiene 87 años y es jubilada de esta apasionante profesión. Madre e hija no se ven hace varios días, pero a través de video llamadas se expresan cuando se extrañan.
Haciendo uso de esta tecnología, Aurea le explica a su progenitora que cuando pase la pandemia saldrán juntas a celebrar el día de la madre ya que se día permanecerá al cuidado de sus pacientes con sintomatología leve, que se recuperan en el Centro de Aislamiento Temporal por Covid-19 de la Villa Panamericana del distrito de Villa El Salvador.
“Te estoy extrañando mucho, oro mucho por ti. I love You” le dice desde el otro lado de la pantalla su mamá. Inmediatamente, Aurea le responde, “Yo también mamita linda, toma tus medicinas. Te saludo por el día de la mamá, sabes que me voy a quedar en la Villa, queda pendiente mi regalo, vamos a salir y disfrutar un día de familia. A mi hijo también lo saludo, los amo”, concluye la llamada.
En los hospitales del Seguro Social de Salud, se encuentran guerreras como ellas, mujeres en sociedad, en su rol de madres y profesionales que nunca se cansan, que siempre tienen una sonrisa, una palabra de afecto, que concilian su vida laboral con la maternidad, el cuidado de sí mismas y el desarrollo de otras actividades cotidianas. Feliz día de las madres.
Más en Andina: