El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación en el ámbito de Obra de grandes maestros, sabios y creadores, a la obra musical del puneño José Theodoro Valcárcel Caballero, por su creativa adaptación del universo musical autóctono, en particular del sur andino, y también del amazónico, además de su creación musical académica, integrando tonalidades, ritmos, modos e incluso organología nativa en sus composiciones.
Del mismo modo, fomentó la ampliación del lenguaje musical académico, introduciendo importantes innovaciones en el vocabulario armónico y rítmico, e impulsando la búsqueda de una mayor libertad formal en la composición, trascendiendo la impronta del indigenismo y preludiando de este modo la aparición del modernismo musical, lo que hace del conjunto de su obra musical una de más importantes e influyentes del siglo XX.
Así lo precisa la Resolución Viceministerial N° 000029-2025-VMPCIC/MC, publicada hoy en el Boletín de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano.
Valcárcel Caballero nació en Puno el 23 de octubre de 1896, en el seno de una familia pudiente, orientada en su mayor parte a la cultura y al arte; siendo un pianista y compositor precoz, estudió a temprana edad con Luis Duncker Lavalle, quien recomendó que se formara en Europa.
Recibió así desde 1913, hasta alrededor de 1917, una formación musical académica en Italia y España, con maestros destacados como los italianos Vincenzo Appiani y Ferruccio Busoni y el musicólogo español Felipe Pedrell, promotor de la revaloración e integración del patrimonio musical popular en la música académica.
La búsqueda de un lenguaje musical propio le anima a seguir, de regreso al país, un periplo por el sur andino, entre su Puno natal, Cusco y Arequipa, así como a la sierra central, de donde pasaría a Chanchamayo y por las principales ciudades bolivianas, inspirándose en la creación musical de los sitios que recorría, y que serían en adelante su principal fuente de inspiración. con ello, conoció a otros compositores que perseguían objetivos similares, como Daniel Alomía Robles, quien le había precedido en los intentos de crear un lenguaje musical propio.
La producción musical de Valcárcel, que nunca se detuvo a lo largo de los más de veinte años que siguieron a su experiencia europea, evolucionó desde los géneros de piezas cortas para piano, a obras de mayor envergadura para gran orquesta.
También tuvo una importante presencia en las delegaciones culturales en las que el Perú participaba en eventos internacionales, y en las primeras instituciones públicas orientadas a la gestión cultural, gestadas en las décadas de 1920 y 1930.
Valcárcel representó al Perú en el Festival Iberoamericano de Sevilla de 1929, ganando reconocimiento por sus cualidades musicales y su conocimiento de la música popular andina. Se le concede el título de Maestro Ad Honorem del Conservatorio Marshall en Barcelona, España. Al retornar al Perú en 1930, se le concede a su vez la Orden del Sol del Perú, otorgado por el presidente Augusto B. Leguía.
En 1935 fue nombrado director del departamento de Folklore Nacional de la Academia Alcedo, para luego asumir en 1939 la Jefatura del Instituto de Arte Peruano que se había creado entonces para el Museo Nacional, por tanto, parte del Gabinete de Música, adscrito a la Sección de Bellas Artes del Ministerio de Educación Pública.
Este era un reconocimiento a su importante a su labor de recopilador de música tradicional, en su caso, como fuente de inspiración de su inacabable producción musical.
En 1938, se le concede la Medalla de oro de la Municipalidad de Lima, entonces bajo la gestión de Eduardo Dibós Dammert. En 1939 vuelve a recorrer el sur peruano, en particular el valle del Urubamba y Machu Picchu.
En un momento cumbre de su creatividad, al iniciar la década de 1940, le sobreviene la muerte a los 46 años, interrumpiendo multitud de proyectos, como parte de una obra que no había sido aún catalogada y que quedó dispersa en diversas fuentes. Diversos especialistas se dedicaron desde entonces a ordenar el conjunto de su obra inédita.
Obras significativas de Valcárcel son los 31 Cantos del Alma Vernácula, conjunto de composiciones vocales con títulos como Paloma mía, Humorada, Llanto mío, Semilla de amos o De las cordilleras vengo, escritas en idiomas nativos: quechua, aymara, yunga (muchik), ashaninka y uitoto,
Se dispone publicar la resolución y el Informe N° 000036-2024-DPI-DGPC-VMPCIC-PRM/MC a la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno, y notificarlas a Luis Fernando Valcárcel Pollard, nieto del compositor, al Gobierno Regional de Puno, Universidad Nacional del Altiplano de Puno y a la Escuela Superior de Formación Artística Pública de Puno, Instituto Americano de Arte de Puno, Consejo Directivo Descentralizado Puno del Colegio Profesional de Antropólogos del Perú, y a los señores Franklin Percy Murguía Huillca y José Domingo Calisaya Mamani.
La resolución lleva la rúbrica de viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Mincul, Jamer Chávez Anticona.
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(FIN) TMC
Publicado: 26/1/2025