Desde el 2007, diversos artesanos del país recogen saberes que resumen la sabiduría de nuestros pueblos que exhiben en la exposición-venta Ruraq Maki.
Hasta el 30 de julio, 140 productores de arte tradicional peruano participan en una edición que incluye a 11 maestros invitados de Colombia, Ecuador y Bolivia.
Retablos ayacuchanos
“Dentro del retablo se puede plasmar todo tipo de trabajo. No hay un límite”. El maestro Jesús Urbano (hijo) aprendió de Jesús Urbano Rojas (padre), el Caballero del Retablo, los secretos para convertir la harina de papa blanca en arte. Los personajes del retablo ayacuchano son posibles gracias a la plasticidad que le da el tubérculo andino, y al yeso, que les da la dureza a las figuritas.
El meticuloso y largo camino para convertir la materia prima en figuras “vestidas”, “encarnadas” y finalmente “plantadas” dentro de la caja de un retablo puede tomar una semana, en promedio. O mes y medio de trabajo, como aquel retablo compuesto por miniaturas, que en tres divisiones representa un masivo cortamonte, la salida del Cristo de Resurrección ayacuchano y la fiesta costumbrista del Yawar Fiesta.
El maestro Urbano hijo tiene 68 años y ya ha visitado siete países con sus cajones. Día a día trabaja en su taller en el barrio de La Libertad. Ha participado en varias oportunidades en la exposición-venta Ruraq Maki.
“A Ruraq Maki llegan muchos conocedores del arte popular. También venimos artesanos de pueblos alejados y otros vienen de más lejos. La situación es que vendan y se vayan contentos a sus pueblos, para que quieran regresar otra vez con la misma esperanza”, dice.
Máscaras altiplánicas
Dice David Cruz que como Puno es tierra de artistas y poetas, lo único que tenía que definirse era si se dedicaba a la música o a la artesanía. Él, hace más de 40 años, se decidió por la mascarería, dándole personalidad a personajes de las danzas altiplánicas de las diabladas, morenadas, sambos caporales y otros.
Es la primera vez que el maestro Cruz participa en un Ruraq Maki en Lima (alguna vez participó en una edición puneña). Y por avión trajo “la de las siete caras”, su máscara para coleccionistas, que también él la llama “mi máscara de la pandemia”, porque se demoró tres meses en plena pandemia en elaborarla.
Cuenta que los artesanos puneños tienen muchas expectativas de reactivarse porque durante tres años no han tenido la Fiesta de la Candelaria, dos años por la pandemia y este año por los conflictos sociales.
Lo que les da esperanza es ver cómo las danzas puneñas están pegando en todo el Perú. “Tengo clientes de todo el Perú, de Piura, Trujillo, Amazonas, Iquitos... Están bailando diablada o sambo caporal o morenada y constantemente me hacen pedidos de máscaras”.
Arte amazónico
Las manos de la maestra Lastenia Canayo García avanzan seguras sobre los límites del tocuyo. Con la pintura acrílica va dando forma a cuadros con nombres propios, inspirados en las plantas medicinales amazónicas y sus respectivos guardianes. Plantas que curan, que cuidan.
Un cuadro le puede tomar dos días de trabajo. Así que en su estand aprovecha para seguir pintando. También para avanzar con sus esculturas. No descansa.
La maestra shipibo-konibo que viene desde el bajo Ucayali ya suma 9 años siendo parte del Ruraq Maki y tiene sus clientes que incluso vienen siempre del extranjero a comprar sus trabajos.
A la artista de 60 años de edad, declarada en el 2014 Personalidad Meritoria de la Cultura, le toma 24 horas viajar desde su comunidad hasta Lima. Y desde aquí ya ha brillado con su arte en Brasil, México, Chile, Colombia y Estados Unidos. Porque en sus manos viaja el poder verde.
Las Mocheritas
Nadie antes que la maestra Chona, Victoria Estela Palomino, se había decidido, allá en la ciudad de Moche, provincia de Trujillo, La Libertad, a tomar la arcilla y rescatar la tradición de sus mujeres (las mocheritas), de sus canastos de flores que siembran al voleo, de su San Isidro Labrador, de su baile, su medicina tradicional e incluso de su perro, Viringo. Nadie. Lo jura.
Desde el 2014, la maestra Chona, que ya va para los 85 años, participa en el Ruraq Maki. Y hoy puede figurar entre las más longevas artesanas presentes de la exposición venta.
“El Ruraq Maki es una ventana que nos abre al futuro. Me emociona bastante esa hermandad que hay; ver tantos trabajos bonitos. Cada uno trata de rescatar lo que han dejado los antepasados”, dice.
Y siempre trae en arcilla una pareja de perros peruanos, que conoció en la Huaca del Sol y la Luna. Son de los más pedidos en cada edición a la que asiste.
Ella se dedicaba a la repostería, pero en 1985 comenzó a trabajar en la porcelana en frío. Luego, asumió un reto de su hermano Miguel, de hacer en arcilla una mocherita. Antes de fallecer, su hermano le hizo jurar que nunca dejaría esa tarea. Y hoy sus trabajos ya forman parte de la representación de ser moche hoy.
Tejidos norteños
María Martha Sosa Villegas (de 52 años), del caserío Pedregal Grande, del distrito de Catacaos, provincia Piura, representa a 300 productoras de su caserío. Como María, ellas, desde niñas, aprendieron de sus abuelos y padres a trabajar con las manos. Y la maestra Sosa ya le enseñó los secretos del tejido hecho a mano a su hija y a sus dos nietos.
Todas trabajan con la paja toquilla, que se siembra en la sierra piurana. Es un proceso largo, me explica, de lograr que la palmera de color verde se transforme en un material blanco con los cuales elaboran sombreros que pueden durar de 5 a 10 años.
“Pero si lo trabajamos cuando sale la Luna, de noche, el sombrero dura más de 10 años”, me asegura. Así lo dicta la tradición.
“Es mi primera vez en el Ruraq Maki. Aquí, personas de diferentes provincias estamos intercambiando la cultura, el arte; aprendemos cómo hacen unos y otros. Parece que, a través de nosotros, los incas hubieran revivido. Gracias al Ministerio de Cultura (Mincul) por traernos y compartir estas culturas”, dice.
Para toda la familia
El público que visita Ruraq Maki lo conforman, en primer lugar, diseñadores y coleccionistas de arte; también es un espacio de reencuentro con sus raíces para otro grupo de visitantes, explica Miguel Hernández Macedo, director de Patrimonio Inmaterial del Mincul.
“La idea es que Ruraq Maki no es solo una forma de adquirir algo, sino que también las personas vengan a ver. Es más, una exposición un espacio de encuentro, porque el público puede preguntar a los artesanos sobre sus tradiciones, sobre cómo elaboran las cerámicas. Y hay piezas al alcance de todos los bolsillos”, precisa.
La edición julio 2023 incluye, además de exposiciones de maestros en cuatro salas del Mincul en San Borja, un área gastronómica con platillos regionales, un ciclo de documental de patrimonio inmaterial que se exhibe en la sala Robles Godoy y presentaciones artísticas.
El horario es de 10:00 a 22:00 horas, todos los días hasta el domingo 30. A pie por avenida Javier Prado 2465, San Borja; en auto, por calle Comercio, cuadra 1. El ingreso es libre.
Artesanos comprometidos
Se han identificado más de 600 colectivos que han participado en las distintas ediciones del evento. Alrededor del 25 % de los artesanos que llegan son nuevos, pero la idea es que se consoliden y para ello necesitan venir más de una vez, explica.
Ellos se suman a un grupo de artesanos que siempre vienen porque ya se han consolidado como parte de la imagen de Ruraq Maki, entre ellos quienes han sido reconocidos por el Mincul como Personalidad Meritoria de la Cultura.
Otra singularidad de la edición 2023 del Ruraq Maki es la presencia de artesanos de Piura, una de las zonas más vulnerables ante el Fenómeno El Niño, el dengue y la pandemia.
Finalmente, se ha fomentado la participación de regiones de la sierra sur, como Puno, Apurímac y Cusco, ya que por las protestas sociales de diciembre del 2022 no fue posible que estos artesanos se movilizaran.
Precios y CAN
Con respecto al precio de las artesanías en venta, Hernández asegura que no se ha dado un incremento de precios importante en relación con las ediciones del 2022.
“Esto también se debe a que en el 2020 la artesanía tradicional peruana fue duramente golpeada por la pandemia; los artesanos no tenían cómo vender sus rubros”.
Desde el 2017, la exposición-feria recibe invitados artesanos extranjeros. Esta edición es la primera que recibe la visita simultánea de tres países. Se trata de Bolivia, Ecuador y Colombia, que junto con el Perú integran la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y se suman desde hoy al evento.
Ecuador participará con cinco líneas artesanales, como textil, cerámica y tallado; Bolivia, con tres expositores de su textil; y Colombia trae igual número de expositores.
Datos:
- Ruraq Maki se inició en el 2007. Cada año realiza dos ediciones, en julio y diciembre.
- La gran mayoría de los artesanos y asociaciones realizan ventas electrónicas.
- Hoy se inaugura la sala Paracas, que albergará a los artesanos de la CAN.
- Ahora cuenta con una zona para las redes sociales.
Más en Andina:
(FIN) DOP/ SMS
Publicado: 22/7/2023