¿Se imagina una máquina que separa el agua del aceite, un súperdron capaz de volar por más de tres horas y un “horno” que elabora productos que no contaminan el ambiente?
Pues sí, gracias al ingenio y persistencia de alumnos del Senati se ha creado un prototipo que separa el petróleo crudo, aceite de buques u otro tipo de hidrocarburo de las aguas del río, lagos o mares en caso se produzca un derrame.
Carlos Salvador Espinoza y Giselle Cerrón Delesma son los estudiantes del Centro de Tecnologías Ambientales que lograron, después de tres años, descubrir un producto que sirve para solucionar problemas ambientales en un 95 %.
“Se coloca sobre la superficie de agua y a través de un rodillo que recolecta el petróleo, una canaleta lo separa y lo extrae hacia unos recipientes que están colocados en ambos lados. Los derrames que afectaron nuestro Amazonía podrían controlarse”, comentó Salvador Espinoza.
Es una alternativa de bajo costo que le pude permitir a la industria recuperar el aceite sin degradarlo, como ocurre con otras técnicas que existen en el mercado.
Geochasqui: mensajero del clima
Otra creación es la que hicieron estudiantes de la carrera de Electrónica Industrial que también dicta Senati. El Geochasqui UAV (vehículo aéreo no tripulado) es una especie de súperdron que tiene la capacidad de volar 50 metros por segundo y durante hora y media.
Esta herramienta tecnológica, les permitirá a los agricultores evaluar en tiempo real parámetros ambientales y climatológicos que le servirán para analizar la ubicación de sus cultivos, prevenir algún tipo de contaminación u optimizar su producción agrícola.
“En estos momentos estamos haciendo algunos ajustes para que su alcance de vuelo sea de 3 kilómetros y durante 3 horas. El Geochasqui es un sistema de vista de primera persona que consta de un visor, una plataforma con cámara y sensores y un control que permite la manipulación del vehículo”, comentó el profesor Carlos Otiniano.
Este prototipo obtuvo el reconocimiento al mejor proyecto internacional en la Feria Tecnológica de Centro de Souza (FETEPS), la más importante de Brasil. Los estudiantes Michael Guardia Ortiz y Raúl Romero Valdivia demostraron sus habilidades en el certamen mundial.
Centrífuga protectora
Los alumnos de la carrera de Diseño Industrial, por su parte, apostaron por la creación de una maquinaria 100 % peruana. Es la centrífuga para Samak, un metal que es el resultado de la aleación de varios metales como el zinc, aluminio, cobre y magnesio, no contiene plomo.
Gracias a esta máquina pueden elaborarse productos, hasta juguetes, que no contaminan. Así -explicó el profesor David Ramos Macazana- las industrias de bisutería, textiles, metal mecánica y automotriz podrían interesarse en ella.
“Gracias a un horno en base a ladrillo refractarios se funde el Samak a una temperatura de 420 grados. Luego, a través de un cucharón, se ingresa la centrífuga que coloca el contenido en los moldes de silicona que se diseñen de acuerdo a los pedidos”.
Julio Guzmán, Ángel Lagos y Enrique Príncipe, crearon este modelado como una idea de negocio para quienes desean dedicarse a ser proveedores de esas empresas. En el mercado internacional cuesta $ 9,000 mientras que el creado en Senati bordea los S/ 2,000.
(FIN) SMS/RRC
JRA
Publicado: 2/11/2016