Mide un metro y 30 centímetros, no sabe leer ni escribir, nunca tuvo esposa ni hijos y vive solo, en un paraje perdido del distrito de Changlla, en la provincia huanuqueña de Pachitea. Se alimenta de lo que le brinda la naturaleza y aunque para muchos tiene grandes necesidades, para él su vida es generosa. Marcelino Abad Tolentino, de 119 años de edad, recibió por primera vez la subvención que brinda el Estado por ser usuario del Programa Pensión 65.
En el acto participaron la alcaldesa de Chaglla, Mercedes Tolentino; la jefa de la Unidad Territorial de Pensión 65 en Huánuco, Genoveva Janampa, así como representantes del Gobierno Regional de Huánuco, de EsSalud-Pasco, de la Municipalidad Provincial de Panao y de la Municipalidad de Pachitea.
Don Marcelino afirma que su secreto de la longevidad es compartido con Estefa Bravo Malpartida, de 107 años de edad, otra centenaria que vive en Chaglla y quien es también usuaria de Pensión 65, desde el 2012. Ella también recibió hoy su pensión.
“Mashito”, como lo conocen los vecinos de los distritos cercanos, donde durante años fue solo un recuerdo, no sabe de familiares ni propiedades y no ambiciona riquezas, solo quiere “dos pilas, un hacha, papas y arroz. Eso me traes”, dice sonriendo quien sería el hombre más longevo del país y quizá del continente.
Pero no es que a don Marcelino no le haga falta nada. Su vida trascurrió llena de carencias y necesidades. No tenía partida de nacimiento, tampoco DNI; nunca votó y no fue al colegio. No tuvo un empleo formal, salario ni una vivienda digna. En esas condiciones transcurrió toda su larga vida hasta el 7 de febrero pasado en que se supo de su paradero. Un adulto mayor, usuario de pensión 65, dio la voz de alerta.
Por fin ciudadano
La existencia de un abuelito en una hacienda abandonada del anexo de Cormilla, en el centro poblado de Huacache, movilizó a la representante del Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh) de la municipalidad distrital de Changlla, y ella a su vez avisó al Promotor del Programa Pensión 65 y así ambos marcharon hacia donde vivía don Marcelino.
No fue fácil, pero finalmente llegaron y lo encontraron viviendo con seis gallinas, dos gallos, dos perros y tres gatos, rodeado de un bosque de árboles frutales (de papaya, plátano, lima, naranjas, paltas, guayabas) y plantaciones de zapote, pituca, yuca, etc., que son regadas por un riachuelo de agua cristalina que atraviesa la zona donde vive.
Entonces se iniciaron los trámites. Primero ante el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) del distrito, el cual buscó dos testigos. Alfonso Cabello y Margarita Aguirre, ambos usuarios de Pensión 65, acreditaron la identidad y la posible edad del longevo. Luego se generó la inscripción extemporánea de su partida de nacimiento, le tomaron fotografías y huellas digitales, y finalmente emitieron su DNI el 19 de febrero.
Ya con el documento emitido, la Unidad Local de Empadronamiento (ULE) de la municipalidad inició las acciones para que don Marcelino obtenga su clasificación socioeconómica de extrema pobreza y pueda ser incorporado como usuario de Pensión 65.
Así es como don Marcelino Abad Tolentino, el hombre más longevo del país, podrá cobrar la subvención económica que entrega Pensión 65, el día 31 de mayo. Será mediante un vehículo transportador de caudales que llegará al distrito de Chaglla, a pagar a los 347 adultos mayores que viven en la zona.
Venció al tiempo
La larga vida de Marcelino comenzó el 5 de abril de 1,900, en algún lugar del centro poblado de Huacachi, donde junto con sus dos hermanos, uno de los cuales recuerda fue víctima de sedero luminoso, cultivaba, criaba animales y observaba cómo otros niños si podían ir a la escuela.
Cuentan los lugareños de mayor edad que de joven este huanuqueño era visto trabajando en mil cosas. Aparecía en las fiestas de diversos pueblos vendiendo locro, el plato típico de la zona, y luego se marchaba.
También trabajaba como peón en las chacras y, algunas veces, ayudaba en la construcción de casas. Dicen que vivió así durante muchos años, en varios centros poblados y anexos, donde incluso se enamoró, pero fue rechazado. “Eres muy chiquito”, cuenta don Marcelino que le dijo una joven a la que cortejó por mucho tiempo.
Pese a haber vivido más de un siglo, este hombre centenario muestra buena salud. Su problema más evidente es la falta de audición y dentadura. Sin embargo, esto no le impide sonreír. Y aunque a veces se siente solo, señala que prefiere vivir en esta zona alejada, porque el clima es templado y asegura no tener frío.
“Mashito” cree que el secreto de su longevidad es la vida tranquila y alimentación saludable que tuvo. Siempre compartiendo lo poco que tenía y, sobre todo, con profundo amor a Dios. Tanta es su devoción que siempre quiso ser mayordomo de la fiesta de Semana Santa, honor que por fin le será concedido.
Tras ser reconocido como un ciudadano ilustre, los habitantes del centro poblado de Muña lo invitaron a ser mayordomo de la fiesta que se realizará el 2020. Aunque faltan muchos meses, don Marcelino ya está planeando cada detalle de su participación en la celebración.
Cifras
En todo el Perú, el Programa Pensión 65 tiene 890 usuarios centenarios. En el departamento de Huánuco cuenta con 32 usuarios centenarios, mientras que en toda la provincia de Pachitea tiene cinco usuarios centenarios. En el distrito de Chaglla, existen dos usuarios centenarios de este programa social del Midis.
A escala nacional, Pensión 65 desarrolla acciones articuladas con diferentes sectores para que sus usuarios, más allá de recibir una pensión bimestral, accedan a servicios complementarios.
Desde octubre del 2018 al 30 de abril de este año, Pensión 65 logró que 8,057 adultos mayores en pobreza extrema mejoren su visión, gracias a la entrega gratuita de lentes. También consiguió que 162 usuarios fueran operados gratuitamente de cataratas, entre otros servicios. Y en lo que va del año fueron vacunados 89,000 usuarios para protegerlos de la neumonía, según reporte del Ministerio de Salud.
(FIN) NDP/LZD