Trabaja intensamente para aliviar el dolor humano ayudado por la medicina tradicional. Como director del IMET, lideró un grupo con el cual descubrió Dermoimet, pomada elaborada a base de plantas medicinales que cura males dermatológicos y que EsSalud registrará como patente de invención en Indecopi, la primera en la historia de la institución.
Su hermanita tenía 6 años cuando falleció por leucemia. José Aranda Ventura tan solo le llevaba tres años. Recuerda los esfuerzos de su madre para evitar que la sentencia mortal de esa enfermedad se cumpliera. Los viajes de Trujillo a Lima para tratarla en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) no lograron torcer el destino. Esa experiencia impactaría en su vida, al punto de prometerse que sería médico para aliviar el dolor de la persona enferma y el de la familia.
Así es como abrazó la carrera de medicina, y se entregó a ella desde las aulas universitarias. En su alma mater, la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), se sintió atraído por la investigación, porque observó que le ofrecía la posibilidad de innovar soluciones para males crónicos que afectaban a la gente.
Fue para obtener su título profesional, cuando decidió abordar como tema el tratamiento de la diabetes como nunca antes se había hecho: a base de plantas medicinales. “En 1999 era tabú en la universidad hablar de medicina tradicional para tratar enfermedades. Desarrollé el estudio Efecto del extracto de Eucalyptus citriadora Hook sobre la glicemia en voluntarios sanos”.
No solo obtuvo una excelente calificación, sino además que al año siguiente fue considerada la mejor tesis de Bachiller de Medicina. La biodiversidad amazónica comenzó a ser su objeto de interés y la selva el perfecto laboratorio para experimentar sus aportes para la medicina. Anhelaba llegar allí.
Científico apasionado
Ese deseo se hizo realidad cuando eligió la ciudad de Iquitos, en Loreto, para hacer su Servicio Rural y Urbano Marginal en Salud (Serums). Por fin iba a conocer todas las especies vegetales que le ofrecía la Amazonía para curar.
Fue médico asistencial e investigador en el Instituto de Medicina Tradicional (IMET) de EsSalud. Pero el doctor Aranda Ventura volvió a sufrir otro revés: su madre falleció de un linfoma, y para no hundirse en el dolor de la segunda pérdida reafirmó su interés por la investigación de las plantas medicinales, y se entregó con pasión a ella.
Después de su labor en el centro de salud iba al IMET y se quedaba horas allí, estudiando la información tradicional de cada planta, descubriendo sus principios bioactivos y su composición química. Las madrugadas le quedaban cortas, se olvidaba hasta de alimentarse, pero poco a poco fue familiarizándose con cada árbol o arbusto plantados en el lugar.
En el 2009 asumió la dirección del IMET, que ejerció hasta el 1° de noviembre de este año, liderando un equipo de profesionales que consolidó ese jardín botánico, hoy, con más de 500 especies vegetales, cada una con información detallada sobre su uso tradicional, que les ha servido para elaborar remedios buenos para la salud.
Hecho en Perú
Así es como descubre uno de los productos bandera del IMET:
la pomada Dermoimet. Este ungüento, elaborado principalmente con sacha Inchi, cura diversos males de la piel, porque tiene propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias.
Alivia psoriasis en estado inicial, dermatitis, quemaduras por fricción (raspaduras), celulitis infecciosa ulcerada, por diabetes tipo 2, úlcera de pie diabético, y hasta la enfermedad rara y huérfana epidermólisis bullosas, por ejemplo.
No se vende todavía, porque se halla en fase de prototipo y EsSalud está en proceso de tramitar la solicitud de registro de patente de invención ante el Indecopi, cuenta.
El Perú es rico en medicina tradicional y vale la pena seguir investigando, sostiene. “La cantidad de compuestos bioactivos que estamos encontrando en las plantas medicinales justifica el desarrollo de productos que pueden servir para curar diversas enfermedades. Los pacientes me motivan a seguir investigando”, finaliza.
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