Familiares y amigos velan los restos mortales de Kimberlit Tapia Ortiz, la joven enfermera cuyo cuerpo fue hallado calcinado en un descampado del distrito de Cieneguilla, en Lima. El lugar elegido por la familia es la iglesia evangélica Redentor, de la ciudad de Barranca, provincia del mismo nombre.
Tapia Ortiz tenía 28 años, y según sus padres desde pequeña se congregaba en esta iglesia. La familia la recuerda como una joven emprendedora, estudiosa y muy apegada a los suyos. Hermanos de su congregación oraron y cantaron por horas junto a su féretro, que llegó a Barranca cerca de las dos de la madrugada.
Durante su traslado desde la capital, el féretro fue objeto de emotivas despedidas en todo el norte chico. En Chancay recibió homenajes póstumos de sus compañeras de trabajo. El patio principal abrió sus puertas para recibir a los amigos y pobladores de Chancay, donde laboró la joven en los últimos cuatro años.
En Supe, ambulancias y enfermeras con arreglos florales la recibieron en la zona de Caleta Vidal y el cruce de San Nicolás. En Barranca, el cuerpo de enfermeras formó una cadena para escoltar los restos desde el ovalo de la ciudad hasta el templo Redentor de los Pinos.
Miguel Tapia Ortiz, padre de la fallecida, exigió la pena más severa para el principal involucrado y para quienes resulten responsables, pues reveló que la joven el último sábado que no se volvió a comunicar con la familia se habría encontrada reunida en Lima con su victimario y otros cuatro amigos, cercanos al investigado y que hoy estarían también inubicables.
Los funerales de la joven están programados para la tarde de hoy jueves 19 en el cementerio general San Ildefonso, de Barranca.