Andina

Pensión 65: Conoce a Espírita Valqui, la dama de la danza en la región Amazonas

A sus 94 años, usuaria de Pensión 65 es ejemplo de resiliencia y optimismo frente a las adversidades

Espirita Valqui se incorporó a Pensión 65 y ahora participa de los encuentros culturales de la Intervención Saberes Productivos junto a sus amigos del Centro Integral de Atención al Adulto Mayor (CIAM) del municipio de Luya.

Espirita Valqui se incorporó a Pensión 65 y ahora participa de los encuentros culturales de la Intervención Saberes Productivos junto a sus amigos del Centro Integral de Atención al Adulto Mayor (CIAM) del municipio de Luya.

08:54 | Lima, may. 18.

El 13 de mayo de 1930, cuando el país celebraba el Día de la Virgen de Fátima, Espirita Valqui abrió sus pequeños ojos en el distrito de Luya del departamento de Amazonas, y lanzó su primer grito de amor en los brazos de su madre, la mujer que le heredó toda su fortaleza y pasión por el baile como una forma de escapar de los problemas.

En su primera década de vida, la niña de tierna sonrisa enfrentó diferentes infortunios que la llevaron a perder valiosas oportunidades.


Con una mirada llena de nostalgia, pero sin remordimientos por sus decisiones, recordó cómo dos compañeras del colegio la molestaban por ser pobre. Un día, la insultaron por andar con sus pies descalzos y provocaron que sus ojos se humedecieran a tal punto que huyó de su salón para nunca más volver. 

“No dejé de llorar, salí de la escuela y corrí sin rumbo. Llegué a las chacras del pueblo y abracé un árbol. Estaba muy triste, yo andaba descalza porque me gustaba bailar así y sentir la tierra, pero ellas nunca lo entendieron”, relata Espirita luego de soltar un largo suspiro.


De pronto, Espirita vio una hermosa mariposa que reposó en su hombro y le quitó la pena que la agobiaba. Al instante, pensó en su madre y que encontraría una solución entre sus brazos. “Abrecé a mi mamá, le conté todo y jamás regresé a la escuela. Mi mamá me dijo que nada ni nadie tiene el poder para derrotarme, que debo ser libre y feliz, y nos pusimos a bailar”, agrega.

Cuando creció, la mujer que la llevó en su vientre por nueve meses falleció. Pasaron los años y doña Valqui se casó, pero por azares del destino, no imaginó que su pareja no le permitiría bailar. Llegó un momento en que no se sentía feliz ni radiante, como solía estar cuando se movía al ritmo de la música. En la actualidad, la nonagenaria no deja de bailar y sonreír. 


“Hace 30 años murió mi esposo. Dejó una huella en mi corazón, pero entendí que su partida también fue una oportunidad de continuar con mi vida. Hoy, paso mis días escuchando la radio y dando miles de pasos para dejar atrás el dolor”, afirma.

Pasión por la danza


Hace unos años, Espirita Valqui se incorporó a Pensión 65 y mejoró su estado anímico. Ahora participa de los encuentros culturales de la intervención Saberes Productivos junto a sus amigos del Centro Integral de Atención al Adulto Mayor (CIAM) del municipio de Luya.


“Viajamos a otros distritos a celebrar los encuentros de saberes, un espacio donde puedo conocer nuevas amistades y celebrar la vida de la mejor forma que sé: bailando. La vida me ha dado muchos golpes, pero lo que he aprendido es que no podemos perder nuestro brillo, el mío está en el baile, ahí encontré la libertad”, manifiesta.

Humisha


Uno de los pasatiempos más queridos de Espirita es recibir la visita de su nieto y transmitirle historias de su natural Amazonas. Cuando no está con el pequeño, viaja con su grupo a diferentes actividades para llevar alegría. 

“Participamos donde sea con nuestra tradicional humisha, lo que en otros lados lo conocen como yunza. Forma parte de las tradiciones de Luya y toda la región, y hacemos el voto, un ícono que identifica nuestros pueblos, que consta de exquisitos panes de yema o bizcochos que representan diferentes figuras como la huahua y otras pequeñas como toritos, estrellas, corazones, y más”, concluye.


(FIN) NDP/LZD


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Publicado: 18/5/2024