El Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) estima que los incendios forestales están afectando de diversas formas a 163,723 niñas, niños y adolescentes que viven en los distritos de mayor concentración de estos eventos en Amazonas, San Martín y Ucayali.
“Consideramos que las autoridades deben prestarle especial e inmediata atención a la infancia al momento de evaluar los daños y diseñar e implementar las respuestas a la emergencia”, refirió el representante de Unicef, Javier Álvarez.
Explicó que aunque niñas, niños y adolescentes no estén en contacto directo con el fuego, la calidad del aire que respiran compromete seriamente su salud y el buen estado de sus viviendas y escuelas.
“El impacto del humo producto de los incendios forestales es diez veces más perjudicial para la salud infantil que el del humo generado por otras situaciones. Por ejemplo, la exposición de una gestante al humo de los incendios forestales se ha asociado con bajo peso al nacer el bebé, parto prematuro y elevada mortalidad infantil, así como a morbilidades como el asma y la disfunción cognitiva”, puntualizó.
También precisó que esta fue una de las alertas que hizo Unicef en su informe "Safe from Wildfire Smoke", publicado en mayo pasado.
Déficit hídrico
Al referirse al déficit hídrico, Álvarez comentó que el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) considera que hay en riesgo 800,000 personas y que tomando en cuenta esta cifra, Unicef estima que serían 344,000 los niños y adolescentes afectados por las intensas sequías que ya obstaculizan el transito fluvial, abastecimiento de suministros y combustible y acceso a agua segura.
Tanto el déficit hídrico como los incendios forestales impactan seriamente la vida de niñas, niños y adolescentes, subrayó.
Añadió que, por ejemplo, en el campo educativo hay 317 escuelas en alto riesgo ante incendio y sequía y se sabe que existen 20,000 hectáreas de cultivo dañadas en las zonas declaradas en emergencia, lo que generaría una grave pérdida de los medios de vida de las familias afectadas y desabastecimiento de productos, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y, con ello, se afectarían los esfuerzos del país por reducir la anemia y la desnutrición crónica infantil.
Necesidades urgentes
En las zonas más afectadas hay una clara necesidad de acceso al agua potable, artículos para la protección ante humos tóxicos y suministros para limpiar las viviendas, escuelas y campos de cultivo dañados. A la vez, se necesitan refugios temporales y programas integrales para la recuperación de los medios de vida dirigidos a las familias cuyos hogares se han visto afectados.
Respecto a la salud, se necesita tratamiento y prevención urgentes debido al alto riesgo de enfermedades respiratorias, cutáneas y oculares causadas por la exposición al humo y la ceniza. El Ministerio de Salud ha desplegado brigadas sanitarias que colaborarán con las Fuerzas Armadas para atender a las familias.
El representante de Unicef exhortó a las autoridades nacionales, regionales y locales para que de inmediato coloquen a la infancia en el centro de la respuesta a estas emergencias.
De igual manera, hizo un llamado para que con prontitud se cuente con información que permita dimensionar el impacto de la sequía y los incendios forestales, en particular la pérdida de cosechas que son fundamentales para el sustento y la seguridad alimentaria de miles de familias, y así se pueda dar pronta respuesta a las necesidades de la población afectada, en especial la infancia.
Álvarez se pronunció a dos semanas de que la región Loreto fuera declarada en emergencia por déficit hídrico y una semana desde que empezaron las declaratorias de emergencia por los incendios forestales que afectan 20 regiones del país.
Gestión del riesgo
• En el 2023, el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) y el Unicef firmaron un acuerdo de cooperación interinstitucional orientado a incorporar el enfoque de niñez en la gestión del riesgo de desastres.
• En su informe el cambio climático está transformando la infancia, publicado en el 2023, Unicef advertía que 1 de cada 6 niños y niñas –es decir, 27.5 millones– vive en zonas expuestas a una escasez de agua elevada o muy elevada en América Latina y el Caribe, y que el cambio climático amenaza con empeorar aún más esta situación.
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(FIN) NDP/TMC/JOT
Publicado: 30/9/2024