En la actualidad, esta práctica milenaria adaptó los implementos de corte, reemplazando las navajas por máquinas esquiladoras que permiten un corte más uniforme y con mayor rapidez. El Chaccu se manifiesta con especial realce, cada 24 de junio cuando se celebra el Día del Campesino, en la Reserva Nacional Pampa Galeras, ubicada en el distrito y provincia de Lucanas, en el departamento de Ayacucho.
Esta área natural protegida por el Estado, considerada el santuario de la vicuña, fue creada el 18 de mayo de 1967 y lleva el nombre de Bárbara D’Achille, una reconocida ecologista y periodista de nacionalidad italiana que residió en el Perú. Tiene una extensión aproximada de 6,500 hectáreas y fue constituida para proteger a la vicuña y promover el desarrollo comunal mediante el manejo sostenible de esta especie.
En 1975, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción (CITES) declaró a la vicuña "la más amenazada" y prohibió todo comercio internacional de productos de la vicuña.
Gracias a la participación de las comunidades campesinas dedicadas al aprovechamiento sostenible de la vicuña, así como a los esfuerzos de las autoridades competentes, se pudo evitar su extinción. La amenaza, sin embargo, subsiste con la caza furtiva de este camélido cuya fibra en el mercado negro bordea y a veces supera los 1,000 dólares el kilo.
Recuperación notable
De haberse reducido, en la segunda mitad del siglo XX, a menos de 10,000 ejemplares, la población de vicuñas experimenta en la actualidad un incremento notable que se estima en alrededor de 200,000 individuos, distribuidos en diversas regiones de los Andes peruanos.
El enfoque de aprovechamiento sostenible de la
vicuña permite que, una vez cortado su vellón obteniendo alrededor de 200 gramos por ejemplar se venda, luego de un proceso de limpieza a mano, a un precio que va de 300 a 450 dólares el kilo de fibra “cruda” o sin procesar.
Si bien parte de la producción se queda con las comunidades para su aprovechamiento textil, la mayor parte se vende a empresas dedicadas a la fabricación de hilos y confección de prendas de alta costura. Los precios del mercado internacional para prendas confeccionadas con fibra de vicuña pueden llegar a más de 18,000 dólares por un saco; más de 12,000 dólares por una manta; y más de 3,000 dólares por una bufanda.
Cambio climático
Pese a esta notable recuperación, tanto en la población de vicuñas como en la economía de las comunidades campesinas dedicadas al aprovechamiento sostenible de su fibra, subsiste la amenaza a la supervivencia de esta singular especie de camélido altoandino debido al cambio climático.
El deshielo de los glaciares, con el consiguiente efecto nefasto en la provisión de agua y la desaparición de los pastos naturales que sirven de alimento a las vicuñas y otros animales de los Andes, constituyen un desafío para las autoridades y las poblaciones que buscan preservar la existencia de este auquénido que nos recuerda lo generosa que es la naturaleza con la humanidad y el deber que tenemos los seres humanos para corresponder correctamente a esa bondad.
(FIN) LZD/MAO
También en Andina: