Estados Unidos se declaró este martes "deseoso" de trabajar con Pedro Castillo, el maestro rural y líder sindical proclamado presidente de Perú, y deseó un "exitoso" traspaso de poder el próximo 28 de julio, cuando ese país celebrará los 200 años de su independencia.
En un comunicado, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó sus felicitaciones a Castillo, cuya proclamación tuvo lugar este lunes.
El anuncio se dio un mes y medio después de los comicios que Castillo ganó a la derechista Keiko Fujimori, quien retrasó el nombramiento con más de un millar de impugnaciones en las que denunciaba sin pruebas fehacientes un supuesto "fraude".
"En nombre del pueblo de Estados Unidos, felicito al pueblo de Perú por hacer oír su voz en unas elecciones presidenciales y legislativas libres y justas", señaló el jefe de la diplomacia estadounidense.
Además, elogió la labor de los “funcionarios, servidores públicos y voluntarios, cuya dedicación hizo posible la votación y la certificación en las difíciles condiciones que presentó la covid-19".
Profundos vínculos
Blinken destacó que Estados Unidos y Perú "gozan de profundos vínculos" entre sus pueblos, así como de valores compartidos e intereses comunes en materia de democracia, seguridad, comercio y respeto de los derechos humanos.
"Estamos deseosos de trabajar con la Administración del presidente electo Castillo para fortalecer la relación entre Estados Unidos y Perú y llevar a nuestras naciones hacia un futuro mejor", agregó el secretario de Estado, quien valoró los logros de la cooperación entre ambos países.
"Esperamos -agregó Blinken- la exitosa transferencia de poder a la nueva Administración el 28 de julio, el Bicentenario de Perú, una ocasión propicia para celebrar la independencia del país".
En ese contexto, señaló que "juntos" pueden garantizar que la democracia "brinde mayores oportunidades a los ciudadanos" de sus países.
La proclamación de Castillo se dio ocho días antes del cambio presidencial, previsto para el 28 de julio.
Antes del anuncio, Keiko Fujimori había anticipado, en un pronunciamiento público donde no admitió preguntas, que respetaría la proclamación del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), pese a que la calificó de "ilegítima" por seguir considerando que hubo un fraude en la votación celebrada el pasado 6 de junio.