Miles de fieles con fe y devoción acompañan la procesión del Señor Crucificado de Chincha, una de las celebraciones religiosas más importantes de la provincia de Chincha y de la región Ica y que hoy al mediodía retorna a su templo.
Las actividades en homenaje al
Señor Crucificado de Chincha,
patrón religioso de los chinchanos se iniciaron el miércoles 9 de octubre con la tradicional bajada de la sagrada efigie y del jueves 10 al viernes 18 se realizaron sus novenas.
La
sagrada imagen es cargada por más de 40 personas que se organizan en cuadrillas, quienes visten hábitos de color morado, verde, guinda y celeste para identificarse. Los feligreses también tienen la oportunidad de cargar el anda del
Señor Crucificado de Chincha.
En su recorrido procesional es homenajeado por diversas instituciones públicas, empresas y familias chinchanas. Igualmente se elaboran coloridas alfombras y los vecinos decoran las calles por donde transita la procesión con banderines de color morado y blanco.
La festividad religiosa al Señor Crucificado de Chincha se inició el 8 de octubre de 1909 cuando la sagrada efigie salió en su primer recorrido procesional para derramar sus bendiciones a la población chinchana.
El historiador chinchano Santiago Perona Miguel de Priego informó que cada mes de octubre desde hace más de 115 años, decenas de chínchanos viajaban en peregrinación a la ciudad de Ica para venerar al Señor Crucificado de Luren.
Sostuvo que el viaje era incómodo para los chinchanos. De Chincha a Pisco viajaban en acémilas y de Pisco a Ica en tren, lo que ocasionaba gastos económicos y perdidas de días de trabajo, por lo que decidieron esculpir una efigie similar al patrón religioso de Ica y obsequiarla al templo Santo Domingo de Guzmán.
Informó que ante tanto sacrificio y penitencia que cumplir decidieron formar una cofradía don Saturnino Villalta, Eusebio Véliz, Juan Martínez García, Patrocinio Lévano, Toribio Napa, entre otros chinchanos.
“La primera tarea de la hermandad, fue consultar el propósito con el escultor chinchano Manuel Ortiz, quien aplaudió la idea, a la vez que recomendaba que para ejecutar esta escultura se requería de un grueso naranjo u olivo, que permita esculpir su tronco de una sola pieza; y sus ramas del tamaño y grosor para ejecutar la cabeza y las extremidades superiores e inferiores”, manifestó.
Tras hallar el tronco de olivo en un predio en el sector de Condorillo en Chincha Alta, el 24 de octubre de 1908, en ceremonia especial, se procedió a la tala del olivo.
“El escultor Manuel Ortiz, se demoró un año en esculpir al Señor Crucificado de Chincha y el maestro carpintero Carlos Santana, trabajó la cruz de pino Oregón, a la que debía fijarse la efigie”, agregó.
Terminada la escultura y el anda, el párroco de la iglesia Santo Domingo, el 24 de setiembre de 1909, día de la Virgen de la Merced, procedió a su bendición.
“El miércoles 27 de setiembre 1909, se inició la novena en honor del Señor Crucificado de Chincha, para salir en su primer recorrido el domingo 08 de octubre a las seis de la tarde, para regresar a su templo después de tres horas”, finalizó.