Por Jairo Rodríguez DelgadoCon el inicio del ciclo escolar, madres y padres buscan alternativas saludables para la alimentación de sus hijos, especialmente en la elaboración de loncheras escolares. Sin embargo, la falta de tiempo y de organización los obligan a adquirir alimentos procesados con octógonos: alto en azúcares, sodio y grasas.
Saby Mauricio, nutricionista y directora de la escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Norbert Wiener, advirtió que el consumo de estos productos generan riesgos en el desarrollo académico de los menores.
“Los alimentos con octógonos no solo afectan la salud a largo plazo, sino que pueden reducir la capacidad de concentración y aprendizaje en los escolares”, explicó en diálogo con la agencia Andina.
¿Por qué es importante cuidar la alimentación escolar?
La calidad de los alimentos que consumen los niños influye directamente en su capacidad de aprendizaje, sobre todo en una etapa donde su cuerpo maximiza su desarrollo, y se encuentra en constante interacción con cosas nuevas.

“El cerebro necesita nutrientes específicos para funcionar correctamente. Si un niño consume en exceso productos altos en azúcar y sodio, su capacidad de concentración disminuye, afectando su rendimiento académico”, señala la especialista.
El consumo de estos productos puede provocar fatiga, deshidratación e incluso afectar el comportamiento de los escolares, lo que genera irritabilidad y desinterés en las clases.
Enfermedades por chatarra
Más allá del rendimiento escolar, una mala alimentación en la infancia puede generar problemas de salud a largo plazo. El consumo excesivo de azúcar está relacionado con el desarrollo de obesidad y enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Asimismo, el alto consumo de sodio en los niños puede afectar la función renal y aumentar el riesgo de hipertensión en la adultez. “Desde pequeños debemos acostumbrarnos a leer etiquetas y evitar productos con octógonos de advertencia”, aconseja Mauricio.
Con el regreso a clases, los padres tienen la oportunidad de mejorar la alimentación de sus hijos. Pequeños cambios en la lonchera diaria pueden hacer una gran diferencia en su desarrollo y bienestar.
Productos procesados en las loncheras
Uno de los mayores problemas en la alimentación infantil es la presencia de productos procesados en las loncheras escolares. Galletas, jugos envasados y snacks empaquetados suelen ser las opciones más comunes debido a su practicidad y facilidad de obtención.
Sin embargo, la especialista advirtió que estos productos contienen azúcares simples y grasas de baja calidad que no aportan nutrientes esenciales.
“El problema es que las calorías de estos alimentos no ofrecen beneficios. Un niño que consume 200 calorías de azúcar no recibe proteínas ni grasas saludables necesarias para el desarrollo cerebral, es como si no estuviera alimentándose”, explicó.
Otro de los problemas son los productos con exceso de sodio, que puede generar deshidratación, afectando la concentración y el estado físico de los niños. “Cuando un niño está mal hidratado, se cansa más rápido, suda excesivamente y puede incluso desmayarse en clases”, agregó.
Es por ello que no se debe permitir la incorporación de estos productos en la lonchera, ni siquiera una vez a la semana o al mes, porque no aportan nutrientes al estudiante y facilitan la generación de trastornos alimenticios o enfermedades a largo plazo.

¿Qué debe incluir una lonchera saludable?
La mayoría de los padres de familia considera que no existen otras alternativas rápidas de conseguir alimentos; sin embargo, se puede realizar refrigerios saludables en poco tiempo.
Se recomienda incluir estos tres elementos esenciales en cada lonchera:
1. Proteínas: alimentos como yogurt natural, queso fresco, huevos o frutos secos ayudan al desarrollo muscular y fortalecen el cerebro.
2. Carbohidratos: panes integrales, galletas de avena caseras o quinua aporta energía sostenida sin generar picos de azúcar.
3. Frutas y grasas buenas: frutas frescas como mandarina, plátano o arándanos, además de grasas saludables como palta, aceitunas o frutos secos.

Según Mauricio, estas opciones no solo son saludables sino también fáciles de preparar o conseguir. “No es necesario invertir demasiado tiempo. En menos de cinco minutos se puede armar una lonchera equilibrada y variada”, aseguró.
Además, si se cuenta con un presupuesto corto, se pueden priorizar las frutas de temporada, que cada mes varían de acuerdo a la estación del año.
Aprender a alimentarse
Un punto clave para una buena alimentación infantil es el ejemplo de los padres. Los niños tienden a imitar los hábitos de sus familias, por lo que si en casa se consumen productos procesados, es más probable que los pequeños los prefieran.
Es recomendable que los padres planifiquen las loncheras junto a sus hijos, permitiéndoles elegir opciones saludables dentro de una lista predeterminada. De esta manera, los niños se sienten involucrados en su alimentación y es más probable que acepten los cambios en su dieta.
Por otro lado, es importante educar a los pequeños sobre los efectos de los alimentos en su cuerpo. Darles razones y motivos facilitan su comprensión, e incluso puede ser un punto de partida para que más adelante regulen su consumo de alimento de forma autónoma.
“Si les explicamos de manera sencilla cómo los alimentos nos ayudan a crecer y aprender mejor, ellos mismos empezarán a elegir opciones más saludables”, menciona la especialista.
Más en Andina:
(FIN) JRD/LIT
Publicado: 31/3/2025