Ilda Flor Huamán Huamán se ha convertido, sin proponerse, en la estrella del caserío Pacaypite, ubicado en el distrito de Jepelacio, situado a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Moyobamba, al convertirse en una de las principales productoras de café de calidad que se vende al exigente mercado de Europa.
Ella superó todos los problemas para lograr su sueño y convertirse en un ejemplo de perseverancia en Pacaypite, superando incluso dificultades como el no saber leer ni escribir. Su historia está llena de lucha y superación y ahora se ha convertido en inspiración para todos los pueblos de la Amazonía peruana.

Ilda comenzó su vocación de agricultora con el café en Pacaypite en 1994. En aquel entonces, su manejo del cultivo era diferente al actual. "Hoy tengo un manejo técnico: el café orgánico ha pasado a ser un café biodinámico", afirma. Aunque siempre se reconoció la calidad de su café, no fue hasta hace siete años que comprendió las razones detrás de su excelencia, gracias a la asesoría técnica.
El café de Ilda Huamán se destaca por ser biodinámico, un sistema de producción que va más allá de lo orgánico. El café biodinámico considera al campo como un organismo vivo e interconectado, utilizando preparados a base de plantas, animales y minerales para mejorar la fertilidad del suelo y la salud de las plantas.
El proceso involucra el uso de plantas y flores para lograr un café aromático. "Mi café está llegando a 87 y 88 puntos en taza", detalla. Entre las variedades que produce se encuentran caturra, catimor y pache.

El camino hacia la comercialización no fue sencillo; Ilda comenzó a tostar café de manera artesanal., con la venta de café tostado a una ingeniera de Lima a quien ella recuerda con mucho aprecio: Rosita. La ingeniera, impresionada por la calidad del café, se llevó un kilo para probar y regresó poco después.
La demanda continuó creciendo, impulsándola a aumentar su producción y a buscar nuevos mercados. La falta de un teléfono propio no fue un obstáculo; la comunicación se realizaba a través del número de un ingeniero que le brindaba asistencia técnica.
La exportación a países europeos como Holanda, Italia y Suiza se materializó gracias a los contactos de la ingeniera Rosita, quien fue la que contactó con Keylith Mas Culquin, su principal compradora y la que permitió que el café de Pacaypite llegué a Europa; para ello, recibió el apoyo de la Cooperativa Agraria Sabores del Bosque.

Esta cooperativa, que le brindó asesoramiento técnico, ha sido fundamental en su desarrollo. Actualmente, Ilda Flor exporta aproximadamente 3 toneladas de café cada año, un logro que la llena de satisfacción y la motiva a seguir trabajando con dedicación.
A lo largo de su trayectoria, Ilda Flor Huamán Huamán ha enfrentado dificultades como las plagas que afectan al cafetal, las cuales ha combatido con métodos orgánicos. Para combatir la roya, el ojo de pollo y otras enfermedades, ha implementado métodos orgánicos, incluyendo el uso de foliares, bioles y compost.
Para la broca del café, utiliza trampas con alcohol, agua y café molido. Su compromiso con la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente son valores que definen su producción, a tal punto de convertirse en uno de los pocos cafés biodinámicos de la amazonia peruana.
A pesar de ser iletrada, Ilda Huamán ha demostrado una capacidad excepcional para aprender y adaptarse. "No sé leer ni escribir; sería mucho mejor si hubiera asistido siquiera un día a la escuela", reflexiona.

Sin embargo, su memoria prodigiosa le permite recordar cada detalle y aplicar los conocimientos técnicos con precisión.
Ella sueña con expandir su negocio, desea equiparse con una tostadora y un molino, para exportar café tostado con su propia marca. Este anhelo refleja su espíritu emprendedor y su deseo de agregar valor a su producto.
La valiosa lección que comparte con las mujeres que desean emprender en el sector agrícola es buscar asesoramiento técnico especializado para mejorar la calidad del café.
"Sus recomendaciones lograrán un buen café, así la gente que se entera las va a buscar por la calidad. Muchos me han visitado, prueban y se llevan kilos", afirma.
Su historia es un testimonio del poder de la educación no formal y la importancia del apoyo técnico en el desarrollo del sector agrícola.