Primeros años
Nació en Miraflores y Leoncio Mariscal estuvo largamente relacionado con Barrios Altos, el distrito de su niñez. Muy temprano quedó huérfano de padre, estudió tres años en Buenos Aires, Argentina, y terminaría su educación secundaria en el colegio salesiano Don Bosco del Callao.
Gracias a un sacerdote, muy joven llegó al semanario Caretas. Empezó como ayudante de archivo y se convertiría en uno de sus principales reporteros gráficos. “Él es como un hijo para mí”, decía Doris Gibson. En la revista que ella dirigía con Paco Igartua, Mariscal trabajó durante 13 años.
En noviembre de 1966, cumpliendo la Ley N° 15630, se recibió con el título de periodista profesional-reportero gráfico, de la Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Época de oro
Ocho años después, en 1974, ingresó al diario La Crónica. Y cuando el domingo 11 de agosto de ese año Variedades. Revista semanal ilustrada volvió a la vida luego de medio siglo de pausa, Mariscal figuraba en el postón como su jefe de fotografía. En sus páginas escribían futuras celebridades del periodismo y las letras nacionales, como César Hildebrandt, Mirko Lauer, Nicomedes Santa Cruz y José B. Adolph.
“Leoncio era una persona muy carismática, nunca lo he visto renegar. Siempre te trataba con mucha amabilidad”. Lo recuerda su colega Rómulo Luján. Mariscal llegó a La Crónica cuando ya era “una leyenda en el periodismo gráfico” y dominaba el trabajo tanto en las cámaras de 120 mm como de 35 mm. “Era de la escuela antigua”.
Fue un momento único en este diario, cuenta el maestro Luján. Había una pléyade de reporteros gráficos “con una calidad profesional extraordinaria”, con Carlos ‘Chino’ Domínguez a la cabeza, Leoncio Mariscal, Raúl Sagástegui, Nelson Vela, Rolando Ángeles, Norman Córdova y Humberto Romaní. Todos buscando ‘la foto’.
Mariscal destacaba con su trabajo en el suplemento Variedades, haciendo las portadas que Luján recuerda como “un acontecimiento de los domingos”. El trabajo era arduo en el edificio de la plaza Grau, donde La Crónica y sus suplementos tenían su estudio fotográfico donde se hacían las producciones especiales.
“Leoncio no era un maestro del aula, pero te enseñaba con sus fotos, que era el mejor aprendizaje para nosotros, los más jóvenes: mirar las fotos, eso te queda. Era una escuela”. En esos años, Mariscal ejerció como jefe del departamento de fotografía y editor gráfico en Editora Perú.
En el Congreso
Hasta diciembre de 1993, trabajó en el Diario Oficial El Peruano. Entonces fue destacado como editor gráfico de la Oficina de Prensa del Congreso Constituyente.
“Su aporte ha sido muy grande. Convirtió al Congreso en una agencia gráfica. Es un legado que nos dejó. Nos indicó cómo hacer para que nuestro material se ponga en valor en el futuro, que seamos necesarios para los medios de comunicación y la población. Eso es muy valioso”, comenta Ivette Fashe, encargada del Archivo Fotográfico del Congreso de la República.
Hasta la llegada de Mariscal no existía en el Legislativo un área de fotografía como tal. Con él, el Congreso pasaría a contar con un laboratorio donde se revelaban las imágenes de sus comisiones que luego se distribuían a los medios de comunicación.
Enseñó a su equipo a rotular las comisiones, poner fechas, detallar el contenido de lo cubierto y los nombres de los personajes. Toda esa descripción debía ir en la bolsa de los negativos. “Nos hizo muy responsables con todo nuestro material”, cuenta Fashe. Toda esa labor, explica, les permitió tener un material muy organizado gráficamente.
Labor dirigencial
Mariscal Espinel también fue un activo dirigente de los reporteros gráficos y periodistas (integró la Asociación de Reporteros Gráficos del Perú, la Federación de Periodistas del Perú y fue director de asuntos profesionales del Colegio de Periodistas del Perú).
En uno de sus viajes al extranjero, en Chile, conoció la experiencia de la villa de los reporteros gráfico en Santiago y, desde el Congreso, luchó para reproducir ese modelo en el país y que los fotógrafos tengan una casa. La labor rindió sus frutos cuando era alcalde de Lima Eduardo Orrego y se creó la urbanización Villa de los Reporteros Gráficos. Luego le tocaría hacer otras luchas por lograr los servicios básicos y en esa labor le ayudaron varios congresistas.
Cifras
19 años trabajó en La Crónica, Variedades y El Peruano.
3,735 fotografías de Mariscal ha digitalizado el Congreso (1993-2014) y 1,300 de su etapa en El Peruano.
Más en Andina
(FIN) JVV/RES