El presidente Donald Trump dijo el viernes que Usaid debería "cerrar", en una escalada de su campaña ya sin precedentes para desmantelar la enorme agencia de ayuda al desarrollo internacional.
El gobierno de Trump ha ordenado a miles de empleados en el extranjero de la agencia que regresen a Estados Unidos y ha congelado la ayuda exterior.
Según el New York Times la plantilla actual de Usaid pasaría de 10.000 empleados a unos 300.
Los demócratas dicen que sería inconstitucional que Trump cerrara agencias gubernamentales sin la luz verde del Congreso.
Trump también ha anunciado que quiere cerrar el departamento de Educación.
Estados Unidos destina actualmente unos 58.000 millones de dólares a la ayuda internacional, lo que lo convierte en el principal donante del mundo.
Pero equivale a entre el 0,7% y el 1,4% del gasto total del gobierno, según el Pew Research Center.
Usaid financia programas sanitarios y de emergencia en unos 120 países, incluidas las regiones más pobres del mundo.
Se considera una fuente vital de poder blando para Estados Unidos en su lucha contra la influencia de rivales como China, donde Musk tiene muchos intereses comerciales.
Los republicanos de la derecha dura y los libertarios han cuestionado durante mucho tiempo la necesidad de Usaid porque consideran que es un despilfarro.
Esas críticas se han sobrealimentado desde el regreso de Trump, cuya administración demoniza a los empleados de Usaid y afirma -sin pruebas- que la agencia de ayuda está plagada de fraudes.
"TANTO FRAUDE ES TOTALMENTE INEXPLICABLE", escribió Trump.