Por Sofía PichihuaAsí como el espacio, el océano no ha sido explorado por completo. Las formas de vida en el mar y su biodiversidad fue la mayor motivación de la científica peruana Luzmila Rodríguez Quispe, docente de Biología Marina de la Universidad Científica del Sur, para explorar el fondo marino en una expedición en la Antártida. Contar el pasado de los océanos es un sueño hecho realidad.
Como parte de la expedición Antar XXXI, la científica peruana Luzmila Rodríguez está concentrada en la reconstrucción paleoceanográfica en fiordos antárticos, lo que le permite documentar los cambios glaciares ocurridos en la Isla Rey Jorge, en la Antártida, durante el último milenio.
El estudio busca analizar la relación de estos cambios con eventos paleoceanográficos, es decir, el estudio de los océanos en el pasado geológico de la Tierra, y su impacto en la dinámica de los glaciares para determinar cómo han cambiado los océanos a lo largo del tiempo mediante el estudio de sedimentos marinos, corales, microfósiles y otros registros naturales.
“Como con el tiempo van cayendo sedimento en estas zonas profundas, que son las ideales para este estudio. Se están recolectando estas muestras (de sedimento) para luego hacer un análisis y conocer los componentes, tipos de materiales que se están acumulando a medida que pasa el tiempo y también si hay organismos. Todo ello te va narrando una historia”, señaló la experta en biotecnología de microalgas.
¿Pero por qué se realiza en la Antártida? “Es una zona con temperatura totalmente diferentes a las que encontramos en los lugares donde vivimos, son condiciones extremas, hay glaciares y el cambio climático está afectando esta zona, que es muy sensible. Entonces, estudiar lo que ocurre aquí nos va a permitir conocer lo que podría ocurrir a futuro a nuestro planeta”, manifestó.
Además, siendo Perú un país que también tiene glaciares, este estudio es un primer paso para formular hipótesis sobre lo que podría estar ocurriendo en nuestras lagunas vinculadas con estos glaciares.
Para la recolección se ha usado piston corer, un tubo largo y pesado que se utiliza para extraer las muestras de sedimentos del fondo marino. Los sedimentos tienen unos 3 metros aproximadamente, por lo que se eligieron ensenadas en la bahía de Almirantazgo. En promedio, se usó el instrumento científico en 100 a 121 metros de profundidad. “Hemos buscado los puntos que tenían las condiciones que necesitábamos: que sea profundo, pero cercano a glaciares y que el sedimenta sea suave para recolectar la muestra”, dijo.
Luego, se dejará lo recolectado en la base científica Artigas, designada como la base permanente de Uruguay en la Antártida. Luego, será trasladada al laboratorio de la Universidad de Massachusetts.
Esta investigación, de carácter multidisciplinario, se lleva a cabo en colaboración con instituciones como la Dirección de Hidrografía y Navegación de Perú, la Universidad Federal de Rio Grande (Brasil), el Centro Universitario Regional del Este de Uruguay y la Universidad de Massachusetts-Amherst (Estados Unidos).
Este tipo de estudios también cuenta con un plan de manejo ambiental, que pasó por evaluación de la Cancillería peruana para ser parte de la Expedición Antar XXXI.
“Queremos impulsar la rama de la paleoceanografía en la universidad”, comentó, y aseguró que investigaciones como estas permitirá involucrar también a más estudiantes universitarios de los diferentes países vinculados con el estudio.
El camino de la ciencia
De pequeña, a Luzmila siempre le gustó las matemáticas y mientras se preparaba para la universidad llamó mucho la atención la biología. “Quería biología marina pero no existía en el Perú. Entonces estudié biología”, recordó.
En la Universidad Nacional Agraria La Molina se dedicó al área de biotecnología por su interés por los microorganismos y el uso de instrumentos científicos como los microscopios. Durante su formación universitaria estudiaron muestras del mar y siguió la línea de microbiología acuática. “Empecé a trabajar con microalgas haciendo la tesis y luego en proyectos de investigación para extraer componentes lípidos y después en la elaboración de biodiesel”, señaló.
Se hizo experta en microalgas ya que, como consultora, también se dedicó al plancton marino. Tras consolidar esta experiencia llegó a la Universidad Científica del Sur, donde sí existe la carrera de biología marina.
Es por ello que, como bióloga marina, es un sueño hecho realidad ser parte de expediciones científicas en la Antártida, un lugar clave para esta rama científica. Si bien es su segunda misión, no es fácil llegar.
Además de contar con un sólido proyecto de investigación para la Antártida, los investigadores deben pasar por pruebas médicas y recibir un arduo entrenamiento para sobrevivir en condiciones extremas. “Si te cayeras al agua, por ejemplo, tienes apenas cuatro minutos para ser rescatado porque el agua es tan fría que te puede dar hipotermia y sufrir consecuencias fatales”, recordó.
Las misiones de recolección de muestras también tienen protocolos específicos que debe dominar, como un mínimo de integrantes para cada jornada.
“Hay más oportunidades y estoy viendo a más mujeres participando, liderando proyectos y formándose. Yo tuve un sueño de pequeña de estudiar biología y hoy lo estoy haciendo, y para mí es increíble haber venido a la Antártida en dos oportunidades. Es un sueño realizado para muchos de nosotros los biólogos”, confesó en marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Desde su experiencia, recomienda a las niñas y adolescentes a perseguir sus ideales, y tomar decisiones que la lleven por ese camino. “Luchen por sus sueños hasta que lo puedan cumplir”, concluyó.
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Publicado: 10/2/2025