Jean Marco, un adolescente de 16 años originario de Cajamarca, se convirtió en el primer paciente del año 2025 en tocar la “Campana de la Victoria” en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja, tras superar una batalla de ocho años contra el cáncer.
Diagnosticado con leucemia linfática aguda a los ocho años, Jean Marco Quiroz Durán fue atendido en el servicio de Hematología del INSN desde enero de 2017. Durante este tiempo, enfrentó múltiples sesiones de quimioterapia, transfusiones de plaquetas y hospitalizaciones, así como cinco años de controles periódicos que confirmaron su recuperación total.
Con apoyo de los médicos, enfermeras y todo el personal asistencial de esta área especializada en el manejo de las neoplasias hematológicas y síndromes de insuficiencia medular, Jean logró superar la etapa de tratamiento de quimioterapia en el año 2019. Luego, continuó sus controles estando en observación durante cinco años más, primero cada tres meses, luego cada seis, y en los últimos 3 años, una vez al año.
“Siempre cumplió con su tratamiento, incluso en los momentos más difíciles de la pandemia. Su madre tenía que subir al cerro para conseguir señal y conectarse a las teleconsultas para generar su análisis y la programación de sala, y siempre venía a sus controles”, recordó una de las doctoras que lo atendió.
El adolescente recibió atención integral gracias al Seguro Integral de Salud (SIS), que cubrió el costo de las medicinas y atenciones durante estos años. Jean se une ahora a la lista de pacientes que logran vencer esta enfermedad y simbolizan su victoria tocando la campana ubicada en el octavo piso del instituto.
Una historia de sacrificio y determinación
Pero el adolescente no estuvo solo en esta lucha. Su madre, María Elsa Durán, lo acompañó en cada etapa del tratamiento. Madre soltera, dejó su hogar en el caserío Nuevo San José, Cajamarca, y se trasladó a Lima con sus dos hijos durante el tiempo más crítico.
María está muy contenta por la recuperación de Jean y agradece a los médicos y a todo el personal de salud que atendió a su hijo en todo este tiempo, con un trato amable y dándole ánimo para seguir adelante.
“Nosotros venimos de nuestra tierra dejando todo, pero ha valido la pena, gracias a Dios encontramos gente que nos ayudó a lo largo de este camino”, acotó.
Hoy, este valiente joven, llegó al Instituto para recibir su última atención en el área de Clínica de Día y ver el resultado de sus exámenes de hemograma, con lo cual culminan sus controles.