La conferencia anual sobre el cambio climático inició hoy lunes en Bakú (COP29) con el objetivo de negociar una nueva financiación internacional, pero bajo el impacto del triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos.
La gran cita anual del clima, bajo los auspicios de la ONU, se celebra mientras que el mundo se encamina a batir un nuevo récord de temperatura.
El objetivo de mantener el calentamiento del planeta en un máximo ideal de 1,5 ºC, que casi 200 naciones se fijaron en 2015 en el Acuerdo de París (2015), se aleja ineluctablemente.
Y Estados Unidos podría volver a abandonar ese Acuerdo de París que sostiene todas las negociaciones, como ya hizo Trump durante su primer mandato presidencial (2017-2021).
Además los estatutos de la ONU juegan a favor de Trump, un declarado escéptico ante el fenómeno del cambio climático: Estados Unidos podría abandonar el Acuerdo de París en un año si Trump lo decide al asumir el poder, en lugar de casi cuatro años, como en su primer mandato.
"Las calamidades climáticas son nuestra nueva realidad. Y no estamos a la altura", declaró la semana pasada el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
"El problema es compartido y no se resolverá por sí solo, sin cooperación internacional", añadió este lunes el emisario de la pequeña isla de Vanuatu en el Pacífico, Ralph Regenvanu.
Meses de negociaciones
Durante meses los países asistentes a la COP29 han negociado un borrador de acuerdo para fijar una nueva cantidad de ayuda que los países desarrollados, los que históricamente han emitido más gases de efecto invernadero, deben entregar a los países más afectados.
La COP29 se termina oficialmente el viernes 22 de noviembre.
En 2009, en la COP15 de Copenhague, se acordó que los países industrializados entregarían 100.000 millones de dólares anuales, en ayuda directa o préstamos multilaterales.
Ese volumen de ayuda se alcanzó con dos años de retraso, en 2022, y ahora los expertos afirman que se necesita como mínimo una cantidad diez veces superior.
Esa ayuda debe servir tanto para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, particularmente mediante una gigantesca reconversión energética mundial, como en la adaptación, es decir, la construcción de diques, la adaptación de los hogares a las temperaturas extremas, el uso de cultivos resistentes a las sequías.
Una región como América Latina emite menos del 10 % de gases de efecto invernadero, pero es una de las que más impacto sufre del calentamiento del planeta.
Los desacuerdos son profundos y se están plasmando ya en las discusiones en torno a la agenda de la COP29 de Bakú, según observadores de las negociaciones.
Las negociaciones sobre la agenda, se prolongaron hasta la madrugada de este mismo lunes, alertaron observadores del centro de estudios C2ES.
Además de la cifra de la ayuda, del calendario, las naciones deben ponerse de acuerdo en quién paga.
En 2009 el club de países que asumieron los 100.000 millones de dólares eran poco más de 30, y China se quedó fuera.
Ahora la Unión Europea y Estados Unidos, entre otros, quieren que Pekín asuma parte de la factura.
Países petroleros y anfitriones
El anfitrión de la COP29, Azerbaiyán, es el 28º productor petrolífero mundial.
Es la segunda vez consecutiva que un país productor de hidrocarburos asume la Conferencia de Partes (COP), lo que despierta críticas de las organizaciones ecologistas y de las delegaciones más comprometidas en la lucha contra las energías fósiles.
El año pasado, en Dubái, los países lograron arrancar con dificultades una declaración final en la que se asumía, por primera vez, que los países debían emprender una "transición" hacia el fin de las energías fósiles.
Pero la Agencia Internacional de la Energía (AIE) recordó en su último informe anual que el 80 % de la energía mundial sigue procediendo de esas fuentes (carbón, petróleo, gas).
Tras la apertura, la COP reúne cada año a los líderes mundiales durante dos días. Pero este año no estarán presentes los grandes protagonistas del diálogo climático: ni el presidente Joe Biden, ni el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, ni el francés Emmanuel Macron.
El ambiente de austeridad presupuestaria en los países ricos, las guerras abiertas en Ucrania o Oriente Medio y el resultado de las elecciones estadounidenses han enfriado las perspectivas diplomáticas.
Pero en palabras del patrón de la agencia de la ONU dedicada al cambio climático, Simon Stiell "ninguna economía, ni siquiera las del G20, sobrevivirá a un calentamiento mundial desenfrenado".